En forma por demás prolífica se difundió el resultado de una encuesta en la que se califica la aprobación en favor de Andrés Manuel López Obrador en un 65%, lo que muchos presuponen como un crecimiento en la masa de electores que votó por la Coalición electoral que él encabezó, lo que no resulta del todo cierto. Proporción porcentual que piensa, según la encuesta, cumplirá sus compromisos. Siguen embelesados con las mentiras, a pesar de que algunas resultan verdaderamente inviables, pero rentable, alegremente aplaudidas en este periodo poselectoral en el que continúa inmerso el “candidato” que fuera declarado Presidente electo.
Ayer decía López Obrador, que en la construcción de la vía para el “Tren Maya”, no se tirará un solo árbol en su camino y que en los próximos 3 meses ya tendrían listo el proyecto de 150 mil millones de pesos. Línea férrea que pasó de 900 a 1500 kilómetros ¿Usted le cree? ¡Gobernará a capricho! No hay certeza técnica que nos asegure que así sea, son simples declaraciones del Presidente electo que, por cierto, a diario da a conocer más nombres de personas que serán sus colaboradores. Para nadie es creíble que en 3 meses se pueda tener un proyecto de semejante envergadura, salvo que se incurra en verdadera irresponsabilidad y todo indica que así es. Tan solo el proyecto del Nuevo Aeropuerto se llevó 4 años. Basta con imaginar el simple recorrido de esos 1500 kilómetros; el montón de dinero ya está, pero no el desglose para los pagos. De tal manera que, cuántos puentes serán necesarios, dimensiones de estos, estudios topográficos, estudio de suelos, compactación, millones de toneladas de material para nivelar, graba, arena, rieles, durmientes, negociación con pequeños propietarios o ejidatarios, etcétera ¿Tres meses para ello? Pero el resultado de la encuesta cree en sus mentiras. Solo basta pensar que el ambicioso proyecto de los “viejos” 900 kilómetros requería exactamente de lo mismo y de un día a otro decide que no serán 900, ahora serán 1500 kilómetros. En la lógica de responsabilidad eso no es posible. Y falta el trámite de la licitación, el costo de la obra no permitirá la asignación directa.
¿Se acuerdan de la visita del Papa a los foros de pacificación? Resultó un fiasco, todo fue una “piadosa mentira”. No había invitación y una vez que la formalizaron en la sede del Vaticano, allá dijeron que no vendría el Papa. Otra mentira que en nada afectó la supuesta elevada aprobación y aceptación de los encuestados de que sí cumplirá con los compromisos; por lo pronto este no lo cumplió. Aun no entra en funciones y ya incumple el Presidente electo. Así los foros para la pacificación siguen avanzando -sin la programación de la visita del pontífice- con sus altibajos, con reclamos por aquello del perdón, pero no olvido; esta postura ha molestado a los presentes y a los ausentes ¿A quién se le ocurrió semejante torpeza? Pero en nada afectó a la popularidad de Andrés Manuel. El politólogo Durazo, futuro Secretario de Seguridad Pública, ya no ve lo duro sino lo tupido, ahora critica y asegura que recibirá una seguridad pública “en ruinas” ¡Hay ruinas muy valiosas! ¿Después de más de 12 años en campaña ahora se da cuenta del problema? Ese descubrimiento le sirvió de base para anunciar el aplazamiento para mejora la seguridad pública en el País, tendrán una amplia disculpa para justificar todos los errores que cometan, no habrá prisa alguna, serán 3 años para medio poner orden. Aun no entra en funciones el presunto y aplaza los ofrecimientos de campaña, sin embargo, la confianza ciudadana ha crecido. Por eso el resultado de la encuesta es sumamente engañoso.
Otra tantas más ¿Se suspende o no se suspende la construcción del nuevo Aeropuerto? Curiosamente han vuelto a salir los belicosos de Atenco, con aquello de que Andrés Manuel hace lo que le dice el pueblo, todo indica que los azuzaron nuevamente, esperemos que no se repita lo acaecido en tiempos del gobierno de Vicente Fox y regrese la violencia. López Obrados anuncia que aún no está la opinión de sus “expertos”, que esperarán unos días más. Un proyecto que tardó 4 años en su elaboración, sus expertos dirán en pocos días si es o no viable ¡Por favor! Se sabe que personas cercanas a él, son directos interesados y más de alguno quedó fuera de las licitaciones públicas. Este hecho hay que concatenarlo con sus 50 promesas administrativas, en una de ellas establece la obligación de no tener ni un desayuno con los empresarios que realicen obra pública ¿Qué no hay interés directo de sus asesores en esta magna obra? ¡Claro que sí! Hay profundos intereses, por lo cual se espera que el “opinión técnica” que estos le den sea sesgada y tendenciosa, seguramente será difundida ampliamente y después vendrá la consulta popular; perverso y evidente el camino trazado. De antemano se sabe cuál será ese resultado: la no aprobación; se saldrá con el capricho de eliminar esos miles de empleos que se esperaban (cerca de medio millón), además de la multimillonaria inversión de aquellos que le apuestan al desarrollo, así como la promoción del turismo, la carga y descarga de mercancías. Una obra en construcción, no un proyecto como muchos lo califican, lleva invertidos miles de millones de pesos, esa millonaria obra ¿Quién va a pagar la obra si se suspende? o ¿Acaso la intención es cambiar de proveedores y constructores? No olviden que a López Obrador le agradan las obras faraónicas como su segundo piso en el DF, para después esconder los expedientes técnicos y guardarlos por varios años amparados en esas normas perversas que le permiten ocultar todo ¿Por qué no somete a consulta popular la obra del “Tren Maya”? Incongruencia confesa.
Esto y mucho más sucede con el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador, quien está inmerso en una enjundiosa campaña poselectoral, de ahí la supuesta aceptación de sus mentiras del más de 60% de aceptación de la población, según el resultado de la encuesta que nadie ha osado poner en duda; parte de su equipo trabaja anticipadamente sin tener autoridad alguna. Apenas empieza a designar a los responsables de los trámites de entrega-recepción, en espera de que la nueva legislatura le apruebe las iniciativas de reforma para modificar lo que haya que cambiar a fin de estar en forma para el inicio de su mandato; iniciativas preferentes que serán enviadas por el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto. Tan terso está el procedimiento de entrega-recepción que ambos coadyuvan en todo; López Obrador ya ejerce el poder de hecho y Peña Nieto, cándidamente lo cede, supongo para no tener problemas posteriormente. Conclusión. Resulta verdaderamente incongruente que exista esa enorme aceptación superior al 60% cuando sin ejercer el poder legal, ha cometido varias pifias, las corrige sin rubor alguno y aun así le aplauden. Algo no anda bien.
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