El presidente de la República ha pretendido solucionar los problemas con mentiras, o bien, distorsiona la realidad.
La semana que concluyó le llovió sobre mojado. Caen como fichas de dominó sus mentiras.
Siguen las masacres en México, las cuales había asegurado que ya no había y se burló en una de tantas mañaneras, y que la seguridad pública había mejorado. Como respuesta a sus mentiras, casi 300 personas fueron asesinadas el fin de semana.
Luego, funcionarios del primer nivel del gabinete de AMLO asistieron a una reunión sobre “seguridad” en los EU, denominada “Diálogo de Alto Nivel de Seguridad”; fueron los secretarios Marcelo Ebrard y Rosa Icela Rodríguez, así como el fiscal Alejandro Gertz; también el general secretario Cresencio Sandoval y el almirante Rafael Ojeda. ¡Los inútiles! Sus homólogos norteamericanos estuvieron presentes en la mesa de alto nivel. La denominación de la reunión que anteriormente se llamó Iniciativa Mérida, ahora se conoce como Acuerdo Bicentenario.
Según las versiones de los funcionarios mexicanos, todo está muy bien en materia de seguridad en nuestro país. Rosa Icela hizo el ridículo, pues ella no maneja absolutamente nada en materia de seguridad pública; la función se la llevó, por atracción, la Sedena, que tampoco puede con la delincuencia.
Marcelo tenía que quejarse de las 32 mil armas que fueron decomisadas provenientes de los EU, mientras que el secretario Blinken le reviró, dijo que 108 mil norteamericanos fallecieron por el uso de drogas (opiáceos) provenientes de México; preocupación que hizo resaltar el secretario norteamericano. Claro, para ello no hubo respuesta clara sobre el combate a los cárteles mexicanos, mucho menos cuando el mismo AMLO ordenó dejar en libertad a uno de los líderes del narcotráfico que reclama el gobierno americano. ¿Cómo justificar que a los homicidas y productores de drogas sintéticas se les combate con abrazos?
Después de la ostentosa e inútil reunión sobre seguridad púbica, el fin de semana asesinaron a casi 300 mexicanos con armas de fuego; sin contar aquellos que asesinaron con algún otro instrumento mortal. Los más de 108 elementos de la GN y casi medio millón de soldados y marinos no pueden someter a la delincuencia.
Los clérigos se inconformaron por la falta de seguridad pública, por los nulos resultados en la detención del homicida que asesinó a dos sacerdotes; sumaron su queja a la reforma legal promovida por Morena, para confiscar cuentas bancarias que no se han “movido” durante varios años. Luego la rebatiña por ese dinero; unos quieren esos recursos para seguridad pública, mientras que AMLO, muy molesto, aseguró que ese dinero será para sus programas electoreros, denominados “sociales”. Se les olvida que es la Cámara de Diputados la facultada para asignar los recursos públicos; pero AMLO carece de vergüenza y pasa sobre los legisladores.
Luego se le vino encima la detención de las obras del Tren Maya, detención causada por ejidatarios que reclaman su derecho a ser indemnizados; también exigen que se les pague otra indemnización por la construcción de una carretera que nunca les fue cubierta por el gobierno federal. Más molesto, el presidente López amenazó a los ejidatarios con no construir el tramo del Tren Maya que corresponde a Chetumal, del estado de Quintana Roo; el iracundo espetó, utilizando su “coloquial manera de ofender”. ¿Y su nieve de que la quieren? Total, que ni los militares han podido someter a los ejidatarios.
Lo que sí causó fuerte escozor fue la noticia de los abusos del personal del Ejército mexicano que trabaja en aquella zona. Los señores de la milicia, bajo convenio, obligan a ser atendidos en hotel de lujo a militares y familiares. ¿A cambio de qué? El dueño del hotel resulta ser el “supervisor honorífico” de la obra que nombró AMLO. Habitaciones de lujo cuyo costo por noche llega a los 20 mil pesos. Gracias a los “guacamayos” la información salió a la luz. #Sedenaleaks sigue dando de qué hablar. La corrupción es evidente.
En la misma semana, documentos de #Sedenaleaks desnudan al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, como parte del “clan” del huachicol. Claro, AMLO salió en su defensa, asegurando que Adán es más que honesto. Obvio, después seguiría el “Rey del Cash”; más trapos sucios salen a la luz pública, aunque López Obrador niega todo. Poco a poco han salido testigos que aseguran que la narrativa del libro de Elena Chávez es cierta, al afirmar que fueron testigos del saqueo para blanquear dinero para las campañas electorales del hoy presidente. La corrupción en la 4T, más que evidente.
La inflación, fuera de control. Otra amenaza del presidente, esta vez en contra de empresarios. Les dijo: “se están pasando”, por lo que pidió a Walmart, Chedraui y Soriana que cumplan con el “acuerdo” del paquete en contra de la inflación. A López Obrador le llueve sobre mojado, todo le sale mal.

17
Oct 22
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