Es una absoluta verdad y a nivel mundial es exactamente lo mismo: a nadie le gusta pagar impuestos. Sin embargo, dice Agapito Gómez Villanueva -de origen español- que a él le gusta pagar impuestos, sobre todo cuando disfruta de magnas obras realizadas por el gobierno. Claro que también –como en México- critica acremente los altos salarios de la élite burocrática y el exceso de esta.
En el 2011, el magnate Warren Buffett, escribió el 14 de agosto en el periódico The New York Time, que sería bueno que los más ricos paguen más impuestos y “dejen de ser mimados por el gobierno” y contribuyan pagando más impuestos. Entre otras cosas para pagar el déficit y hacer más obras. Y es que, dijo que en el año 2010 solo pagó el 17% de sus ingresos, cuando que su fortuna se eleva a los 500 mil millones de dólares. Reconoce este señor lo poco que paga en relación con la gran masa sus ingresos. Otro caso excepcional como el de Agapito Gómez.
En México, sin embargo no se escuchan voces similares a las de estos señores, que a decir verdad en sus propios países suenan discordantes con la enorme mayoría de aquellos que odian pagar impuestos. Aquí ni esas excepciones se oyen, menos se dan a conocer.
Es de todos conocido que gran parte de los ingresos de la hacienda pública federal que llega a los Estados y municipios, provienen de la recaudación del impuesto al petróleo; vamos, nuestra economía está petrolizada. Con las reformas estructurales promovidas por el Presidente de la República, se busca poco a poco romper ese cordón umbilical que incluso depende de los vaivenes de los precios del petróleo a nivel internacional, como ahora sucede al caer su precio a más de la mitad, lo que sin lugar a dudas será un duro golpe para la economía nacional.
En el sexenio de Calderón, Pemex aportó a la economía nacional 539 mil 300 millones de dólares; y pagó de impuestos el 71.5%. Esa es la proporción de los ingresos y egresos petroleros. En conclusión economía petrolizada. Sin embargo gracias a la reforma de Peña Nieto llegará a bajar hasta el 10%, con el paso del tiempo. Por eso es aún más importante el pago de los impuestos en México, si es que queremos crecer como país.
Y si a ello le agregamos que los mexicanos debemos pagar impuestos federales, estatales y municipales, la cosa se pone peor en cuanto a al rechazo de pagar los impuestos. Para consuelo nuestro es la misma reacción a nivel mundial, no es privativo de los mexicanos.
Pero ¿Cómo hacer para que México cuente con mejor infraestructura carretera, hospitalaria, educativa, de seguridad, etcétera; si no queremos pagar impuestos? Vaya encrucijada. Al final considero que si bien debemos de pagar impuestos, tenemos derecho a exigir mejores servicios en los tres niveles de gobierno; además, una mejor proporción en los porcentajes de pago, dejar de consentir a los millonarios y por qué no, pensar una vez más la posibilidad de bajar los impuestos, así el mexicano tendría más dinero en su bolsillo y gastaría más; y el gobierno más ingresos; de lo contrario, si el impuesto es alto, baja el gasto familiar y se estrangula la economía de casa. Total ¡Hay que pagar los impuestos! Y como dijo Agapito, a disfrutar de las buenas obras y servicios que prestan los gobiernos.
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