Hace buen rato abrieron las puertas aquellos que buscan una candidatura al interior de su partido con el propósito de ser vistos y conocidos por quien el día de mañana será el electorado, de tal suerte que “los porristas” desde entonces no cesan en brindar apoyos y las especulaciones van y viene.
A unos “inflan y a otros desinflan” con solo verlos en una fotografía o por una declaración del “suspirante”; hace valoraciones a “vuelo de pájaro” porque ya se tomó la fotografía con tal o cual personaje de la vida política. Que ya bajaron de sus aspiraciones a este o aquel; o que siempre no buscará tal candidatura, que ahora será la “pluri” por ser segura.
Que aquel “suspirante” no es de los afectos del comentarista, crítico o “chismoso”, entonces no le dan oportunidad ni de una suplencia a quien sabemos hace lo posible por alcanzar su sueño: la candidatura. Otros más de “vista corta” solo alcanzan a ver hasta donde les es posible, sin poder observar lo que hay más allá de las simples señales, muchas de ellas erróneas con toda intención.
Hace ya algunos meses vivimos “campañas soterradas” que, por respeto a los marcos normativos en materia electoral se abstienen de pedir el voto o de apoyarlos en sus abiertas aspiraciones, por temor a ser descalificados e inhabilitados el día de mañana por la autoridad electoral, como ha sucedido en otras entidades de la república mexicana. Los personeros sin embargo, abusando de la “libertad de expresión, de imprenta y de manifestación” gastan y gastan tinta apoyando a los “suspirantes” de sus afectos.
Nombres van y nombres vienen, sobre todo de aquellos que hoy día ocupan algunos cargos públicos y los catapultan a otro, como si dentro de los partidos políticos no hubiese más “suspirantes” que aquellos que por las redes sociales traen un activismo político frenético. Y, por supuesto que en los partidos con posibilidades de triunfo hay muchos militantes que también están interesados y con posibilidades de alcanzar las ambicionadas candidaturas; pero, como no están a la vista de las cámaras, simplemente son ignorados por ignorancia de los “promotores gratuitos”.
Aún faltan varios meses para que lleguen los tiempos de precampañas y se oficialicen los nombres de aquellos que sí competirán por las candidaturas; aún falta que los partidos políticos decidan los métodos de elección interna; falta tiempo para conocer a los principales contendientes, estos seguramente influirán en la “nominación” de aspirantes. En el ámbito de la especulación todo está permitido si se realiza con rigor científico, pero cuando ese rigor se norma por el “hígado”, carece de toda veracidad ¡Ah! Pero cómo engañan, más de alguno se va con la “finta”.
Quienes poco conocemos de estos menesteres, sabemos que la prudencia debe prevalecer sobre las emociones. Los tiempos procesales están enmarcados en las normas electorales y este poco a poco se agota; no es momento de especulaciones. Sí en cambio es tiempo de trabajo. Todos aquellos que pretenden una candidatura, ocupen o no un cargo público, deben dar su mejor esfuerzo; el resultado llegará por sí solo, ese será el premio a su dedicación. El electorado quiere resultados, no improvisados; el gobernador ha puesto el ejemplo de ello: un gobierno eficiente. Por lo pronto a seguir el ejemplo: ¡Trabajando!
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