El panista que fuera Presidente Municipal en San Blas, Nayarit, Hilario Ramírez Villanueva, en un mitin realizado hace algunos días dijo que, cuando fue Presidente Municipal: “sí robé, pero poquito; sí le robé, sí le robé, sí le robé a la Presidencia”.
“Layín”, como le conocen, va por una segunda elección. En el audio y video que circula en las redes del You Tube (tu tubo) se oye claramente cómo el “Robin Hood” reconocía que había robado del presupuesto y como justificación argumentaba que: “lo que una mano robaba, la otra lo entregaba al pueblo”. Los asistentes -panistas seguramente-, aunque ahora va como candidato independiente, le aplaudían por esa absurda y aviesa que no traviesa confesión delincuencial.
Más tardó en confesar su mala conducta en ese mitin, cuando recibió una llamada para “desdecirse” con el argumento de que, lo dicho había sido una broma. Que lo dicho allá en San Blas, Nayarit, no era cierto. Sin embargo, una vez que el señor Hilario hizo tal confesión pública, trascendido que en la administración municipal que encabezó dejó cuentas pendiente hasta por 20 millones de pesos sin comprobar.
En su cínica confesión también acepta que, como el presupuesto era muy poco, no pudo robar más, ese Municipio, recalcó, es muy pobre. Vaya que hemos conocido a más de algún político o empresario corrupto de semejante “talante”, pero como el de “Layín”, ninguno. Los ladrones siempre tienden a negar que meten mano en el presupuesto o que inflan los presupuestos para el diezmo, como lo dieran a conocer apenas hace un par de mese los mismos diputados federales panistas. Y aún así lo siguieron negando hasta que se olvidó el asunto mediático.
No en balde muchos han sugerido que todo aquel que pretenda un cargo de elección popular, además de cumplir con los requisitos constitucionales y legales, debe estar investido de autoridad moral, de excelentes precedentes, sin arribismos, de probada ética y honestidad. No les falta razón, los dicho y reconocido por “Layín” es una muestra palpable de lo que seguramente muchos otros han hecho los mismo, aunque nunca lo reconozcan.
Ahora que los legisladores queretanos están en proceso de reformar la Ley Electoral del Estado, bien podrían poner atención y encontrar alguna fórmula que evite, en lo sucesivo el arribo de semejantes ladrones a los cargos públicos de elección popular. Sabemos que no pueden exigir más requisitos que aquellos previstos por la Constitución Federal, pero también sabemos que lo pueden hacer adicionando algún otro requisito; para muestra está ese que quiere imponer el grupo panista llamado “antidoping”.
Solo es cosa de que busquen, argumenten, se decidan y lo plasmen en la nueva normatividad electoral. Tienen un buen ejemplo y pretexto para hacerlo: el caso “Layín”.
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