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Después de un breve asueto por las festividades de nuestros muertos, estoy de vuelta con un tema que, aunque resulta irrisorio en las formas y más por quien lo dice, en el fondo es por demás preocupante, pues una vez más exhibe el “yo” interno del presidente municipal capitalino Marcos Aguilar Vega, que sin más, en un evento realizado con estudiantes, exhibe y llama mediocre a un joven que se quedó dormido ante su “interesante” glosa discursiva.
Las redes sociales no hicieron esperar su repudio hacia la conducta del edil por los señalamientos vertidos al joven de la quinta fila que estaba dormido y a quien llamó mediocre. La pregunta obligada es: ¿Quién se cree este personaje para señalar y exhibir ante toda la concurrencia a un muchacho que, dudo mucho, conozca?
Evidentemente, la calidad de Marcos es y seguirá siendo, sin temor a equivocarme, cuestionada y cuestionable, pues cierto estoy de que no ha habido en los últimos veinte años administración más plagada de cuestionamientos de todo tipo que el “Aguilarato”.
Sus despóticos desplantes no son novedad, pues trabajadores del Centro Cívico, incluso cercanos, han sufrido las consecuencias de ellos. Basta recordar el día en que exhibió a su equipo de seguridad subiéndose a un taxi porque los “guaruras” no encontraban lugar para estacionarse y dejaron a su majestad esperando. O qué me dice de los “sángüiches” del Día del Policía o las prometidas “tabletas que nunca les llegaron a los “tiras”.
Esto sin contar a múltiples reporteros que han sido cambiados de la fuente por hacer preguntas incomodas a su graciosa majestad, y las llamadas a las redacciones para “quejarse” de que no se habla bonito de él; por enumerar algunas de sus muestras de autoritarismo.
No cabe la menor duda de que Acción Nacional tendrá que valorar todos y cada uno de los actos de este sui géneris personaje con miras al 2018, pues es inadmisible que un partido que se jacta de tener entre sus pilares “el respeto a la dignidad de la persona humana” mantenga entre sus filas y como posible candidato a un personaje cuyos actos dejan mucho que desear de esa visión humanista acuñada por Gómez Morín y cuyos orígenes son la Doctrina Social Cristiana. Más aun, sería un engaño a la sociedad de parte de la dirigencia nacional con quien Aguilar presume “estrecha” cercanía, ponerlo como candidato a una diputación plurinominal para que no se le castiguen sus actos en las urnas. Pero lo que sería una verdadera burla y una muestra de complicidad de parte del “Anayismo” sería verlo como una propuesta del Comité Ejecutivo Nacional o por una circunscripción diversa. ¡Escondidito, pues!
Queda para la reflexión el repudiable acto contra el estudiante y queda para el análisis ciudadano su actuar; sin embargo, lo cierto es que debemos estar alertas ante un madruguete de parte de las dirigencias estatales y municipales del PAN para que no nos metan entre papeles a un hombre ávido de fuero constitucional y cuando acordemos aparezca en el Congreso de la Unión.
Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Y recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos.
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