[Tras la Verdad] Incompetencia y desorganización en el gobierno de AMLO

Como AMLO desconoce cualquier norma, ignora aquello que se llama dentro del Estado de Derecho la “competencia legal de la autoridad”. Así que el Presidente decide cualquier acto de gobierno por encima de las facultades de los secretarios de Estado, por ello la enorme cantidad de equívocos o errores en la administración pública federal.

López Obrador cree conocer de todas las ramas de la administración pública, sea financiera, contable, de seguridad pública, del trabajo, de hacienda, de comercio, de desarrollo urbano, de comunicaciones, etcétera; de ahí su trastocada idea de reducir gastos para todo, en aras de ahorrar. Habiendo logrado un verdadero desastre en su administración. No hace caso a sus secretarios, él opina y decide; bueno, hay casos como los de Rosa Icela Rodríguez, responsable de la seguridad pública que nada sabe, así que la unión de dos ineptos es el fracaso rotundo.

Aunado a lo anterior, AMLO interfiere en las atribuciones de los otros dos poderes públicos y de los organismos autónomos. ¿Cómo no hacerlo si es experto en todo? Así lo dijo antes de ser presidente: “es sencillo gobernar”. Claro, con su carencia del sentido de la responsabilidad, todo trastoca y echa a perder.

De ahí la disolución de fideicomisos; para él eran onerosos, así que los disolvió y se quedó con más de 68 mil millones de pesos que de inmediato desapareció, no rindió cuentas del destino de esos dineros.

Al presidente López le molestan los contrapesos al exacerbado poder que ejerce, por eso le incomodan los organismos autónomos, creados como contrapeso a los abusos del poder. Esos organismos presididos por ciudadanos que jerárquicamente no dependen del presidente. Los organismos autónomos pueden emitir resoluciones que desagradan al abusivo poder de López y de hecho así es, por ello la constante crítica y su aberración por los contrapesos políticos, menos en manos de la ciudadanía.

Su soberbia no le alcanzó para eliminar a todos los organismos autónomos, creyó que volvería a obtener mayoría en la Cámara de Diputados. Se equivocó, obtuvo menos votos en las elecciones del 21 que en las del 18. Ya sin mayoría calificada en ambas cámaras, no pudo volver a reformar a placer la Constitución.

De ahí la amenaza de encargar a su sucesor una lista de asuntos para que los cumpla en el próximo gobierno (cual lista de mandado), como sería la desaparición de los organismos autónomos y una reforma de fondo al Poder Judicial que no ha podido controlar. Como AMLO es experto en todo, creyéndose omnímodo, le molestan las resoluciones de las autoridades judiciales por “formalismos”, nada de que la ley es la ley. Para López primero es la “justicia” antes que la ley. El ignorante, perdón, el docto en Derecho, desconoce que la justicia tiene su soporte en la ley; ambas son necesarias e indispensables en la impartición de justicia. Para ello López argumenta una “batea de babas”, al considerar que ya no se use como “excusa” aquello de que la ley es la ley. ¿Entonces? La tiranía a flor de piel. Y que también argumentó el docto, bajo ese argumento dejen en libertad a presuntos delincuentes, sobre todo de casos de riesgo, o descongelar cuentas como sucedió en el caso de la esposa de Genaro García Luna (la publicidad política), todo porque las averiguaciones están mal hechas. ¿Pues qué quería el energúmeno presidente?

Vaya que le dolieron las declaraciones de la ministra Norma Piña, cuando, entre otras cosas, les dijo a los jueces convertirse en guardianes de la Constitución y respetarla. Golpe mediático para el abusivo AMLO. No fue advertencia, fue sentencia firme. A cumplir con el Estado de Derecho, nada de justicia a modo del presidentito.

Por su ignorancia y desorganización, su gobierno va a pique. La delincuencia sigue haciendo de las suyas. Su último fracaso, el secuestro de 4 norteamericanos y posterior asesinato de dos de ellos, más uno herido de gravedad. Esa permisibilidad de AMLO, criticada por los norteamericanos, para con los cárteles mexicanos que se han adueñado de buena parte del territorio nacional, aunque le moleste la verdad a López Obrador, así es la realidad. ¡Un inútil tolerante o complaciente para con los cárteles!

Si hablamos de la refinería de Dos Bocas, sucede lo mismo, AMLO decidió en dónde se debía construir. Ahora son los problemas, se ha gastado el doble de lo presupuestado y a un año de inaugurada no ha podido refinar un solo barril de crudo.

El capricho de la construcción del Tren Maya, en la selva del sur de México, otro fiasco. Enorme ecocidio, la ruta ha tenido que corregirse en varias ocasiones; se han expropiado terrenos que siempre no fueron para la construcción de la infraestructura, no se les paga a los afectados. ¿Y qué decir de su programa “Sembrando Vida”? Otro fracaso que quiso exportar a Centroamérica y obligar a los EU a regalar dinero para su programa. Claro, Biden le “dio palo”. ¿Los 90 millones de dólares obsequiados a tres naciones centroamericanas? Dinero que se fue a la basura.

¿El sector salud? Totalmente destruido. Claro, con sus locas ideas de realizar compras concentradas y acabar con la cadena de corrupción, ahora no hay servicio universal, mucho menos gratuito. La lista de fracasos es interminable.

Y así pretende López Obrador heredar a su sucesor una “lista de encargos” para que continúe con la destrucción de México.







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