Suena interesante y hasta impactante. “Crimen de Estado”. Sin embargo, la mayoría de quienes hoy hablan del “Crimen de Estado” cometido en contra de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, ni idea tiene de cómo está formado el Estado.
De acuerdo a la teoría política el Estado se conforma de tres partes fundamentales, a saber: territorio, población y marco jurídico (gobierno) para organizarse. De tal suerte que podemos afirmar que México o los Estados Unidos Mexicanos, sí es un Estado. Cuenta con los tres elementos que lo conforman.
Como ejemplo de crímenes de Estado se ha dicho hasta la saciedad que las muertes de Matin Luther King y John Fitzgerald Kennedy, sí fueron crímenes de Estado, planeadas desde el mismo epicentro del poder público y político, con el propósito de cambiar o mantener el rumbo o estatus de una nación. Crímenes que fueron planeados y ejecutados por personajes que se desenvuelven en la cúpula del mismo poder político y gubernamental.
En México se ha intentado afirmar que el crimen de Luis Donaldo Colosio Murrieta, fue un crimen de Estado, sin embargo hasta ahora solo son especulaciones que no han podido demostrar.
Hubo quien llegó a grado tal de confundir al Estado, que rayó en el más absolutismo y autocrático radical en el año de 1655, el Rey de Francia Luis XIV, quien afirmó: “El Estado soy yo”. Aunque hay quienes afirman que nunca lo dijo. El hecho de confundir el Estado con la persona que en ese entonces ejercía el poder en Francia, el mismo Rey. Parece que sigue siendo vigente hoy en día -para muchos que gustan del protagonismo político- la confusión de qué es y quién es el Estado o cómo se conforma.
Con el execrable asesinato de los normalistas de Ayotzinapa, ha dado pauta para que los protagónicos, ignorantes o confundidos con lo qué es el Estado, aseguren que el homicidio colectivo de esos estudiantes a manos de la delincuencia organizada, fue un crimen de Estado. Preguntaría para estos criterios equívocos o mal intencionados ¿Cuál sería el objetivo del Estado terminar con la vida de esos jóvenes estudiantes? Ninguno, simplemente ninguno.
Que el Presidente Municipal de Iguala, José Luís Abarca y su “recua” de policías hayan estado involucrados con la delincuencia organizada y que el Gobernador con licencia Ángel Aguirre haya sido omiso en su responsabilidad de gobernar con seguridad a los guerrerenses, nada, pero absolutamente nada tiene que ver con un crimen de Estado la muerte de esos estudiantes.
Como bien lo afirmó el Procurador General de la República en la conferencia de prensa cuando un periodista le preguntó si se trataba de un crimen de Estado la muerte de los estudiantes; aquel le respondió sin titubeos y categóricamente que Iguala no era el Estado Mexicano. Conclusión: ¡No se trata de un crimen de Estado la muerte de 43 inocentes a manos de la delincuencia organizada!
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