Este día de la jornada electoral, en la que podrán participar cerca de 90 millones de mexicanos en las urnas, haciendo efectivo su derecho al sufragio, se escribirá el futuro de México y el destino de 130 millones de mexicanos. Miles de aspirantes a ocupar cargos de elección popular, que vivirá del presupuesto público durante 3 o 6 años, con la novedad, por primera vez en la historia reciente, en la que muchos buscan continuar en el cargo por un periodo más, aprovechando la posibilidad de la reelección, hasta hace poco considerada como impedimento constitucional, por aquello del abuso cometido en tiempos de Don Porfirio Díaz, quien se perpetuó por 30 años en el poder; desde entonces la frase acuñada por los políticos, era la de “Sufragio efectivo. No reelección”, misma que fue utilizada en todos los documentos oficiales, desde el más humilde delegado municipal hasta el Presidente de la República. Hoy, esos políticos, cuyas familias vienen desde la época de la revolución mexicana, fueron los responsables de modificar la Constitución, para iniciar con procesos electorales que pensábamos eran solo parte de la historia.
Todo indica que puede ganar la carrera a la Presidencia de la República, quien haya hecho más promesas de obsequios, lo que está prohibido por el Código Penal Electoral para cualquiera otra persona, los candidatos sí tienen el derecho de ofrecer dinero a cambio del voto; sí, por medio de programas asistencialista, disfrazados de programas sociales; tales son los casos de ayuda a madres solteras, a jóvenes que no estudian, a los adultos mayores, a los de la tercera edad, a las personas con discapacidad, etcétera; bueno, en esta ocasión se llegó al extremo de ofrecer apoyo económico a los delincuentes que prometan portarse bien y no vuelvan a delinquir; otro de los candidatos ofreció a los mexicanos un salario universal, sí, aunque usted no lo crea, dinero a todos por el simple hecho de ser mexicanos, incluso Carlos Slim, tendría el derecho de recibir sus mil 500 pesos mensuales por nada.
Por supuesto que las ofertas llamaron la atención de millones de mexicanos, jóvenes “millennials” felices porque recibirán dinero por no hacer nada, lo cual convenció a gran parte de esa población; gente de escasos recursos económicos de inmediato se “engancharon” con la oferta, ofreciendo desde entonces el apoyo incondicional y votar por quien les ofreció recibir dinero mensual del presupuesto público sin el menor esfuerzo ¿Alcanza el presupuesto público para ellos? Por supuesto que sí, pero será en detrimento del crecimiento económico del país, se reducirá el crecimiento de la infraestructura hospitalaria, carreteras, puentes, seguridad pública, educación, infraestructura urbana, apoyo a programas del campo, etcétera ¡No hay presupuesto público que soporte semejante carga! Pocos aportan dinero vía impuesto y muchos reciben por hacer nada. Por supuesto que los estrategas de estos programas asistencialistas de inmediato hacen comparaciones con países como Alemania, así lo refirió Tatiana Clouthier. Lo que nunca dicen es que, en esos países los jóvenes que pasan a la mayoría de edad, literalmente son lanzados de sus hogares para ganarse la vida y colaborar en su propio sostenimiento y si alguno de ellos quiere estudiar el Estado le da beca, pero sus calificaciones deben ser de excelencia; la contraprestación, el Estado te ayuda, sí, bajo la condición de estudiar y obtener excelentes calificaciones. Esta situación no lo dicen los políticos, salvo que lo ignoren y eso es aún peor.
Una “sinverguenzada” estas campañas, ganar el voto, la simpatía, el apoyo del electorado, vía “cohecho” legalizado, ofrecer algo a cambio del voto; pero la ley es omisa, si en cambio es un delito para cualquier ciudadano que ose ofrecer dinero a cambio del voto. Verdadera incongruencia de principios y la ley: carente de ética. En lo sucesivo debiera prohibirse estas nefastas prácticas de campaña. De ahí el Estado asistencialista y una sociedad coparticipe del asistencialismo que solo espera estirar la mano para recibir apoyos del Estado. Así no hay Estado que progrese, que genere riqueza; ni población que trabaje para generar esa riqueza que requiere para crear toda la infraestructura que los lleve a mejores etadios de vida. Países como Rusia o China, tuvieron que incorporarse al mundo de la competitividad, ahora son una potencia económica y su población vive mejor. En México, sin embargo, la competencia es entre políticos ofreciendo la mejor manera de dispendiar el presupuesto en aras de conseguir votos y ganar una elección. Crear un Estado protector y no generador de oportunidades de crecimiento y riqueza.
Ninguno de los candidatos “amenazó” al mercado informar con “cincharlos” a que paguen impuesto para hacer la carga fiscal equitativa; claro que no, eso no es atractivo para atraer al votante. Regalar es mejor, ofrecer dinero a cambio del voto es un aliciente a la improductividad y a fortalecer el infradesarrollo. Y el pueblo mediocre feliz acostumbrado a no hacer nada por su país, feliz porque recibirá dinero que otros producen con el esfuerzo de su trabajo pagando impuestos. No se vale, luego no nos quejemos del porque somos un país tercermundista. Al pueblo se le vende la idea de que, acabando con la corrupción “habrá dinero para todos”. Una ilusión que la mayoría de la gente no lo ve o no le importa. En fin, en unas horas más, sabremos quiénes nos gobernarán durante los próximos 3 o 6 años; conoceremos si nuestro país avanza o empieza una etapa de estancamiento y retroceso. No hay país ni presupuesto público que aguante con eso de regalar el presupuesto e inhibir el crecimiento económico. Ello representa un peligro para México. desearía estar equivocado, pero no hay lógica ni ejemplo alguno que me desmienta.
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