La dirigencia estatal del PRI, al mando de Juan José Ruiz, organizó una comida –con invitación cerrada de puro cuate- de bienvenida para Enrique Ochoa Reza, en el restaurante Los Laureles ¡Mayúscula fue su sorpresa al corroborar que había un grupo de priistas que no estaban en su lista! El grupo lo encabezaba Jesús Rodríguez.
Más molestia le causo al dirigente Juan José Ruiz, al perder la partida ante el sagaz político de Jesús Rodríguez; un golpe al ego político de JJ. Resulta que Enrique Ochoa pasó primero a saludar de mano -a uno por uno- a los invitados de Jesús Rodríguez al evento. La Licenciada Marlén Rico, priista de cuño, ampliamente se desenvolvió en su exposición frente al líder nacional del PRI. Lo mismos hicieron otros priistas que no fueron invitados por JJ. Saludó y abrazó a los desdeñados de Ruiz.
Los colores iban y venían en el rostro de JJ y su equipo ¿Cómo era posible que fuera primero a la mesa de los no invitados? ¡Cómo! Después Enrique Ochoa fue a otra mesa a saludar. El equipo de JJ había perdido el control del evento del “comelitón” y en el momento se retiró para no sufrir la afrenta de su inexperiencia política y logística.
Otros de los “invitados de Juan José Ruiz, a prudente distancia observaban y murmuraban la derrota política de JJ, la salutación del dirigente nacional Enrique Ochoa, al grupo desdeñado, aquel que siempre ha estado en las buenas y en las malas; grupo que no es considerado arribista como muchos otros; efectivamente, como aquellos que solo fueron tras el hueso sexenal.
Y es que, la logística de Juan José Ruiz, era “ocultar” de la vista de Ochoa al grupo de los no invitados priistas; conducir al líder nacional por una puerta distinta y “encajonarlo” como en un burel de toros, llevarlo hasta el lugar en el que se encontraba un pequeño grupo de militantes, seleccionados, para convivir felices con el dirigente nacional y este no escuchara voces disidentes que le hicieran saber a Ochoa la serie de pifias políticas de JJ. Se trataba de una simulación –que no se enterara- a la antigua.
Nada que los queretanos priistas no sepan. Pero, era necesario que el dirigente nacional –eso dijeron- supiera de la las conductas de la “cleptocracia” de un grupo reducido de priistas que practican erróneamente al interior del PRI la oligarquía: el gobiernito de unos cuantos. Para colmo, cerca de 200 exservidores públicos del gobierno anterior son investigados por conductas irregulares, muchos de los cuales encontraron refugio en la burocracia priista.
Nada le costaba a Juan José Ruiz la cortesía política –inteligencia- y haber incluido en su “lista de invitados” a un grupos de aquellos priistas que engañó cuando anduvo en campaña, prometiéndoles hacerles partícipes en los trabajos políticos: y no lo hizo; solo se rodeó de sus “cuates”, que en nada han ayudado al PRI. Salvo, se comenta, que la consigan de JJ, sea la de volver a perder todos los cargos de elección popular, una vez más, en las elecciones del 2018.
Amarga fue la inexperiencia preñada de soberbia la que sufrió Juan José Ruiz Rodríguez, en su “fiesta” priista. Una vez más demostró su inexperiencia en el arte del manejo de la política, también probó su animadversión en contra de un grupo de priistas. Los mismos que llevaron al fracaso al gobierno de José Calzada, ahora hacen lo propio en el PRI. Y Jesús Rodríguez, una vez más se alzó como el político que se sabe conducir en medio de las adversidades, logrando magistralmente un estoque de espada hasta la empuñadura. Ya después se fueron al evento masivo en el municipio de El Marqués.
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