Hasta el cansancio, los exdiputados integrantes de la LVII Legislatura local presumieron que por primera vez en la historia el Poder Legislativo tendría su edificio propio, empeñándose en construir el inmueble en el que se albergara a todo el personal y por supuesto a los 25 legisladores.
Los exdiputados se salieron con la suya. Dijeron entonces que el costo había sido de 219 millones, 911 mil, 493 pesos. Marco Antonio León Hernández, último presidente de la Mesa Directiva, aseguró que el pago postrero que harían ellos, sería de 50 millones, 769 mil, 360 pesos. El mismo legislador dijo -28 de junio pasado- que: “anteriormente, ya se había realizado un pago de 24 millones 145 mil, 729 pesos; sin embargo, para alcanzar el monto final del inmueble, se deberá hacer un pago anual, que será depositado en abril de cada año, por aproximadamente 27 millones de pesos, con lo que en total se cubriría un costo de 523 millones 817 mil, 840 pesos”; y “El resto de la deuda debe pagarse en abril de cada año por un monto de 27 millones 569 mil, 360 pesos, el cual ya está establecido en el contrato”.
Todo un galimatías financiero. Total que de los supuestos 219 millones, 911 mil, 493 pesos que sería la deuda -dijeron los exdiputados- el monto se fue a un mil, 102 millones de pesos, de acuerdo a la información publicada por el periódico Capital Querétaro, derivada de la petición de información pública que solicitaron ¿Entonces, por qué creció la deuda de manera escandalosa? Los diputados de entonces jamás informaron nada de ello, nunca comentaron el enorme y abultado costo de la deuda para que, según ellos, el Poder Legislativo tuviera por primera vez su propio edificio en 190 años.
¿Acaso hubo “cochupos” entre los exlegisadores y por eso nunca dijeron la verdad? Una deuda que seguirá pagando el presupuesto público durante 18 años más ¡Inconcebible! La deuda solicitada por el gobierno de Enrique Burgos para darle los servicios básicos al Centro Sur, tuvo un costo menor, pidieron un crédito de mil millones; y resulta que un solo inmueble, defectuoso y mal planeado, tiene un costo superior ¡Vaya irresponsabilidad de los 25 exlegisladores!
¿Fraude, engaño o torpeza? No es posible ni creíble que ese inmueble tenga un costo superior a los mil millones de pesos. Por otro lado, tampoco fue cierto que la Legislatura no haya tenido su propio inmueble. En el gobierno de Rafal Camacho Guzmán, se le dotó del inmueble y que abandonaron, ubicado en la esquina de Cinco de Mayo con Pasteur. Que las escrituras estaban a nombre del Poder Ejecutivo, es cierto, sin embargo siempre fue la costumbre dado que ese Poder era quien ejercía el mayor presupuesto, podía comprar y vender a su antojo, lo que no hacían los otros Poderes. Pero la Legislatura sí era dueño del inmueble que abandonó, solo era cuestión de tirar nuevas escrituras y ya. Otra irresponsabilidad más. Se quedó con el bien el Poder Judicial.
¡Fue capricho! El que los indujo a tener un edificio nuevo, moderno y a su gusto, no a las necesidades del servicio lo que llevó a esos 25 legisladores a endeudar al erario público de manera escandalosa por más de mil millones de pesos ¿O el deseo de hacer negocio?
Habrá que recordárselos ahora que busquen nuevamente cargos de elección popular. Mientras tanto, los actuales legisladores se han quejando del nuevo espacio donde trabajan, además de mal hecho –según su dicho- nada funcional y para colmo se les fue “chueco” con eso del asentamiento; y por dentro ha tenido que ser reparado; para colmo, el mantenimiento es sumamente costoso. Total un verdadero fracaso, un desastre el supuesto edificio moderno y funcional.
Para la historia serán recordados los exdiputados, así como le inmueble -supuestamente el primero en 190 años- como el más costoso de que se tenga antecedente alguno. Y para colmo, el órgano de fiscalización de la Legislatura, continúa rentando otro inmueble, sí la Entidad Superior de Fiscalización, no tuvo espacio para albergarlos; así que aun seguirán pagando renta del presupuesto público. Los exlegisladores no resolvieron el problema que ellos mismos crearon y plantearon. Esperemos que en la cuenta pública sean observados los exlegisladores por ineptos.
Por eso la interrogante: ¿Fraude, engaño o torpeza? Habría que preguntarle a quienes hoy ocupan otros cargos públicos. ¿Qué fue lo que pasó? Ahí está Guillermo Vega Guerrero, presidente municipal de San Juan del Río, o Braulio Guerra Urbiola, diputado federal, o cualquiera otro que hoy día continúa en el servicio público.
Y es que los actuales diputados no han querido culpar a ninguno de sus antecesores, simplemente hacen acres críticas de las maldades de aquellos que estuvieron en su lugar sin mencionar nombres, sin inculpar a nadie. ¡Ah, política de compromisos!
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