Después de los jaloneos por presidir lo que parecía el último periodo del tercer tercio del año legislativo, los diputados se acogen a un acuerdo “hibrido” que modifica el esquema que venían aplicando: mesa directiva por año. Ahora serán varias mesas directivas las que transitarán durante el último año.
Lo más interesante del acuerdo “suigéneris”, que Marco Antonio León Hernández, será quien presida las distintas mesas directivas; cambiarán desde vicepresidentes hasta suplentes, pero el diputado que sostiene una importante pugna con la dirigencia de “su partido” Movimiento Ciudadano, si no cambian de opinión los legisladores, será quien estará entregando la estafeta a la siguiente Legislatura.
Van y vienen las hipótesis del porqué Marco Antonio León; hay quienes comentan que no representa a nadie en la Legislatura; que su problema con la dirigencia de su partido hará lo que sea para molestarlo, ya que lo acusan de todo, aunque no le prueban nada; que León Hernández ya no buscará otro cargo de elección popular, por eso lo dejan al frente de la mesa directiva; otros más afirman que solo Marco León puede atajar el “coqueteo” anticipado de la dirigencia de su partido con el PAN, para formar alianza electoral que no política; etcétera.
Otros comentan que está en puerta la elección de dos cargos “importantes” por parte de la Legislatura del Estado, como lo es el nombramiento del Contralor del Instituto Electoral del Estado de Querétaro y del Oficial Mayor del Tribunal Electoral, de ahí la negociación para que Marco presida la mesa directiva y los grupos mayoritarios salomónicamente decidan uno para cada uno; en ambos casos serán electos por votación calificada de los diputados.
A decir verdad, jurídicamente estamos hablando de una indebida intromisión de los legisladores en dos organismos electorales; uno eminentemente que goza de autonomía constitucional y le imponen a quien –teóricamente- controlará internamente los dineros del IEEQ, llevará juicios administrativos de responsabilidad con capacidad sancionadora y resarcitoria; empero, este tendrá “encima” al Titular de la Entidad Superior de Fiscalización, que también es designado por la Legislatura. Vaya pues con los acuerdos parlamentarios.
Y el Oficial Mayor del Tribunal Electoral que está a punto de iniciar sus funciones, también será designado por los legisladores. Este servidor público será el responsable de la administración del personal y de los recursos públicos que estén a cargo de un nuevo organismo. Está elección de persona de confianza de los legisladores, dicen los que saben, también quedó sujeta a la negociación parlamentaria.
Mientras tanto el proceso electoral ha dado inicio y las etapas procesales consecuentemente. De ellas estaremos comentando con ustedes con mayor frecuencia dado el nerviosismo de los actores políticos.
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