Los años transcurren con inusitada rapidez lo que permite muchas cosas se olviden y el tiempo sea cómplice de latrocinios. La vida me ha permitido ser testigo de la rapiña que muchos funcionarios o empleados de gobierno llevan a cabo y se apropian del patrimonio del gobierno del Estado, incluso de las viejas oficinas de algunas presidencias municipales cambian de lugar muchos de los muebles u objetos; es más sencillo encontrar esos bienes en las casas de quienes fueron empleados que sin ningún rubor se hicieron de antigüedades.
Tengo presente varios cambios de oficinas; unos se van y otros llegan; seguramente algunos de ustedes recordarán lo que era conocido como la zona militar, se ubicaba en el inmueble que después fuera ocupado por la Presidencia Municipal de Querétaro; también tengo presente cuando se rehabilitó el inmueble de la Presidencia Municipal de Querétaro, hoy ocupada por el Poder Ejecutivo, en Plaza de Armas. En ese viejo inmueble purgaban penas de prisión los sentenciados o la prisión preventiva de los inculpados; en la parte superior del edificio estaban las oficinas de la temible Policía Judicial, entonces directos Benito Correo; ahí torturaban a los detenidos.
Otros inmuebles fueron comprados en el sexenio de Rafael Camacho Guzmán, para después convertirlos en oficinas públicas, incluso uno de ellos fue transformado en el Mesón de Santa Rosa; en ese periodo gubernamental y el que le siguió, el de Mariano Palacios Alcocer, varios de los amigos o parientes de los gobernadores en turno, saqueaban o buscaban posibles tesoros entre las gruesas paredes o en el piso, así que, cuando se podía visitar esos inmuebles, más parecían casas bombardeadas por tantos orificios localizados en todas partes; buscaban tesoros. Entonces y aún hoy en día, como por arte de magia, desaparecían las cosas, como si de fantasmas se tratara. Al paso del tiempo, se llega a saber en qué casas esta algunas de esas antigüedades; y quiénes se apoderaron de esos objetos, los amigos queretanos de esos exserivores públicos, no pueden guardar el secreto, lo hacen del conocimiento de otros amigos y así sucesivamente. También estuvieron incluidos ranchos, cascos de hacienda e inmuebles derruidos, fueron a parar al patrimonio de esas familias, de los cercanos, de los cómplices. La pésima costumbre no ha desaparecido hasta ahora. En aquel entonces no había inventario de nada, mucho menos se sabía el valor de las cosas o inmuebles de los cuales se apropiaban. Incluso objetos propiedad de la Universidad Autónoma de Querétaro; uno de los Secretarios de Gobierno de aquel entonces, cuando lo visitábamos en su despacho, nos presumía la gran cantidad de libros que se había robado.
Hasta las rejas de la cárcel municipal de la Edad Media desaparecieron; rejas que vienen de la época colonial. Cuando la cárcel municipal se convirtió en el Cereso y se trasladó a San José el Alto, en 1970, otro saqueo; los 3 juzgados penales de primera instancia también se trasladaron para aquel frío y enorme inmueble, en donde los presos se perdían. Sé a manos de quién fue a parar reja de la cárcel municipal, la obsequió uno de los servidores públicos de la época. Cuando íbamos por los detenidos para la toma de declaraciones, por órdenes del juez de primera instancia penal, ahí podíamos ver todo lo que había en esos vetustos inmuebles.
En la parte baja del inmueble la oficina del presidente municipal, tesorería, compras y otras más; en el fondo la cárcel para mujeres. Si bien la mayor parte de los muebles no tenían mayor valor comercial, el valor intrínseco histórico les daba un valor incalculable. Deben estar en un museo.
En ese edificio vivió la señora Josefa Ortiz de Domínguez, lugar en que dio inicio la gesta independentista, ello es suficiente para darse cuenta del valor histórico que representan muchas cosas que ahí se encontraban, algunos objetos eran de aquella época, como puertas o ventanas. Durante el sexenio de Camacho Guzmán, 1979-1985, todo, absolutamente todo fue remodelado para dar cabida al Palacio de Gobierno, en ese entonces se despachaba en el inmueble de Madero 70; otro lugar que también fuera saqueado. Cierto, muchos de los muebles de oficina eran de metal, de los 50s y 60s, sin mayor valor; pero, otros eran de viejas épocas. También recordamos que en Teatro de la República, en ese espacio histórico, sesionaban los legisladores queretanos y tenían, no más de un par de oficinas; después serían cambiados a mitad del sexenio de Camacho, para sesionar en lo sucesivo en el remodelado inmueble de la esquina de 5 de Mayo y Pasteur, lugar cómodo, no más digno por el espacio histórico del Teatro de la República, espacio de debates de los legisladores, lugar en el que se discutiera y aprobara la Constitución Política de 1917. El gobierno de Rafael Camacho, compró infinidad de muebles de lujo para la cámara de diputados y el mismo Poder Ejecutivo. La madera fina y tallada de las enormes puertas de ambos “Palacios”, fue traída desde Guatemala, las ventanas otro tanto, los vidrios pulidos con el escudo de Querétaro. Los mosaicos traídos de Europa. Era un verdadero lujo entrar a esas oficinas. Cerca de 40 años han transcurrido, mucha historia se ha inscrito entre esas paredes.
De las últimas rapiñas se dio al cambio de inmueble de la Legislatura, cuando dejaron las oficinas que se ocuparon desde mediados del sexenio de Rafael Camacho. Hoy despachan los legisladores en un inmueble mal construido y poco práctico. Al término del sexenio de José Calzada, les urgía cambiarse de domicilio. Tan mal construido está ese inmueble de hierro, que varios de los enormes vidrios se estrellaban por el asentamiento, el edificio se inclinó peligrosamente; tiene un estacionamiento insuficiente; oficinas que parecen hornos, entre otros de los inconvenientes que siguen presentando. El nuevo inmueble fue amueblado de pies a cabeza, equipo fue nuevo y usted se preguntará.
¿Qué pasó con los finos muebles del antiguo edificio que hoy ocupa parte del Tribunal Superior de Justicia? Algunos de ellos fueron repartidos entre los legisladores, no hubo licitación para la venta, se los asignaron directamente. Otros se quedaron. ¿Hay inventario de los muebles que ahí se encontraban? ¡Por supuesto que sí! En tiempos de la Contadora Araceli García Olivares, entonces Contador Mayor de Hacienda, se obligó a todas las dependencias a levantaran inventario; dado que no había facturas para acreditar la propiedad, contablemente se les dio el valor de un peso. Pero el inventario detallado existe.
Por cierto, es ese edificio (el viejo) se encontraban las cenizas de Doña Josefa Vergara y Hernández, esas fueron a parar con todo y nicho en la pequeña iglesia que está a unos pasos del inmueble. Desaparecieron el original del testamento, Doña Josefa Vergara donó docenas de inmuebles para ayudar a la gente necesitada, muchos de los cuales hoy día forman parte del patrimonio de exservidores públicos. Nunca nadie se ha preocupado por recuperar ese patrimonio que es de los queretanos y hoy forma parte del peculio de particulares. Bien valdría empezar a recuperar muebles e inmuebles que fueron objeto de rapiña; algunos de ellos podrían ser los muebles que se llevaron los exdiputados de la LVII Legislatura. Por ahí podrían empezar. Vamos, mucho apreciarían los queretanos que ellos (quienes se los llevaron) los donaran al gobierno del Estado, para ser exhibidos en algún museo. Muchos sabemos quiénes tienen esos objetos, sería digno los regresaran. También los inmuebles.
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Domingo 03 de marzo, 2019