¡No tienen llenadera! La semana pasada, el jueves para ser exacto, el senador Ricardo Monreal Ávila presentó iniciativa de ley que reforma la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y leyes reglamentarias referentes al Poder Judicial de la Federación.
¿Cuál es la pretensión de Morena y el mismo Presidente de la República? ¡Tener el control absoluto de la Suprema Corte de Justicia de la Nación! Actualmente la Corte se compone de 11 Ministros; la propuesta del Presidente y Morena, por medio de Ricardo Monreal, es incrementar 5 Ministros más, lo que le permitiría al Presidente Andrés Manuel, hacer los nuevos nombramientos y con ellos, lograr la mayoría en el Pleno de la Corte, de suerte tal que lograrían incrustarse hasta el ADN de la Corte y modificar lo que les plazca.
La trampa consiste en crear una nueva Sala cuya competencia jurisdiccional sea la materia de la corrupción. ¿Acaso no pueden los ministros conocer de ello acorde con su actual estructura? Claro que sí, de hecho y de derecho lo vienen haciendo cuando algún expediente llega a manos de los ministros.
Monreal justifica que hay rezago en los expedientes. ¿Dónde está la austeridad? ¿Por qué el despido injustificado de esos cientos de burócratas que de un día para otro se quedaron sin empleo, bajo el argumento de racionar el gasto y obligar a los ministros a realizar recortes en el presupuesto? Todo ha sido una burda pantalla. Los ministros se bajaron el salario y recortaron 5 mil millones del gasto para este año de 2019. Con ello se sumaron a la corriente de la austeridad promovida por López Obrador.
Por ello no se explica ahora que sea el mismo Presidente de la República, por sí y del senador Monreal, que pretendan reventar la Corte con 5 nuevos Ministros, so pretexto de resolver los asuntos de corrupción. ¿Cuáles si el Gobierno de la 4ª Transformación no ha consignado a un solo corrupto? 5 Ministros que traerían una cauda de empleados administrativos y judiciales tras ellos. El control no lo obtendrán; la oposición no será tan tonta .¿O sí?
Los considerandos de ambos políticos totalmente incongruentes con la campaña de austeridad que han emprendido a lo largo y ancho de la República, en toda la estructura administrativa del Poder Ejecutivo. Sin embargo, ahora buscan meter la mano, el brazo, el codo y el hombro en las entrañas del Poder Judicial de la Federación. Si a ello sumamos la presencia del representante del Poder Ejecutivo, en el Consejo de la Judicatura, espacio administrativo en el que se estructura el presupuesto, no solo lograrían el control jurisdiccional, también el económico, financiero y administrativo. Contrataciones y despidos en manos de Morena. Recordemos que no les agradó el inicio de juicios de amparo en contra de la ley de salarios mínimos presentada por el personal judicial; juicio que ganarán sin lugar a dudas, salvo la “chicanada2 que traen entre manos, al crear una nueva ley que lleve al sobreseimiento de los juicios.
En su sano juicio, nada justifica la creación de la nueva Sala de Ministros en la Corte, la pretensión de López Obrador, va más allá de la trascendente labor de impartir justicia en ése ámbito; va por el control del Poder Judicial. Ya tiene el del Poder Legislativo, solo le falta la Suprema Corte de Justicia de la Nación, lo que indudablemente acrecentaría el autoritarismo que ya caracteriza al gobierno de López. ¿Se imaginan impartiendo justicia, tras bambalinas, a López Obrador?
El sistema incipiente democrático mexicano, desaparecería para convertirse en un imperio unipersonal. Mal, muy mal anda el gobierno de la 4ª Transformación; eso no lo prometió en campaña, mucho menos estuvo en su plataforma política; López va por un gobierno autártico; Andrés Manuel va por la dictadura, en oposición franca a la democracia. Su fin es el control de los 3 poderes públicos; entonces sí, a temblar, estaría cumpliendo su amenaza de un nuevo “régimen político” y no solo un cambio de gobierno.
Los senadores de la oposición en la Cámara de Senadores, entiéndase PAN, PRI, PRD y MC, no dejarán pasar la reforma constitucional; de llegar a aprobar esa “delincuenciada”, se estarían poniendo la soga en el cuello, no solo a ellos, a todo el pueblo de México. Pronto estaríamos en las mismas condiciones que los pobres venezolanos, cuyo gobierno despótico es una dictadura, Nicolás Maduro controla los 3 poderes públicos de aquel país; por eso hace y deshace a placer. Los mexicanos no están dispuestos a seguir esa misma historia al pie de la letra. No a las dictaduras, sean de izquierda, derecha o centro; todas son igual de nefastas. Por eso los senadores deberán rechazar la pretensión de obsequiar veleidosamente al Presidente López, las facultades de los poderes fácticos, lo que le permitiría controlar a los tres poderes públicos.
Al cuarto poder lo ha ido poco a poco minando, doblegando con insultos, descalificaciones, recortes a los contratos de publicidad; muchos de ellos ya no critican, no cuestionan y sí aplauden las acciones abusivas del Presidente de la República; un ejemplo especial merece el de Carmen Aristegui, quien se caracterizó por su combatividad en el sexenio pasado, ahora no es capaz de emitir crítica alguna a pesar del desgobierno que controla Morena y sus huestes. Ese control de los medios de comunicación, siempre lo busca cualquier gobierno despótico, autoritario, sea de cualquier facción política.
En el caso extrañísimo de México, la amalgama de actos religiosos del primer mandatario, que rebasan las leyes vigentes, tales han sido las muestras extremas de no cantar el Himno Nacional o no saludar al lábaro patrio, dado que lo prohíbe la religión que profesa el Presidente López Obrador. No cumple con lo que protestó cumplir y viola la ley de los símbolos patrios. Nadie osa criticarlo y cuando lo hacen, apenas tibiamente. Ahí está el claro ejemplo del escritor Francisco Martín Moreno, autor del libro intitulado “Ladrón de Esperanzas” (pura coincidencia con López Obrador); fue duramente criticado por el Presidente de la República y su libro lo venden a hurtadillas en las librerías, bajo el temor de ser castigados por el actual gobierno; contrario a la voluntad de López, los 150 mil ejemplares se agotaron y va por otros 50 mil más; la opresión ahí está y fue denunciada por el mismo autor. ¿Dónde está la libertad que prometió el Presidente? No la hay más que de palabra. Regresemos. Sumemos entonces el autoritarismo del poder público con el religioso y estaremos viviendo en la edad Media; tal vez esa sea la razón que lleva a López Obrador a pedir “pacíficamente y sin confrontación” al Rey de España y al mismo Papa, que pidan perdón por los abusos cometidos durante la colonia.
Conclusión. La disfrazada voluntad de crear una nueva Sala que atienda asuntos de corrupción en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no es más que una celada; no es otra cosa que un ardid o trampa con disimulo en la que pretende llevar López y Monreal, a los legisladores de oposición en el Senado. En esta ocasión, el procedimiento no inicia por la Cámara de Diputados, en ese espacio político de representación popular, existe un control absoluto por el número de diputados que acumula Morena y sus rémoras legislativas; las votaciones calificadas las consiguen sin dificultad. No así en la Cámara de Senadores, en donde no tienen ese control, por eso en esta ocasión la Cámara de origen es el Senado y si llegara a pasar, el simple trámite en la de diputados sería eso, un simple trámite.
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