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Siempre es grato saber que me hacen el favor de desgastar sus miradas en mis letras, sea por gusto, por morbo o por sistema, mis más sentidos agradecimientos. Y sin más, entremos en materia.
Mucha agitación causó la visita en días pasados del dirigente nacional del Partido Acción Nacional, Ricardo “El Cerillo” Anaya, quien, fiel a su apelativo, vino a incendiar el clima político en el estado con temerarias declaraciones a favor de Marcos Aguilar Vega, a quien calificó como un actor importante para su partido.
Pareciera que al “Cerillo” le ha hecho mucho daño andar tanto en las nubes y alejado del terruño, ya que cualquiera con tres dedos de frente sabe que el “Aguilarato” es la carga más pesada con la que tendrá que lidiar el blanquiazul con miras al 2018.
Dichas declaraciones de Anaya ya encontraron “eco” en los diversos actores del panismo local, quienes tienen muy claro que Marcos Aguilar debe de hacerse un lado en el proceso electoral venidero, sintiendo que la ambición del “Cerillo” y los acuerdos económicos sobrepasan los “pactos de caballeros” que ya se tenían para mandar a Aguilar Vega a la banca.
Por un lado, el equipo del gobernador Domínguez ha tomado el impulso que pretende dar el “Cerillo” a Aguilar a través de los comités estatal y municipal de Querétaro (que obedecen al Anayismo) como un franco reto al poderoso gobernador que, dicho sea de paso, ha demostrado músculo a nivel nacional, lo cual daría el cerrojazo final a las posibilidades de apoyo de Domínguez a la candidatura de presidencial de Anaya, situación que exhibiría que “no es profeta en su tierra”, si de por sí la relación con el gobernador era meramente “institucional”, ahora quién sabe.
En el caso del diputado federal Armando Rivera, quien sigue siendo, aunque a muchos no les guste, un hombre fuerte en el PAN queretano, las reacciones no se hicieron esperar, pues ha invitado públicamente a que Marcos Aguilar se vaya a su casa ante los cuestionamientos de opacidad y corrupción que penden sobre su cabeza.
Pero más allá de lo que el diputado pueda sentir en sus adentros respecto a Marcos, el apoyo, del Cerillo a este personaje también pone en riesgo la alianza Anaya-Rivera, ya que quien dicen los que conocen a Armando, “perdona pero no olvida”, y podría tomar medidas al respecto que no favorecerían a los candidatos blanquiazules.
Sin duda alguna, Anaya está a tiempo de recular en su intervención en el estado, aunque conociendo el pragmatismo que le caracteriza, poco o nada le importa lo que suceda en Querétaro, pues sus ojos están en Los Pinos.
Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Y recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos.
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