¿Huidas pactadas?

Primero Guillermo Padrés Elías, después Javier Duarte de Ochoa. Hasta el más ignorante de la política sabía de los “trastupijes” de ambos exgobernadores, también se conocía de los abusos cometidos al erario público, tanto federal como local. Sin embargo, se les permite huir para después perseguirlos.
 
Uno militante del PAN, otro del PRI. En sus partidos igual de lentos o cínicos, hasta que no saciaron sus apetitos materiales y económicos, inician los procedimientos para expulsarlos de las filas de los partidos políticos que los llevaron al poder ¿Qué les pasa? No en balde doña Margarita Zavala, en el extremo del cinismo, confesaba hace unos días, que todos los partidos políticos son corruptos, unos más que otros, pero todos. De ahí que, nadie debe espantarse.
 
En ambos casos es una vergüenza, se les permitió hasta el cansancio toda clase de tropelías en tanto gozaban del omnímodo poder que les da el poder político de formar parte de la clase gobernante.
 
Asaltan de mil maneras al erario público, al fin y al cabo son reyes en sus estados, reinan y gobiernan. Tienen todo bajo su control; ministerios públicos, poder judicial, contralorías, entidades superiores de fiscalización. Y no es hasta que dejan el poder cuando las autoridades responsables de perseguir los delitos, actúan en su contra, como excepción.
 
La norma, creada por los mismos políticos les da de ventaja un largo año para que auditen la última cuenta pública, lo que les permite, además, borrar toda clase de vestigios que pudieran haber dejado en el camino. Componer lo que les plazca. Más cuando los responsables de perseguir esos abusos, son personas de la confianza de quienes se fueron para que los protejan, al menos para que les avisen sobre las anomalías o investigaciones en su contra.
 
Todo un sistema creado para evadir la acción de la justicia es formamdo por la misma clase política, de ahí uno de los graves problemas, se otorgan ventajas para no ser castigados. Los medios de comunicación daban cuenta de las anomalías que sucedían tanto en Sonora como en Veracruz, pero nada pasaba. Todo seguía con “normalidad”. Ambos se enriquecían con múltiples triquiñuelas; empresarios beneficiados en contubernio dando toda clase de facilidades para hacer “negocio”, incluso con la creación de empresas “fantasmas”. Total, los dueños del sistema tienen todo bajo control y lo mismo sucede en estados en donde no trasciende el escándalo; cada seis años se genera una nueva camada de ricos.
 
La manera de engañar es en verdad ingeniosa, como la que llevaron a cabo en Veracruz. Empresarios coludidos con el poder político del momento. Un ejemplo era la manera en cómo gastaba la esposa del exgobernador Duarte. El empresario le daba una  “extensión o adicional” de su tarjeta a la esposa de Duarte; y la señora gastaba a placer el dinero supuestamente del empresario. Claro, todo era dinero público.
El empresario cobraba dinero público sin hacer obras ni servicios, todo era ficticio; se expedían facturas “apócrifas” y ambas partes gozaban del dinero público. Esta, entre otras, fue la manera en que saquearon las finanzas del Estado de Veracruz. Y si todo se sabía ¿Por qué no actuaron las autoridades competentes? ¿Ineficiencia, ineptitud, incompetencia o contubernio? ¿Huidas pactadas? El problema del sospechosismo crece, cuando se dice que las arcas gubernamentales también sirven para pagar campañas políticas. Entonces no hay quien se salve, según doña Zavala.
 
Con Padrés también fue escandaloso el saqueo al erario público, hasta una presa para captar agua fue construida en su propiedad con dinero producto de los impuestos. Todos sabían, era público y notorio el saqueo en Sonora. Tampoco hicieron nada. En este caso fue peor, tardaron un año para elementar la averiguación previa o carpeta de investigación y aún así se les fue, huyó de la acción de la justicia.
 
Y los dirigentes de los partidos políticos se desgarran las vestiduras para imponer y crear sistemas anti corrupción en todos los estados ¡Qué cinismo! No cabe duda que el problema de corrupción es un verdadero cáncer que corroe desde hace muchos años a nuestro sistema político, con el apoyo de algunos empresarios sin vergüenzas. Ambos se necesitan ¿Qué hacer para detener el mal, si los delincuentes están dentro? Precisamente por eso la delincuencia organizada pudo avanzar tanto, con el contubernio de muchos integrantes del poder político, de lo contrario nunca hubiera sucedido lo que hoy vive nuestro país.
 
Solo con ejemplos claros de procuración y administración de justicia pronta y eficaz, se podrá recobrar la confianza de los ciudadanos. De lo contrario, cada vez habrá un mayor distanciamiento entre ambos componentes de la sociedad mexicana. Mientras tanto, todo parece ser que se trata de la sustracción de la justicia: pactadas.

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