Revuelo, curiosidad y hasta morbo generó la visita de Andrés Manuel López Obrador a nuestra ciudad. Más aun, después de la encuesta publicada en días pasados por Consulta Mitofsky en la que el partido del polémico “Peje” ocupa la segunda posición en preferencia electoral, rompiendo con el histórico bipartidismo que ha prevalecido en el estado.

Dicho lo anterior, vamos a lo que sigue.

He tenido la oportunidad de conocer a diversas personas que integran a Morena Querétaro; unas nacidas en la denominada izquierda “radical”, otras en sectores más moderados, y otras como el dirigente estatal, con una recta e interesante carrera diplomática, pero la mayoría haciendo su primera incursión en la vida partidista. Todos con diversas formas de concebir la acción política; sin embargo, todos unidos en torno a la ideología de AMLO y las buenas intenciones que para algunos como el que escribe pueden sonar utópicas (pero no escribimos para hablar de mí).

Es incuestionable el “don de gentes” y carrera diplomática de Carlos Peñafiel, la formación política y lucha social de Luis Reyes, pero incuestionable me es la inocencia que se funda en las buenas intenciones que tienen. El domingo se vieron al lado de Andrés Manuel viejos conocidos de la política queretana tanto en sus municipios como en el estado.

Los más ubicados: El eterno “wannabe” marquesino, Jorge Lomelí, quien ha pasado por el extinto PARM, PAN y PRI; los expriistas y excalzadistas Juan José Jiménez y Diego Foyo; el diputado del PRD, Carlos Lázaro Sánchez, quien seguramente estaría firmando su renuncia tácita a ese instituto político, así como uno que otro panista de cuyo nombre “no me quiero acordar”.

De los antes mencionados, quizá el único cuya adhesión resulta natural y válida en la sumatoria de voluntades por identidad política e ideológica, además de las evidentes diferencias con la dirigencia de su partido, es la del diputado Sánchez Tapia, pues en el caso de Lomelí Noriega y “expanistas” que le acompañaban, lo único que se puede definir es que su presencia obedece a cumplir caprichos electorales personales, esos que no pudieron obtener en el blanquiazul “haiga sido como haiga sido”; los mismos en que en 2015 le bajaron a Roberto Loyola Vera y Javier Ortega “el oro y el moro” con números “alegres”, dejando a estos últimos con los más ínfimos resultados de la historia electoral moderna, pero eso sí, con las carteras agujeradas por los desfalcos mercenarios.

De los expriistas poco o mucho se puede hablar, por su gris pasado en el tricolor, pues sus posiciones obedecieron, como las de muchos otros, al “efecto PP”, a quien por cierto le voltearon la espalda.

Dice un conocido dicho en política que “Hay sumas que restan”, por lo que creo que la dirigencia de Morena en Querétaro debe ser más selectiva en a quienes les permite aparecer al lado de su líder nacional, pues al menos aquí no entraría para nada el discurso de “La mafia del poder”, ya que esa mafia le escoltaba y hasta fotos se hizo con él.

¿Qué hace pensar a la dirigencia de Morena que estos mercenarios serán leales a sus siglas? ¿Qué coincidencias ideológicas, particularmente de los “expanistas” se pueden encontrar con los postulados de Morena? ¿Será que estos quieren seguirse persignado con la derecha y cobrar con la izquierda?

Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Recuerde no me crea a mí, créale a sus ojos.

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