[Tras la Verdad] ¿A quién culparán ahora?

La semana pasada, el secretario de Seguridad Pública del Municipio de Querétaro culpó a los custodios de valores por el robo millonario del que fueron objeto, por abandonar las bolsas de dinero; ahora que le robaron al Secretario en un módulo, pistolas escuadra, armas largas y equipo portátil de comunicación. ¿A quién culpará?
 
Ni la Secretaría de Seguridad Pública Municipal se salva de la inseguridad pública que sufren los capitalinos. No es para alegrarse, mucho menos para burlarse de lo sucedido esta mañana a la corporación policial, al haber sido objeto del robo, dicen, de aproximadamente 80 armas de fuego y aparatos de radiocomunicación, en uno de los módulos de la zona industrial Benito Juárez. Por supuesto que la preocupación crece ante el abierto enfrentamiento de los delincuentes en contra de la debilidad de los sistemas de seguridad que operan en nuestra capital.
 
Con esta acción delincuencial se puede confirmar la existencia de la delincuencia organizada; sabían bien los movimientos de los policías, entradas y salidas, en qué momento se quedaba el armamento sin seguridad alguna; y así aprovecharon el instante para robar a la policía encargada de la seguridad. Los delincuentes probaron, demostraron que los capitalinos no gozamos de un buen sistema de seguridad, al robarles sin recato alguno, sin la más mínima violencia parte del equipo que sirve a los policías para la seguridad.
 
En este mismo día hubo  otros dos delitos cometidos con arma de fuego en esta ciudad de Querétaro; uno fue llevado a cabo a una tiene comercial y el otro privaron de la vida a una persona. Si bien nada tiene que ver un delito con el otro, lo cierto que los delincuentes perdieron el miedo y actúan con un alto grado de impunidad, sabiendo que difícilmente podrán ser detenidos y sometidos al imperio de la justicia. En ninguno de los tres sucesos delincuenciales hubo detenido.
 
Mientras tanto los medios de comunicación se quedaron con muchas interrogantes, pues de una leve conferencia de prensa les ha resultado imposible localizar tanto el Presidente Municipal como al Secretario de Seguridad Pública Municipal, para responder a un sinfín de preguntas. Aunque, a decir verdad sería exactamente lo mismo si las respondieran, pues la delincuencia ha crecido en la capital e instancias nacionales lo han confirmado por medio de estadísticas; desgraciadamente los delincuentes cometen delitos como el robo en sus múltiples presentaciones sin que la autoridad pueda hacer nada al respecto hasta ahora.
 
Cierto que la sociedad debe ser coparticipe en coadyuvar en la seguridad, al menos personal, sin que ello deslinde a las autoridades de su responsabilidad constitucional prevista en los artículos 115 y 21, que establecen como una de las responsabilidades a cargo de las autoridades municipales de la seguridad pública. Su obligación es ineludible ¿Dónde están las cámaras de vigilancia que reforzarían el sistema de seguridad pública? No se han adquirido. La autoridad municipal, en cambio, incrementó sus fuerzas para sancionar, clausurar, multar y demás al ciudadano queretano; esas medidas si las llevan a cabo puntualmente; parece que el sistema de recaudación es bueno y el de seguridad pública se ha debilitado.
 
Sabemos bien que la delincuencia de turismo, la que va y viene de los estados circunvecinos es grande y por ello más difícil de detectar. Entonces, si bien se sabe de ellos, por qué no implementar un programa de seguridad, de ataque específico para combatir a esos delincuentes que solo buscan a los queretanos para causarles daño.
 
Pero otros delincuentes ya se quedaron en la “plaza”, aquí sentaron sus “reales”; hace poco un queretano fue objeto –entre otros métodos– de un fraude maquinado. Ofreció en venta su vehículo; a su casa acudió el supuesto comprador, con esposa e hijo pequeño; pagó con transferencia electrónica, cuya notificación de pago le llegó a u teléfono; de tal manera que entregó vehículo y documentos; pero ¿Oh sorpresa! La notificación fue falsa y al día siguiente su vehículo ya estaba en venta en un lote. Ante la denuncia que se presentó, el dueño del lote propuso un trato anodino, ya contaban con todos los datos del incauto vendedor. Así las cosas, existe una red de corrupción y delincuencia bien organizada.
 
¿Para qué quieren las armas los delincuentes? Seguramente no las venderán y sí serán utilizadas para la comisión de delitos violentos. En su caso para combatir a la misma autoridad con sus propias armas. Marcos Aguilar Vega, Presidente Municipal nada podrá hacer al respecto, él anda involucrado de tiempo completo en otras cosas, como su probable reelección u otra candidatura, así como en los negocios del municipio con empresas que reditúen ganancias o con clausuras al por mayor, como la acontecida este día a una casa de cuna. Es más, no ha podido resolver la reubicación de los comerciantes de la Alameda Hidalgo. Algo le pasa al presidente municipal. A fuerza de reconocer la verdad, él nada sabe sobre seguridad pública, ahí se requiere un equipo experto en la materia y todo indica que no lo tiene. Entretanto, ¿a quién culpará ahora el Secretario de Seguridad Pública Municipal? Parece que en esta ocasión no tiene a quien culpar.
 
Por eso la insistencia en que la sociedad debe involucrarse en la coadyuvancia con la autoridad, para reforzar la seguridad pública de los capitalinos, informar, prever, denunciar, adoptar medidas personales y familiares de seguridad; eso hará más difícil la comisión de los delitos y que los delincuentes se sigan reproduciendo ¿Y si es delincuencia organizada? Bueno, esa es competencia de la autoridad federal y en su caso de la estatal, de tal manera que la coordinación entre estas instancias de seguridad pública debe existir una perfecta coordinación y ayuda para actuar como un solo grupo y hacer frente amplio en contra de los delincuentes.
 
Solo unidos, autoridades y sociedad, podremos hacer un frente común en contra de la delincuencia; el actuar solos y sin coordinación, es la derrota anunciada. Me imagino a nuestra sociedad, formada por miles de animales comestibles, frente a una pequeña manada de leones, estos escogen a sus víctimas, las destrozan y las ingieren, ante la pasividad de los miles que solo observan los daños a unos cuantos. No seamos una manada, seamos solidarios y unidos en contra de los depredadores.

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