Apenas la semana pasada dos de los actuales diputados locales del PAN, anunciaban estar dispuestos al “dedazo”, para evitar contiendas internas que los dividan, sin embargo un grupo de panistas inconformes alzó la voz en contra de éste método.
Y por si lo anterior fuera poco, otro panista consentido –ex presidente municipal y ex diputado local y federal- se ve inmerso en problemas personales que podrían llevarlo a la cárcel, dada la denuncia penal que presentaron en su contra por asuntos de corte personal y familiar -según el trascendido- por el delito de fraude.
Estos sucesos contrastan con la imagen mediática que presentara otro grupo de panistas la semana anterior, en la que presumían la “unidad” como herramienta elemental para el proceso electoral dentro de sus filas. Los hechos tiraron por tierra la pretendida imagen de unidad -así lo advertíamos- por excluir a personajes del PAN que son elementales y no estaban en la fotografía de la “unidad”, evidenciando con ello lo contrario.
En lo personal, Miguel Ángel Martínez Peñaloza, me ha parecido una persona decente, sin embargo, resulta que fue denunciado por hechos presuntamente delictivos. Por supuesto él se dice inocente. Y como no somos Ministerio Público ni Jueces, serán las autoridades competentes las que decidan la suerte de este personaje consentido del panismo.
Vaya que políticamente debe preocuparle este caso al líder nacional del PAN, Ricardo Anaya Cortés, dado que es una de las personas de su confianza que ocupa una cartera importante dentro del Comité Ejecutivo Nacional de ese partido. Apenas se empezaba a olvidar aquella plática telefónica que sostuvo Martínez Peñaloza, con el veracruzano y renegado priista Miguel Ángel Yunez, sobre la transferencia –de mano en mano- de millones de documentos que le serían entregados en un “una maleta”; conversación telefónica que fuera difundida por los medios de comunicación. Todos por supuesto pensaron que se trató de dinero y no de documentos.
El mismo Ricardo Anaya, en entrevista que le realizaron la semana pasada reconocía que lo más difícil entre panistas era llegar a los arreglos y eso los desgastaba mucho. Su afirmación quedó confirmada con la abierta inconformidad de panistas queretanos que se oponen al “dedazo”, forma “democrática” que volvió a reiterar Germán Borja, está dispuesto a aceptar, si es llegado el caso.
Lo cierto que a nadie le agrada el “dedazo” como forma de elección interna de los candidatos, sin embargo es una manera efectiva siempre y cuando el operador político sepa conducir los procesos de selección y llegue a conciliar a todas las partes interesadas en la candidatura. De lo contrario el resultado es el que se está dando en las filas del PAN: inconformidades que abrazan la división y destruyen la unión.
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