Primero a través de las redes sociales, después por los medios de comunicación tradicionales se difundió el “impacto de bala” en la camioneta propiedad del senador Francisco Domínguez. Incluso él mismo muestra unas fotografías.
El asunto si bien sorprende por tratarse del vehículo de un senador, lo cierto es que nada en concreto existe para hablar de un “atentado”. Es más, se atenta en contra de la vida no de un objeto inerte; de tal suerte que nada se intentó en contra del hoy quejoso.
Personajes de la vida política de inmediato se pronunciaron y hasta ahora nadie cree que se trate del supuesto “atentado”. Sin embargo las autoridades deberán tomar nota y actuar de inmediato a fin de evitar que el asunto, como la lo pretenden algunos oportunistas, lo trasladen al ámbito político.
Hay quienes opinan que se trata ya del “fuego amigo” para evitar que Francisco Domínguez desista de su interés por la candidatura de su partido al gobierno del Estado para el proceso electoral que pronto está por iniciar. Dejando así el camino libre al grupo de “Garridista” y a la cabeza a su ex secretario particular, Ricardo Anaya Cortés, hoy Secretario General del PAN y diputado federal.
Esta conjetura o “calentura” también es caer en el juego de la especulación. Nada es cierto hasta ahora. Nada sencillo será para la autoridad investigadora de los delitos saber el origen y destino del impacto en el vehículo del senador.
Otra hipótesis más. No ha faltado quien especule y afirme que se trata de un auto atentado, asegurando que es para subir los “bonos” del senador que andan alicaídos. También es una aventurada tergiversación de los hechos, el senador tiene una amplia ventaja de simpatías entre los panistas por encima de su más cercano seguidor, precisamente Ricardo Anaya; además la mayor parte de la estructura de ese partido está con quien fuera presidente municipal de la capital y endeudara al Municipio con más de 500 millones de pesos para liquidar a poco más de 600 empleados que le dejó la administración de Armando Rivera.
El asunto no ha calado en la sociedad como tal vez esperaba el mismo senador, quien dio a conocer este hecho por medio de las redes sociales. Si bien no debe minimizarse, sí debe actuarse a la brevedad para saber bien a bien de dónde salió esa “bala perdida”, dicen otros que saben del asunto. O ¿Acaso tendrá problemas personales que hayan provocado la advertencia? Y así puede seguirse especulando. La sociedad necesita la verdad cualquiera que esta sea.
De donde provenga el proyectil, debe precisarse para terminar de una buena vez con las especulaciones, de las cuales más de alguno se ha alegrado y aprovecha para intentar restarle popularidad al senador. Incluso si se trata de “guerra sucia” debe terminarse.
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