Queridos amigos, después de un receso obligado por motivos personales, aquí estoy de vuelta con la misma obligación de asumir el costo de mis letras y con la misma gratitud para quienes las esperan; así que después de transitar por los caminos de la miel y las natillas, vayamos a lo nuestro:
Las últimas semanas pareciera que el diablo anda suelto en el centro histórico del municipio capitalino, volviéndose el núcleo operativo para quienes juegan el “macabro” ajedrez hacia el 2018 que ya está aquí.
Primero vimos la agresión a Arturo Rueda Zamora, líder de la zona en pleno Ezequiel Montes, en plena manifestación; que generó una rápida aplicación de la justicia de parte de la fiscalía estatal logrando detenciones y medidas “precautorias” de prisión “preventiva” (ojo con lo anterior), apareciendo como probable responsable el director de Inspección Municipal, Hugo Serrano.
Hasta ahí el guion era perfecto; sin embargo, una semana después el ofendido otorgó el perdón a los probables responsables. Dicha situación vino a despertar la furia de los “jueces” sociales que tacharon de vendido a Rueda Zamora, sin embargo, en mi muy personal opinión, estoy cierto que al hombre le ganó el canto de las sirenas, la atracción del reflector y se obnubiló dejando de lado la realidad, pues el delito que se estaba persiguiendo era el de lesiones, y como tal, fuera por perdón del ofendido o al final del proceso no iba a llegar a más que a la reparación del daño.
Lo cuestionable quizá es: ¿Por qué la doctora Fabiola Larrondo, con su experiencia académica y política, permitió llevar el asunto hasta donde está? Y más aun, trata de desmentir enredando más el tema; a fin de cuentas, allá ellos.
Por otro lado, tenemos al “Caudillo” de la calle Corregidora, Alfredo Serrano Valdés, hombre de difícil trato y poca materia gris, quien presuntamente sufrió un “asalto” (sic) en su local, acusando intimidación oficial; situación que, como diría un sabio filósofo popular que me dispensa con su amistad: “Checa pero no coincide”.
¿Acaso cree usted que el gobierno sería tan idiota de hacer ese tipo de teatro? ¿Quién sería tan decente de robarse solo la mitad de dinero en efectivo que tenía en su local? ¿Más aún que delincuente se daría el tiempo de hacer un trazo tan bien definido en el espejo para decirle no te metas con gobierno? Estas interrogantes tan simples, seguro estoy, las está haciendo la fiscalía del estado y Serrano tendrá que responder.
No obstante lo anterior, este “valiente” caudillo en menos de una semana tuvo la irrisoria ocurrencia de presentar una solicitud de Juicio Político contra Marcos Aguilar Vega. Digo irrisoria porque su procedencia es casi imposible. Creo sinceramente que quienes deben estar muy preocupados son los que alentaron al kamikaze personaje, ya que dudo mucho que, al no obtener lo que pretende, guarde la “institucionalidad” que caracteriza a sus mentores y se discipline sin chistar.
El tema, amigos, da para mucho más, pero ya esperaremos qué sigue en esta rara y absurda comedia.
Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos. Hasta la próxima.
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