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La labor de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) para incentivar la conservación y difusión de la lengua otomí mantiene viva la sabiduría, cosmovisión y herencia cultural de los pueblos originarios, sostiene Ewald Ferdinand Rudolf Hekking Sloof, investigador homenajeado por esta casa de estudios, quien con el apoyo de su colaborador, Severiano Andrés de Jesús, impulsó el primer diccionario del otomí del estado de Querétaro y generó pasos importantes para la enseñanza escrita del hñähñú.
La primera vez que llegó a Querétaro fue para ofrecer cursos de lingüística y náhuatl; encontrando la belleza del otomí desde el segundo que lo escuchó, esto gracias a los tonos, pues forma parte de la familia lingüística oto-mangue, que es tonal. Hoy ya son 43 años que ha radicado en la entidad. Desde el principio, conoció a Severiano Andrés de Jesús, el maestro bilingüe que se convirtió en su colega y con quien participó todos estos años; él le enseñó otomí, le explicó las estructuras lingüísticas y, gracias a la réplica de ese aprendizaje, hoy mucha gente puede escribir su lengua materna.
Uno de los grandes problemas que ha detectado es que la alfabetización se da –mayoritariamente– en español y no hay suficiente material didáctico ni conocimientos convenientes para dar clases bilingües; de manera reciente, ya se cuenta con una norma gramatical para el otomí, pero se necesita mucha práctica para escribirla bien, aunque existe la ventaja de contar con traducciones y plataformas de apoyo en internet.
Asimismo, reflexionó que lo que más ayuda es trabajar con la educación, sobre todo con el arte que permite plasmar la perspectiva en los objetos, tradiciones y creaciones. Por eso, impulsó el Festival de la Lengua, Arte y Cultura Otomí (FLACO), junto con Severiano Andrés, como parte del programa de Rescate y Revitalización de esta lengua. El esfuerzo es enorme porque–según la Organización de las Naciones Unidas (ONU)– cada dos semanas desaparece una lengua y, con ella, su patrimonio.
Con más de 7 mil lenguas vivas en el mundo, casi 6 mil 700 de ellas indígenas, Hekking Sloof compartió que la problemática no involucra solamente a los pueblos originarios, pues también es responsabilidad de la sociedad mestiza comprometerse a hablar las lenguas nativas y no solo documentarlas.
Advirtió que, en el caso del otomí, se tiene registro de una comunidad chichimeca con apenas mil 500 hablantes, lo que implica que podría dejar de usarse en dos generaciones más; en Guanajuato, hay una población cercana a Querétaro donde solamente queda un hablante y tiene 82 años, por lo que los investigadores queretanos lo visitan cada 15 días para platicar y rescatar su patrimonio cultural e intelectual.
Tras sus años en la UAQ, Hekking Sloof se consideró agradecido por la posibilidad de impulsar los proyectos de investigación y rescate del otomí, cuando todavía no se conocía tanto y actualmente las comunidades ya saben cómo escribirlo. No obstante, existen nuevos retos: pensar en la adaptación o creación de neologismos y convertirse en estudiosos de su propia lengua para tener más diccionarios y escribir la historia del hñähñú.
En agradecimiento a su legado científico y cultural de 44 años, en favor de la preservación, rescate, fortalecimiento y revitalización de la lengua otomí, patrimonio cultural de México y la Humanidad, la rectora de la UAQ, Silvia Amaya Llano, entregó un reconocimiento al investigador durante un homenaje en la Facultad de Filosofía (FFi), que incluyó actividades artísticas, culturales, educativas y reflexión sobre su esfuerzo.
Ante autoridades de diversas instituciones públicas federales y locales, así como directivos de esta casa de estudios, Amaya destacó la labor del universitario en favor de las lenguas originarias porque son estas las que dan razón de ser a México y, sin el trabajo de rescate, pueden perderse, lo que sería un hecho desafortunado.
La rectora añadió que la labor de Hekking Sloof se transmitirá a las nuevas generaciones, pues deja una herencia de trabajo en beneficio del rescate de las lenguas originarias. En su momento, el investigador lamentó que, a pesar de estos esfuerzos, el hñähñú mantiene un proceso de extinción y urgió a una reforma educativa que privilegie la enseñanza de las lenguas nativas.
Al cierre, el director de la FFi, José Salvador Arellano Domínguez, agradeció el pensamiento, la mirada y el habla del investigador, porque son una práctica constante del humanismo. A su vez, la directora del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Querétaro, Rosa Estela Reyes García, afirmó que su desempeño contribuye al trabajo colaborativo en favor del patrimonio y la cultura de México.
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