El domingo se quedaron sin luz todo el día, ahora será el agua durante el cabalístico martes 13 de septiembre la que no fluirá en las casas y negocios en varias colonias de poniente aledaño al antiguo casco histórico. Molestos los vecinos de las colonias Niños Héroes, Las Campanas y otras tantas por la lentitud de las obras.
Toda obra pública para “mejorar” la imagen urbana o los servicios públicos ocasiona molestia por los trastornos que ocasionan, pero si los trabajos son lentos y sucios, la irritación de los vecinos crece desproporcionadamente. El pasado domingo suspendieron la energía eléctrica debido a las nuevas conexiones de las remodelaciones. Advirtieron de ello, pero se les pasó la mano y abarcaron mucho más espacio del anunciado, por lo cual la molestia se extendió allende las fronteras de los colonos que fueron advertidos.
Aun se recuerda el tremendo caos que hace un par de semanas ocasionaron los constructores del paso elevado –uno más– de Constituyentes, cuando cerraron dos de tres carriles, generando un mega estacionamiento en horas “pico”, por la mañana, cuando miles se trasladan a la escuela o al trabajo; esos miles llegaron tarde. La secretaria de Obras Públicas se disculpó y ordenó la sanción a los irresponsables constructores.
La lentitud de las obras, la interrupción del tránsito vehicular por doquier, los trabajadores haciéndola de autoridad de tránsito, lo sucio de los trabajos –esparcen el material de construcción en calles y avenidas– han hecho de la ciudad capital un problema jamás vivido por los queretanos. Y no se ve para cuando puedan terminar muchas de las obras, como la del Jardín Obregón o Zenea.
Eso sí, los trabajadores descansan “religiosamente” los fines de semana y por las noches ¿Se imagina si trabajaran por las noches y fines de semana? Las obras hubieran sido concluidas hace mucho. Seguramente los empresarios de la construcción no quieren pagar tiempos extras a los eventuales trabajadores, mermarían las ganancias.
Los responsables de las obras o no saben o poco les importa el sentir y bienestar de los queretanos. Los contratistas fueron dejados a su libre arbitrio, una vez que les fueron asignadas las obras y han hecho lo que les place, generando –además de lo expuesto– problemas colaterales como pérdidas económicas en muchos negocios y robos, según han trascendido las quejas.
Y las criticas no se han hecho esperar en aquellos lugares en que terminaron de rehabilitar banquetas, como en la calle de Hidalgo; la molestia consiste en que, hay espacios muy bonitos, amplios para el viandante, ahora que está de moda el derecho a la movilidad, pero –aquí la molestia- al dejar espacios “especiales” para estacionar vehículos automotores, esa bonita banqueta se reduce a su mínima expresión, de tal suerte que de nada sirvió ampliar unos tramos de banqueta y reducir en otros más el área del peatón. Dicen: y tanto tiempo que duraron en rehabilitar el arroyo de la calle.
Nadie está en contra del embellecimiento de la ciudad en donde se vive; pero, cuando los trabajos afectan la economía y la vida cotidiana de esos habitantes, es cuando las obras se vuelven –aunque sea transitoriamente– un martirio.
Vamos para el primer año del ejercicio gubernamental, es de suponerse que las obras continuarán en otras partes de la ciudad o del estado, por ello es importante advertir a los constructores e informar a la población, el tiempo de duración de las obras públicas; asimismo, obligar a esos constructores a ser eficientes y limpios. Por lo pronto quedan advertidos, no habrá suministro de agua potable en varias colonias. ¡Querétaro y los queretanos no merecen el trato que hasta ahora han recibido de esos constructores!
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