Sabemos que en tierra de políticos el cinismo no existe, ellos siempre tendrán justificación de sus actos, nada de lo que realicen es malo para el conjunto; su actuación siempre es en beneficio de la sociedad que representan. Prematuramente atajan con estos rapaces razonamientos, ellos nunca actúan en contra del pueblo, a pesar de que las pruebas digan lo contrario. Con el inicio de la “cuarta transformación” se pensó que las cosas ibas a cambiar, pero no, los legisladores son portadores de la más fuerte la esencia de la genética legislativa, de tal suerte que no se esperan cambios de conducta, las triquiñuelas entre ellos son su razón de ser. En los primeros 5 días de ejercicio legislativo, tanto en la Cámara de Senadores como en la de Diputados, se ha confirmado la regla, no cambian; y no pueden cambiar dado que son los mismos de siempre, ahí está Pablo Gómez, incrustado en el sistema político desde los años 60tas. O la imberbe de Lilly Tellez, que de reportera pasó a legisladora, quien todo aplaude sin saber el por qué. Otros que han hecho de su vida en el ejercicio parlamentario; buenos dividendos han obtenido de ello, no así a la sociedad que dicen representar, con la salvedad de la representación de los senadores, quienes presuntamente representan a los Estados, excepción hecha de los senadores de minoría y representación proporcional, que a nadie representan. Es la imagen de nuestra democracia.
Lastimoso el papel de la grandísima mayoría de los legisladores; unos por ceder, otros por aceptar, otros más por hacer mutis ante las veloces transformaciones, que no son más que fraudes a todos aquellos que votaron por esos diputados o senadores. Varios de ellos ganaron la elección, sea directa o indirecta, por medio de un partido político al cual dijeron representar acorde con las plataformas electorales que promovieron durante sus campañas; sin embargo, a solo unos días de iniciar con el ejercicio del cargo, cambian de grupo parlamentario y ejercer el cargo con otra denominación y plataforma que nunca ofertaron a los electores ¿Es un derecho personalísimo la traición al electorado? Todo indica que sí, no hay norma legal que se los impida, nada que se los prohíba, se trata de una enorme laguna legal que aprovechan para su pleno disfrute los políticos en funciones de legisladores.
En 5 días varios legisladores cambiaron de bancada y por lo tanto de partido político al que los llevó a ese cargo de representación popular, luego entonces ¿A quién representan si ya no están en el partido que los llevó al triunfo electoral y por ende al cargo? Para ellos no es cinismo ni traición: es libertad; es derecho personalísimo. Esto no es más que un engaño a la ley y al electorado. El “partido en el poder” a pesar de que no hay entrado en funciones el Presidente electo, pero ya ejerce la influencia que deviene del mismo poder público, quien arrazantemente tiene mayoría en la LXIV Legislatura federal, se da el lujo de humillar a varias fuerzas políticas y literalmente les “roba” legisladores a otras bancadas para lograr la mayoría relativa; Morena que inició con 191 legisladores en la llamada Cámara baja, ya supera los 250 en su bancada, lo que en automático le permite aprobar lo que le venga en gana. Se postraron el PT, PES y el Verde Ecologista, “obsequiándoles” legisladores de forma por demás humillante. Claro que entre ellos no hay dignidad y si acaso existe se la tragan para que no se note ¿Para qué la humillación y rendición? Tan fácil que es sumar votos de otras bancadas al momento de aprobar o rechazar cualquier propuesta legislativa, de esa forma se presume mayor democracia; pero no, hay que quitarlos de una bancada y sumarla a otra, lo cual significa dejar un partido y sumarse a otro en el ámbito de la representación popular que no es más que un fraude descarado. Es costumbre parlamentaria, justifican los traidores y veleidosos legisladores. Y al pueblo solo le queda observar; bueno, algunos incluso aplauden las traiciones, festejan que la bancada de Morena pueda hacer lo que le venga en gana. No olviden que el poder absoluto envilece y trastoca las instituciones.
Para los ecologistas ¿Fue un pago por haber concedido la licencia para separarse del cargo al senador y pueda continuar en el ejercicio de gobernador de Chiapas? Manuel Velasco Coello, gobernador y senador, ya había entregado las armas a López Obrador, en sus cargos; primero de gobernador, después como senador; solo faltaba la entrega de la plaza. Y así lo hicieron los ecologistas ¿Vergüenza? ¿De qué? Es práctica parlamentaria, justifican sin un ápice de cinismo. Velasco solo duró 5 días en el ejercicio de senador, ahora despacha como gobernador de Chiapas. En unos meses, al término del periodo constitucional, regresará a la bancada del Senado para mostrar pleitesía al grupo de Morena. Los senadores fueron tan cínicos que en primera votación rechazaron la solicitud de licencia de Manuel Velasco, no habían recibido línea; tuvieron que violentar su propia norma y bajo el pretexto de que, la Secretaría no había hecho bien el cómputo de los votos, repitieron la votación y corrigieron el “error”. Ricardo Monreal, coordinador dela bancada morenista, así justificó lo injustificable. Se trató de un error, dijo. Muy sucio jugarán el juego que de antemano tienen ganado por la mayoría numérica que los arropa. Total, si no entienden los senadores (la línea) de qué manera deben votar, vuelve a repetir la votación y asunto concluido. Entre ellos no hay línea, dicen sin pisca de cinismo, para no parecerse a la desaparecida mafia del poder.
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