Ora pro nobis
Pareciera que dos de los presidentes municipales más polémicos en los últimos años en el estado tienen mucho en común. Me refiero a Alejandro Ochoa, de Colón, y Marcos Aguilar, de Querétaro; ambos en medio del escándalo, ambos buscan aunque sea la reelección y ambos buscan expiar sus culpas y conectar con la sociedad a través de apapachar a la grey católica, uno enviando patrullas pagadas por habitantes de Colón para abanderar y cargar las bicicletas de la romería que se dirige a San Juan de los Lagos, Jalisco, y el otro invirtiendo recursos públicos en regeneración de iglesias que, por cierto, son propiedad federal. Todo indica que en Querétaro el Estado laico es cosa del pasado y que para los panistas el estado constitucional es letra muerta de distinguidos cadáveres.
La estrategia “Mickey Mouse”
Los “genios” operadores del casi muerto político presidente municipal capitalino han emprendido en redes sociales una “estrategia” que consiste en poner en su imagen de perfil fotos al lado de un sonriente y “cercano” Marcos Aguilar; así también, subiendo fotos con chiquillos, viejitas y todo aquello que lo haga parecer amable y generoso. Tan parecido a aquel famoso ratón que con su “humanidad” nos hace olvidar su especie.
Por aclamación
Como se sabe “apestado” y sin posibilidades, el Tlatoani del Cimatario se ha empeñado en alegar encuestas patito que supuestamente lo ponen como el más competitivo de los panistas; pero para no errarle, al más viejo estilo de su partido de origen anda inaugurando obras de relumbrón por todo el municipio, esperando la insaculación por aclamación y apostando al olvido de obras que han causado daño al erario y a la sociedad, como la calle Ezequiel Montes por nombrar alguna.
Se vende
Se vende candidato ¡a lo que sea!: Diputado, presidente municipal o hasta de colonos, luego de que sus aspiraciones al Senado se difuminaron. Marcos Aguilar está en la “desesperada”: ya lo que le caiga es bueno, y si es con fuero ¡qué mejor! Tan es así que ya bajó sus expectativas hasta el tercer distrito local. De pluri, ni hablar.
Amenaza “con el petate del muerto”
Como se sabe “apestado” incluso de “su amigo” precandidato presidencial, Aguilar anda vendiendo su “gran” capital político a los rojos si es que los azules no le dan nada. Lo que no sabe es que “su capital” regalado es caro, porque nadie del círculo rojo quiere tener cerca al Tlatoani del Cimatario y lenguas que le acompañan.
La última y nos vamos
Alguien dijo: “Nadie le pega a un perro muerto”. Lo bueno es que ese “alguien” asumió por propio derecho su papel en la zoología política del estado; lo malo, ni muerto deja de ladrar y sigue tirando uno que otro mordisco.
Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Y recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos.
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