En verdad que Marcos Aguilar Vega no deja de sorprender a propios y extraños, pues aun en la decadencia de su poder y al ocaso del trienio más cuestionado y aberrante que ha sufrido Querétaro, continúa sumando acreedores y enemigos de diversas tallas, sin que nadie se explique a qué le tira. Parece que ninguno de sus brillantes asesores le ha dicho que la cobija de la diputación federal es corta y que los “moches” que acostumbraba manejar en San Lázaro ya serán historia debido a la nueva figura de los coordinadores de programas federales.
Tampoco han tenido a bien explicarle que la fortuna que ha amasado no es suficiente para competir con los “verdaderos ricos” a los que ha pateado y humillado desde su tabique y hoy se repiten para sí: “Este p#$% n%#^ ya se olvidó quién lo hizo y por quéllegó ahí”. Ninguno se atreve a decirle que su proyecto político ya se acabó y que no habrá “4º sueño”, pues en el PAN es algo menos que nada y que si lo saludan es por mera cortesía.
Aguilar cavó su propia tumba y cada vez que intenta salir escarba más y suma más enterradores que solo esperan el momento de amortajar a quien se cree aún vivo y que se ufana de decir que “nadie patea a un perro muerto”, alegoría que ofende al canis lupus, pues las características del mejor amigo del hombre distan mucho del personaje. La honestidad del perro es incuestionable.
Dicho lo anterior, la pregunta obligada es ¿a qué regresó? Y la respuesta más ramplona es: Por su resto; aunque siendo mal pensados, pudiéramos deducir que a seguir complicándole la vida a Luis Nava, hiriendo más a la sociedad para hacer a su compañero de partido vulnerable ante lo cerrado de la contienda electoral pasada, buscando favorecer a quienes en próximas fechas serán sus aliados incondicionales.
Nava, el primer reto
Con buenos ojos se ve a las personas que integran el equipo de transición de Luis Nava, encabezadas por el experimentado Apolinar Casillas, flanqueado por Miguel Parrodi; ambos, verdaderos panistas de buenas hechuras que tendrán que revisar con lupa y fondo los “cochupos” del cartel que dejará Centro Cívico. Sin duda alguna, sobre ellos cae la primera responsabilidad, la de legitimar con firmeza a Luis Bernardo Nava, marcando diferencia con su antecesor.
A petición de parte
Como todos sabemos, Marcos Aguilar no dará mensaje a la ciudadanía en su tercer informe de gobierno; sin embargo, eso no impide que el locuaz personaje inunde la ciudad con cuadernillos que serán repartidos por el personal de las delegaciones municipales y a costa del erario por órdenes de Carlos Silva, secretario de Gestión Delegacional, y so pena de que si no quieren hacerlo se van y sin liquidación por no colaborar con el proyecto. ¿Pues cuál proyecto?, solo que sea de “lengua”.
A título personal
El 911 sigue siendo una vacilada, pues después de escuchar la sosa tonada de la melodía de espera por más de 10 minutos, te encuentras con operadores que quieren santo y seña de los hechos y personas, como si pudieras tener cabeza de describir al posible agresor. ¡Más criterio, por el amor de Dios!
Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Y recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos.
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