Me gustaría escribir como si fuera realidad en vez de utopía, que el acoso sexual ha desaparecido de las universidades, del trabajo; que los cuidados son repartidos y la igualdad de oportunidades ha llegado a la educación y la cultura, al sector laboral, público.
Pero no, al contrario, parece que la violencia de género, contra las mujeres, ha tomado carta de naturalización en Querétaro, en todos sus ámbitos y sectores, no se salva ninguno: ni el artístico, menos el político, ni el académico; ni qué decir del sector público o privado.
Como un cáncer, la violencia de género se presenta más cuando más se pregona que hay que acabar con ella.
La nota que nos da pie a esta reflexión es que el municipio de Querétaro y el gobierno del estado de Querétaro, a solicitud de diversas organizaciones, se han sumado a la causa de mujeres, la defensa de niñas, niños y adolescentes. Es por eso que la Coordinación de Protección Civil, junto con otras instancias de gobierno, y al igual que otros estados, toma la decisión de cancelar el concierto de Édgar Oceransky hasta aclarar su situación.
Al trovador ya le habían cancelado su concierto en la Ciudad de México por el mismo motivo, pero la diferencia es que el impacto en la entidad es mayor porque él es el principal organizador, el que tiene la franquicia, el dueño del ya tradicional Trovafest que año con año se realiza en Querétaro, y ahora está en riesgo de no llevarse a cabo.
Lo de Édgar Oceransky es solo un caso que se visibiliza entre cientos, ¿miles, cientos de miles? que no se ven, pero están presentes.
Tan solo Querétaro se ubica en el cuarto lugar a nivel nacional con más denuncias de violencia de género, con 18 carpetas de investigación abiertas solamente durante el mes de enero, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Por este delito, el primer sitio lo ocupa el Estado de México con 163 denuncias, 97 en Veracruz, 27 en Guerrero, Querétaro con 18 y una en Chihuahua.
Mientras que en total se han atendido 13 quejas y 32 orientaciones a mujeres violentadas en sus derechos humanos durante 2021 y lo que va de 2022, informó el ómbudsman local Javier Rascado, quien aseguró que la defensoría dará seguimiento a una agenda de género que incluye tareas de promoción, difusión capacitación y nuevos andamiajes legislativos.
Días antes, el Tribunal Electoral del Estado de Querétaro sancionó a Juan Guzmán Cabrera, alcalde de Huimilpan, por violencia política contra las mujeres en razón de género. Para Juan Guzmán Cabrera es un duro golpe; se le impuso una multa de 300 UMAS, y además, inscribirlo en el Registro Nacional y Estatal de Personas Sancionadas en Materia de Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género por cinco años, una vez que la sentencia adquiera firmeza y definitividad.
Así, Juan Guzmán estará impedido de ser candidato en 2024; pero no le preocupa mucho porque desde ya impulsa como próxima candidata a alcaldesa a su hija, la titular del DIF municipal, y quien ya fue regidora.
Ni la universidad se salva de los señalamientos. Ahí las cosas están que arden porque el acoso se da de maestros contra alumnas o alumnos, de maestras contra alumnos, de alumnos contra alumnas, de alumnos contra maestras, de alumnas contra maestros: es un desmadre, ahí se dan todos contra todos y todas contra todas; eso sí, lo tienen muy bien oculto, aunque desde hace tiempo, mujeres colocan tendederos de denuncia en pasillos de la UAQ, las víctimas mencionan nombre y apellido del abusador y describen los hechos “para que la comunidad universitaria conozca sus casos”.
Ante ello, la rectora Teresa García solo atina a llamar a demandar con pruebas.
Morena, el partido de las dizque libertades, de “izquierda”, no se queda atrás y la semana pasada en rueda de prensa, militantes encabezados por Carmen Gómez han hecho saber que Ángel Balderas Puga –que además de militante de Morena es un maestro jubilado por la UAQ– está en vías de ser sancionado por su propia organización política. Señalan que existen pruebas confirmadas y comprobadas por los tribunales electorales de que el sujeto en cuestión cometió, con expresiones públicas, actos considerados graves de violencia política de género en el reciente proceso electoral.
Pero bueno, empleos de violencia de género en todos los ámbitos los hay, que no los queremos ver, que no nos queremos reconocer en ese espejo machista, discriminador; que escondamos la cabeza en un hoyo como avestruz no cambia la realidad.
La verdad, nos falta mucho por aprender sobre la convivencia dentro del respeto de género, la tolerancia, así que los de Édgar Oceransky es solo un botón de muestra, un llamado de atención, otro más, que no debemos dejar de lado.
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Mar 22
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