¿Existe en Querétaro censura por el ejercicio de la libertad de expresión o se practica la autocensura por algún interés? ¿Está en riesgo en Querétaro la libertad de expresión?
Estas y otras preguntas surgen en razón a la exigencia de algunos periodistas hacia la autoridad para que creen una ley que de protección a los informadores cuando son amenazados por el libre ejercicio de su profesión.
Los legisladores de inmediato hicieron eco a la demanda y ya se ponen a trabajar, exhortando a los interesados para que presenten propuestas. Pero pretenden ir más allá en el ámbito del periodismo, entre otras cosas la protección laboral y la contratación de publicidad, con la finalidad, dicen los legisladores, de crear una norma de avanzada.
Total que los legisladores locales intentarán incursionar en asuntos que no son de la competencia local para la creación de leyes, ejemplo, los derechos laborales de los periodistas. ¿Recuerdan la iniciativa presentada por Braulio Guerra? Simplemente fue directo a la basura.
Ahora bien, ¿con quién se reunirán los legisladores para obtener información que sirva para crear la nueva norma? ¿Con los dueños de los medios? ¿Con los de la radio, televisión, prensa escrita, portales de Internet? ¿Hablarán con los jefes de información, de redacción, columnistas, reporteros, fotoperiodistas, caricaturistas? En Querétaro no hay agrupación legal de periodistas que represente a los interesados; existe el sindicato de aquellos que están contratados y forman parte del Sitatyr –Sindicato de Trabajadores de la Radio y la Televisión–, pero no amalgaman a la gran mayoría.
Hoy la mayoría de periodistas son independientes y son contratados por medio de la figura del “outsourcing” y no les dan prestaciones. Pero estos son otros temas, el fondo es proteger, garantizar la libertad de expresión, de todo periodista.
¿Qué pasa con los periodistas corruptos que cobran por desacreditar o difundir información falsa? ¿Se les combatirá para lograr tener en Querétaro un periodismo libre, profesional, ético, veraz y profesional? Este también es parte del problema que se debe depurar y castigar conductas delincuenciales de “cuello blanco”: al fin delincuentes.
Aún recuerdo al expresidente municipal de San Juan del Río, Fabián Pineda Morales, quien se quejaba amargamente de ser presionado por el dueño de un medio impreso para que le diera un millón de pesos, so pena de fastidiarlo. Habló con el entonces secretario de Gobierno y este sumiso lo obligó a negociar, a darle dinero por medio de contrato. Ese mismo periodista obtuvo el dinero que quiso cuando Manuel González Valle fue presidente municipal de Querétaro, además de otras prebendas como comidas en restaurantes caros, viajes pagados, chofer para traslados, arreglo gratuito de sus vehículos, etcétera. ¿También se legislará al respecto?
En el periodismo no sufre lo mismo aquel que se traslada en camión para obtener la noticia, que aquel que se sienta en un lujoso restaurante para lo mismo. Por ejemplo, ¿quién decide invitar a quién a las comidas oficiales con las autoridades? Ni son todos los que son ni invitan a todos los que son. También hay discriminación en el medio.
Por eso me parece muy iluso y más bien de corte político y publicitario, eso de regular varias materias en una misma norma en tratándose de una de las más nobles labores sociales: el periodismo libre, profesional e independiente.
Por ejemplo, en el ámbito periodístico no es la misma labor en deportes que en sociales; tampoco es la misma actividad en la esfera política que en el delicado y conflictivo medio policial.
El presupuesto público para información o comunicación social nunca será suficiente. ¿Quién norma el criterio para los contratos de publicidad, bajo qué criterios se paga más o se contrata menos? Son varios los factores a considerar. No es lo mismo un portal de Internet con tres lectores, que un impreso con 5 mil ejemplares –luego mienten sobre el tiraje para cobrar más– y no puede darse el mismo trato. Este es un tema importante que no debe estar inmerso en materia de libertad de expresión, para nada.
Plausible que se inicien los trabajos legislativos, los cuales deberán ser supervisados por conocedores en la materia para evitar que algunos vividores sigan con la exacción para darse vida de empresarios ricos de la información; plausible que se cree la norma que anticipadamente prevea y evite la censura a la libertad de expresión, como lo hiciera aquel innombrable exsecretario de Gobierno que llegó a ser gobernador hace poco menos de dos años; mucho menos que la delincuencia organizada haga de las suyas como en otros estados de la República Mexicana. Tampoco se vale la autocensura por proteger intereses de la empresa informativa.
Eso sí, la norma debe dar protección al periodista libre, profesional y honesto que lucha día a día por descubrir la verdad y darla a conocer sin adjetivos ni calificativos, sin denuestos.
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