[Tras la Verdad] Alejandra Barrales, destituida del cargo de presidenta del PRD

Para la enorme mayoría de los avezados, interesados e involucrados en la política, pasaron como algo intrascendente la sentencia dictada por la Sala Superior del Tribunal Federal Electoral, cuando en realidad es de lo más importante, dado que formó con Ricardo Anaya y frente electoral, cuando ya existía la orden de que dejara el cargo de presidenta del PRD; por violación a los estatutos de su partido, así que le fijó plazo para que abandonara el cargo.

Es importante dado que Alejandra Barrales, ayudó a armar el Frente para protegerse de posibles “ataques” de sus enemigos, de tal suerte que la señora dejó el cargo el último día que le fue fijado en la sentencia dictada en los autos del juicio SUP-JDC-840/2017, promovido por un militante perredista de nombre Carlos Sotelo. El 9 de este mes de diciembre vencía el plazo, pues para el día 11 debía de esta en funciones la persona que ejerciera el cargo de presidente nacional del PRD. Y si de materia política hablamos, es aún más peligroso, dado que la señora pretende correr a los corruptos que hoy gobiernan, para que entren los honestos; o sea ella y Ricardo Anaya. Sin embargo, a base de triquiñuelas la señora Barrales ejerció dos cargos a la vez, cuando sus estatutos lo prohíben precisamente el artículo 111. Poco le importó violar la normatividad de su partido; ella ocupaba la senaduría y la presidencia nacional del PRD, cuando sus estatutos lo prohíben; expresamente establecen que no pueden ocupar de forma simultánea dos cargos como en el caso que comentamos.

Si a Barrales no le importa violar la normatividad con tal de conseguir sus objetivos, ¿se imagina lo que podría hacer siendo gobernadora de la CDMX? Ese es el enorme peligro que representa esa mujer quien se ostenta con ropaje y discurso de honestidad, cuando para conseguir sus objetivos poco le importa violentar la norma y todo lo que conlleva. De ahí que extraña sobre manera el hecho de que se pase por alto algo de trascendencia o ¿Acaso estamos tan acostumbrados a la impunidad que ya se ve como algo normal? En una parte de la sentencia de emitida por los magistrados establecieron que: “…se estima que lo procedente es vincular a María Alejandra Barrales Magdaleno para que se separe de la presidencia nacional del PRD a más tardar el nueve de diciembre de dos mil diecisiete…”. ¿Más claro? Es inaudito lo que sucedió y que no haya reacciones en contra, sobre todo de aquellos grupos sociales que “brincan” por cualquier cosa que realiza el gobierno de Peña Nieto ¿En dónde están esos defensores sedicentes de la legalidad? Son simple simuladores de activistas y supuestos defensores de la legalidad, en el fondo son coparticipes de estos actos de impunidad.

Y la señora Barrales se esperó hasta el último minuto para lograr la firma del convenio de coalición con el PAN y MC, acto que fuera televisado y aplaudido cuando la firmante había sido sentenciada como culpable; de tal manera que los dirigentes de estos partidos políticos suscribieron el convenio con la dirigente del PRD que procesalmente ya había sido condenada como responsable de violar sus estatutos y vergonzosamente obligada por la máxima autoridad electoral a abandonar la dirigencia de su partido; y nadie espetó, por el contrario los socarrones o ignorantes del derecho le aplaudieron ¡País de cínicos! ¿Podría acaso ser un acto impugnable por estar afectado de nulidad? Ese es otro asunto que los partidos políticos tendrían que analizar.

Como están las cosas y una de las banderas que todos los hasta hoy precandidatos enarbolan como parte de su discurso, es precisamente la honestidad, la transparencia y la intolerancia a la impunidad, no se puede entender cómo una de ellas, que hoy día es aspirante a gobernadora, pueda mentir sin disimulo sin sanción política de sus compañeros de partido ¿Hasta dónde llega el contubernio? Luego por qué a la señora Alejandra Barrales le han tolerado semejando acto de corrupción ¡Claro que sí lo es! Ella bien sabía que no podía ejercer simultáneamente dos cargos de elección, el de senadora y el de dirigente nacional de su partido; poco le interesó violentar su norma, hasta que un militante de su propio partido la impugnó y tuvo que ser la autoridad electoral quien la obligara a dejar el cargo, so pena de ser sancionada si no lo hacía. Nadie se inmutó, nadie se quejó, todos los perredistas felices y sus cómplices o “compinches” armando el convenio de coalición para que lo firmara a sabiendas de la existencia de la sentencia que le fue impuesta por quebrantar la ley, resolución en la que fue considerada responsable de violar la norma. Un caso indiscutible de doble moral de los políticos.

Claro que Alejandra Barrales no fue inhabilitada para competir por un cargo de elección popular y tampoco fue suspendida en el ejercicio de sus derechos políticos. Más no hay necesidad de ello, la simple sentencia condenatoria debiera ser más que suficiente para que en su partido la hayan sancionado, pero en este país de cínicos todo es posible. Sin embargo, es necesario que en este caso y todos los demás que resulten, se den a conocer a la sociedad para que, el día de mañana conozcan bien a bien por quién van a votar y no dilapiden el sufragio apoyando a políticos que cínicamente violentan la norma y no le trae aparejada mayor consecuencia legal, como fue con Alejandra Barrales, que fue literalmente corrida de la dirigencia nacional del PRD, por haber quebrantado sus estatutos. A cambio dejó la dirigencia con aplausos por participar en la firma de un convenio de coalición, sin contar antes con los otros dos que están registrados en el INE, como fue el Frente Ciudadano que no tuvo nada de ello y el primer intento de coalición del pasado 20 de noviembre. Y eso que aún no empiezan las campañas, al menos formal y legalmente. ¿Qué nos espera?

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