La jornada electoral transcurrió con los incidentes de siempre, que tal o cual casilla no se instaló a tiempo; al final el 100% quedaron instaladas. Conforme avanzaba el tiempo la desesperación y los nervios empezaron a hacer crisis; las encuestas de salida de los propios partidos, no LA podía creer, el PAN aventaja al PRI por mucho ¿Milagro inesperado?
Pero nada podía confirma la certeza de dicha información. En ambos bandos se tomaban los datos con cautela. Nadie podía dar información sobre la certeza o falsedad de los datos. Todos esperaban que las encuestas previamente publicada que daban preferencias cerradas, era lo que esperaban; esos márgenes de error del +,- 2, 3 o hasta 4 puntos era lo esperado. Pero nadie consideró que esos márgenes de error podrían darse hacia los extremos; sí, que un partido recibiera el – 4 y el otro el + 4, así la diferencia sería del 8%. Nadie imaginó ese extremo.
Los encuestólogos y especialistas de la especulación no daba crédito de lo que estaba sucediendo; Pancho se iba arriba en los resultados. En las redes sociales se replicaba lo que informaban las televisoras; bueno hasta el señor apodado el “Teacher” se reservaba los resultados, no daba crédito a lo sucedido, casi 50 votos era la diferencia.
Y sí, las tendencias -dicen los que saben de número- eran irreversibles, la mayoría del electorado que acudió a las urnas se inclinó por Francisco Domínguez, que no por el PAN, también afirman los especialistas. Como hace 6 años se “enclichó” la idea de: “ganó Pepe, no el PRI”. Hoy se reproduce la misma idea: “ganó Pancho, no el PAN”.
Pero la catástrofe generada por el cataclismo electoral no daba crédito de los daños causados; el PAN, también ganaba abrumadoramente los Distrito Electorales locales y federales, así como las presidencias municipales ¿Qué sucedió, qué pasó? ¿Los estrategas de campaña qué hicieron, el marketing político no funcionó?
Ya pasada la desvelada y la cruda electoral, las ideas empiezan a ponerse en orden y algunos obtienen conclusiones. “Pancho se adelantó, se posicionó mediática, política y económicamente con su campaña previa al proceso legal de campaña, con reuniones y entrega de objetos a la población”. “Pancho gastó más dinero del autorizado para las campañas”. Ahí está la respuesta a los triunfos fraudulentos, dicen. Esa y otras razones han sido las respuestas, a grado tal que podría fraguarse la interposición de algún recurso e impugnar los resultados para anular la elección. Están en espera de autorización superior.
Mientras tanto los panistas y con sobrada razón, festejan los abrumadores triunfos electorales dados por los electores que premian o castigan según su estado de ánimo. Ganaron la gubernatura, las 4 diputaciones federales, 12 de 15 diputaciones locales; y 11 de 18 municipios. Los electores decidieron, bien o mal, hicieron uso de su derecho inalienable de votar por unos y botar a otros.
A lo largo y ancho de la República Mexicana, si bien no arrasó el PRI, obtuvo mayoría en la Cámara de Diputados con el 28.85%, seguido del PAN, con el 20.86%; y triunfos en la mayoría de los Estados en donde se renovará el Poder Ejecutivo. Al parecer Querétaro fue la excepción y las lectura son múltiples y las sorpresas mayúsculas.
¿Será acaso que fue fundamental el adelanto de la campaña de posicionamiento de la figura del Francisco Domínguez la que los llevó al triunfo además de rebasar los gastos de campaña? No queda más que esperar la decisión que tome la dirigencia del PRI si decide impugnar y demandar la nulidad de la elección o bien, que por indicaciones superiores deje las cosas como están, dado que no se puede pasar por alto que el registro de este partido es Nacional y no local; el Comité Ejecutivo Nacional tiene la última palabra. Por lo pronto las derrotas están consignadas en las actas. ¿Milagros inesperados?
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