Guadalupe Loaeza y Denisse Dresser, entre otras mujeres “del ala de la izquierda”, califican a AMLO como peligroso, ignorante e intransigente. Seguramente les faltaron adjetivos calificativos como sectario y mesiánico, entre otros más.
Viene a colación esta manera de describir a AMLO por parte de mujeres de la izquierda mexicana –aunque Dresser más parece panista– por lo que ha expresado AMLO en sus últimos días de campaña a la Presidencia de la República en varios estados. Hoy lo hizo de nueva cuenta –en el Estado de México–, la advertencia y amenazó al PRD, a Movimiento Ciudadano y al PT para que se decidan y se sumen a las campañas de los candidatos de Morena, pues de no hacerlo “ahora”, mañana será tarde.
Rematando con aquellas frases de: si te unes a AMLO y a Morena eres parte del pueblo honesto –primero él, después su partido–; si no lo haces, formas parte de la mafia, de los corruptos. El sectarismo se fortalece y continúa caracterizando la “ideología” de AMLO, quien se radicaliza en extremo. Entiéndase: si no están conmigo, ustedes son los malos; AMLO y sus “fieles” –sus seguidores– son los buenos. ¡Yo estoy con el pueblo; ustedes con la mafia!
De esta manera lo hizo –una vez más– este día en el Estado de México, amenazando al PRD, para que su candidato decline a favor de Delfina, de lo contrario “mañana” ya no habrá coalición. Sin lugar a dudas son “dogmas de fe” que deben cumplir los seguidores del AMLO para ser “bendecidos” e incluidos en la lista de los buenos. Estás con Dios o con el Diablo, dice un dicho entre quienes profesan religiones. No hay una tercera opción; quien está con AMLO es bueno y forma parte del sacrificado pueblo; el resto son los corruptos, aquellos que no están con el pueblo son la mafia. La exclusión antes que la inclusión. Esa “filosofía política” se define como radicalismo puro; ahí está el heredero de Chávez en Venezuela, Nicolás Maduro. Ahí están las consecuencias del radicalismo, el pueblo muriendo de hambre, sin alimentos, sin trabajo, sin dinero, sin inversiones y enfrentado.
Los números de las encuestas o los porcentajes –lo poco confiables que resultan ser– respecto de las preferencias en el Estado de México, se mueven. Quienes elaboran las encuestas dicen que Josefina Vázquez Mota va en caída libre, bajando en las preferencias electorales –solo a Ricardo Anaya se le ocurrió imponerla de candidata.
Juan Zepeda, candidato del PRD, ha remontado a Josefina VM en las preferencias electorales; sigue al alza, aunque probablemente no le vaya a alcanzar. De tal suerte que los simpatizantes de estos dos candidatos pudieran tener el voto decisivo, sumado al de los indecisos.
Alfredo del Mazo, candidato del PRI, continúa arriba con un pequeñísimo margen en las preferencias; seguido de Delfina Gómez; otros dicen que hay un empate técnico. Como quiera que sea, parece que la competencia es entre estos dos candidatos. Por eso le urge a AMLO convencer a los “partidos de izquierda” para que se sumen a su proyecto político en busca de la Presidencia de la República y, de paso, apoyen a Delfina.
AMLO es quien en realidad lleva la campaña político-electoral en el Estado de México, bien sabe que ahí se está jugando su futuro político; salvo que quiera otros seis años más de campaña y vuelva a protestar como el “Presidente legítimo”, cargo que protestó cumplir y hacer cumplir, pero en el camino lo abandonó para continuar su campaña, como ahora lo hace. Y es que AMLO ha vivido como rey por más de 12 años continuos; se pasea, no trabaja, tiene personal a su cargo, recibe múltiples donaciones económicas sin pagar el Impuesto Sobre la Renta y todavía le pagan por controlar a sus obedientes huestes. Así cualquiera quisiera estar de campaña permanente. Seguramente pasará a la historia como el candidato que duró más años en campaña y nunca ganó la elección, por eso se inventó el cargo de “Presidente legítimo”.
Conclusión. Seguramente AMLO dejó dubitativos a sus exaliados de izquierda, María Alejandra Barrales Magdaleno, Dante Delgado Ranauro y Alberto Anaya Gutiérrez. Urgentemente se estarán reuniendo para acordar sumarse a la campaña de AMLO, de lo contrario formarán parte del multimillonario grupo de mexicanos y mexicanas calificados como “los corruptos” y nadie quiere ser adjetivizado con semejante epíteto, tampoco descalificado. Anaya debe –aunque no puede– estar “jalándose los pelos” por haber impuesto a Josefina. Y a menos de un mes del día de la elección, su candidata ya perdió; y no creo que los panistas se sumen a la candidatura de AMLO. El Estado de México es clave para la composición y recomposición de las fuerzas políticas, de ahí el gran interés que genera en todos los partidos políticos, sin dejar de lado los otros estados que también están en juego.
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