Si Marcos Aguilar Vega, hoy presidente municipal de Querétaro, hubiera ofrecido en campaña liquidar a 400 empleados municipales, para concesionar la recolección de la basura o que iba a crear más impuestos, ¿habría ganado las elecciones? Seguramente hubiera perdido en las urnas.
Sin embargo, el juego de la democracia permite esconder parte de los planes que llevarán a cabo los candidatos y solo ofrecen al conocimiento del electorado aquellos discursos que resultan atractivos. Es un engaño a medias, ya que no dicen toda la verdad de las pretensiones de los políticos una vez que obtienen el triunfo electora.
En el caso de la concesión de la recolección de la basura otorgada por el ayuntamiento de Querétaro con el apoyo de las otras fuerzas políticas, excepción hecha de Morena, encontramos la coparticipación de todos regidores, sin embargo ninguno ha justificado su actuar, ninguno ha razonado el por qué aceptaron despedir a más de 400 empleados municipales.
Todos esos regidores y regidoras saben bien que el Municipio de Querétaro ha obtenido premios internacionales por la calidad de su trabajo, por la limpieza que ha caracterizado principalmente la zona del Centro Histórico. Entonces ¿Por qué aceptaron despedir a esos 400 empleados que han logrado esos premios? ¿Acaso a los regidores solo les interesó el tema económico y con eso los convencieron? No hay regidor o regidora que apoye la postura del Presidente Municipal, mucho menos de los subordinados que solo atinan a justificar que el proceso administrativo estuvo apegado a la reglamentación.
Quien sí salió a comentar el asunto fue el gobernador del estado, justificando de manera por demás sencilla, pero contundente, al esgrimir la interrogante ¿Si hay los camiones y el personal está trabajando bien, para qué concesionar el servicio? Después justificaría el respeto la autonomía de la autoridad municipal. Sin embargo dejó en total indefensión a los regidores del ayuntamiento. Contundente la pregunta que no necesitó respuesta, nadie fue capaz de contestar, ni la tersa y sumisa oposición.
Y la ciudadanía se levantó en apoyo al personal que será despedido organizando espontáneamente el viernes pasado una manifestación a favor de los desamparados; varios miles se congregaron frente a Plaza de Armas, para expresar la inconformidad; quienes será despedidos no han tenido el apoyo del líder sindical, por el contrario los dejó en total desamparo, a ese individuo debiera denunciársele por fraude, se ha quedado con las cuotas que quincenalmente le entregan los de limpia y no ejerce la obligación de defender a los sindicalizados.
Poco ha interesado la concesión del “negocio” a la gran mayoría, no así a quienes saben que se trata de un verdadero negocio multimillonario, de tal suerte que ese asunto ha quedado entre las partes en juego. Una de ellas, Promotora Ambiental S. A., adelantó que demandará la nulidad del procedimiento por haber estado “amañado” para que ganara Red Recolector, empresa que ha tenido muchos problemas en otros municipios; empresa que además mintió sobre los ahorros que supuestamente tendrá el municipio, el cual erogará 240 millones de pesos más.
Es así como juega la democracia. Verdades a medias. Y como la ciudadanía carece de mecanismos legales para impedir estos atracos, se acoge a la garantía constitucional de la movilización, de la marchas, de la protesta; la autoridad confiada al paso del tiempo y al olvido de lo hecho, seguir con el procedimiento. La sociedad en espera de otro proceso electoral para sancionar castigando con el voto a quien hoy traiciona al desvalido.
Los mismos políticos no han querido promover la revocación de mandato. En el 2012 crearon la Ley de Participación Ciudadana, instrumento jurídico que carece del mecanismo legal para quitar, remover a los malos gobernantes. A contrario sensu, esos mismos políticos se autorizaron la reelección consecutiva para permanecer en el cargo hasta 12 años.
Sin lugar a dudas, las reglas del juego de la democracia las imponen los mismos que la juegan, sin la menor posibilidad de participación de la sociedad, esta solo permanece sentada en las gradas. Si acaso se podría hablar de la incipiente, tibia y complicada posibilidad de las candidaturas ciudadanas, que, con tantos candados que es más sencillo conformar un partido político que generar una candidatura ¡Este es el juego de la democracia!
Todo indica que la concesión, si no la revocan, continuará sus trámites hasta consumarse. Lo que sí puede cambiar la autoridad es la orden de despidió de esos poco más de 400 empleados, ellos nada tienen que ver en el juego del negocio de la basura. El presidente municipal, si trata de ahorrar, bien puede despedir a mucho personal que está de sobra y gana muchísimo más que cualquiera de los empleados a punto de ser despedidos. Las rescisiones laborales sí pueden ser suspendidas. Aquí el presidente municipal sí puede intervenir en su juego perverso disfrazado de democrático.
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