[Tras la Verdad] Lista la normatividad de la Guardia Nacional✍

Mientras la mediatización de la información hace voltear hacia la denuncia que presentó German Martínez Cázares, al momento de dimitir a la Dirección General del IMSS, en la Cámara de Senadores, todos los grupos parlamentarios votaron por unanimidad la nueva legislación secundaria que pretende normar la actividad de la Guardia Nacional.

Un periodo extraordinario mucho muy movido. Antes aprobaron las reformas a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Ahora la minuta será turnada a la Cámara de Diputados, para su aprobación y en unos días más, ahora sí, la Guardia Nacional, podrá tener vida jurídica, podrá actuar, tendrá vida orgánica; mandos, facultades y prohibiciones. Pronto tendrá vida institucional.

Todo lo sucedido durante los pasados 6 meses, no ha sido más que actos protagónicos tanto del Secretario de Seguridad, como del mismo Presidente de la República. Sin sustento jurídico alguno, militares actuando como policías, los militares y marinos, en coadyuvancia con la Policía Federal, pretendiendo cumplir con atribuciones que no tenían (tienen). Por eso la ola delincuencial literalmente explotó, sin marco jurídico, sin orden, sin mando superior, sin jerarquías, sin atribuciones en materia de seguridad pública, así han venido trabajando casi 6 meses para atajar a los delincuentes.

El Presidente de la República hizo públicos los nombramientos de los mandos superiores, personal que aún no puede entrar en funciones por la falta de normas que les faculte su actuar. En lo sucesivo será un cuerpo civil; pero, todos los mandos serán de extracción militar; será un brazo de la Secretaría de la Defensa Nacional, como lo pretendía el mismo López Obrador, aunque quedará disfrazada la policía responsable de la seguridad pública, con militares en retiro o con militares con permiso. Y con los elementos de la Policía Federal, que cambiarán de uniforme y de mando superior.

Hasta entonces, México no ha tenido oficial y legalmente un cuerpo policial para contender contra la delincuencia. Una Policía Federal menospreciada por el mismo mandatario, un cuerpo policial en cierta medida consumida por la corrupción y diezmada por la delincuencia organizada y desorganizada. Han sido 6 meses de promesas, reuniones, conferencias para la pacificación y nada hasta ahora. Pronto se tendrá el odiado cuerpo policial por su denominación: Guardia Nacional. Con todos sus destacamentos a lo largo y ancho de la República Mexicana, por lo pronto solo han sido promesas. Promesas que incluso se han confrontado en cuanto a las metas, que si en 6 meses más o en 3 años lograrán una mediana pacificación; ni el Presidente ha podido ser acorde con su secretario de Seguridad, cada quien maneja sus propios tiempos, como si estuvieses en campaña.

El tiempo les llegó y empezará a contar, México no puede continuar en un mundo de incertidumbre a manos de la delincuencia, quienes en un lapso de 6 meses crecieron exponencialmente; y cómo no, ante el caos que ha generado la misma autoridad, la delincuencia bien lo sabe y lo aprovecha. Los incompetentes e inexpertos en materia de seguridad pública, esperan que los militares a cargo del problema, atenúen la furia de los delincuentes. Solo esperemos que los mismos militares, vestidos de civiles, no desborden el poder y también tengamos injusticias a cargo de la misma autoridad responsable de la seguridad pública, pretendiendo combatir a los criminales, quienes, por cierto, gozan de buenas asesorías jurídicas y ellos mismos han sido debidamente aleccionados: quéjense, quéjense de violaciones de sus derechos y la misma autoridad los debe proteger. Así piensan y actúan.

Para junio tendremos en funcionamiento a la Guardia Nacional, con toda su estructura jurídica. Ya no habrá pretextos por parte del Presidente de la República, de echar más culpas; ahora él es el responsable del destino del gobierno que no desgobierna hasta ahora, que impone caprichos sin importar el marco jurídico.

Seguramente mucho le han insistido en ello, pero el Presidente no ve ni oye, actúa por impulsos, sin importarle el Estado de Derecho, y si no le gusta, con un simple memorándum resuelve las cosas, aun quebrantando la misma Constitución. El gobierno del caos tendrá a su disposición a la Guardia Nacional, con mando militar, vestido de civil; lo cual también quebranta no solo la norma interna, también convenios internacionales que impiden que los militares se hagan cargo de la seguridad pública, dado que esos cuerpos castrenses son muy proclives a las violaciones de derechos humanos, de ahí que su naturaleza deba ser con mando civil y no militar, ellos (los militares) están educados y preparados para otras tareas distintas, principalmente para la guerra, para matar al enemigo.

Esos mismos militares de pronto enfrentarán otras funciones en las que en exceso debe imperar el respeto, no violación de los derechos humanos de los delincuentes, no al abuso de la fuerza pública, no al uso de armas letales (las que forman parte de s mismo cuerpo); no, no, no y no. Así deberán combatir a los delincuentes, en tanto estos gozan de la libertad para actuar contrariamente a lo que no pueden hacer los militares (civiles); ellos, los delincuentes, sí pueden usar armas de todo tipo, matar, robar, secuestrar y ser protegidos por la ley para que no sean vulnerados sus derechos humanos y si la autoridad osa violentarlos, el Estado deberá pagarles, repararles el daño que les causen durante la persecución o detención. Y si por excepción llegan a ser detenidos, el Estado debe garantizarles una defensa jurídica, que no se violen sus derechos humanos, que tengan alimentos, vivienda digna, visitas conyugales, etcétera.

A este extremo ha llegado la protección al delincuente, en detrimento de las funciones del Estado y de la seguridad pública a que tienen derecho los ciudadanos mexicanos. Los papeles invertidos, de ahí los excesos. Y si a ello agregamos la ineptitud de las autoridades, la ciudadanía de verdad que se encuentra en desgracia. Podemos mencionar los excesos en donde la realidad se convierte en ficción, como lo sucedido en Tlahuelilpan, delincuentes huachicoleros que robaban combustible, ahora son indemnizados por el Estado, sus familias protegidas y el gobierno (López Obrador) ofrece dinero a los huachicoleros para que ya no roben combustible.

Conclusión, pronto “habemus” Guardia Nacional, en la que millones de mexicanos descargan sus esperanzas de que todo cambien y México vuelva a tener los márgenes de seguridad que logró en los gobiernos neoliberales de antaño. Dura tarea les espera a los m militares, operativos de la nueva fuerza policial de seguridad pública.

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