Todos los dirigentes y bases de militantes de los partidos políticos debieran entrar de manera forzosa a un profundo análisis y reflexión sobre los resultados que arrojaron las elecciones del pasado 1º de julio y darlo a conocer públicamente. La sociedad mexicana merece saberlo, paga para el sostenimiento de todos los partidos políticos. No solo los que perdieron hasta la camisa, también aquellos que obtuvieron triunfos electorales y que solo se dedicaron a “cachar votos”, debido a un hartazgo social y no porque hayan hecho una campaña extraordinaria ni hayan propuesto acciones tan novedosas que se ganaron los votos razonados; nada de eso, fueron votos de castigo para unos y premios para otros.
Y esto debe ir para las estructuras nacionales como para las locales. En todos los casos hubo inauditas sorpresas. Bueno, incluso ganaron candidatos que están en la cárcel o que ya no compitieron, así de contrastantes fueron los resultados. Como nunca hubo compra y oferta de militancias, unos se fueron para otros partidos a pesar de que nada tienen en común, sin embargo, cruzaron el rio a tiempo y se salvaron; lo peor, fueron recibidos como “héroes” por traicionar a sus antiguos partidos, ejemplos fueron muchos; de tal suerte que hoy no se sabe cuál es el verdadero rostro político o ideológico de aquellos que obtuvieron triunfos, el salvaje pragmatismo operó a su máxima expresión. Al final, como cualquier democracia, unos ganaron y otros perdieron, pero ¿Qué harán en lo sucesivo esos partidos políticos? ¡Todos!
En el PAN, ya se exige la renuncia al interinato de Damián Zepeda y ni por asomo aceptan el regreso del “gandaya” de Anaya, causante del mayor fracaso electoral desde que se erigieron como una verdadera competencia política. Y todo por su Frente Ciudadano, que terminó en un Frente de cuates y compromisos. Dos figuras importantes del panismo han emitido opiniones diversas al respecto. El gobernador Francisco Domínguez, quien pide la salida de todo el Comité Ejecutivo Nacional del PAN, para elegir uno nuevo. Con justa razón culpó a Ricardo Anaya, de la debacle, aunque también destacó sus virtudes de buen político, acompañadas de su juventud, para que siga con su carrera; de Damián Zepeda, dado que ocupará un escaño en el Senado, que se vaya de una vez. Renovarse o morir.
No falta el “pipián” de todos los moles, sí ese que usted ya sabe, a quien apodan el Jefe Diego Fernández de Cevallos. Para este sujeto no es conveniente la salida de la actual dirigencia, así lo expresó. Por supuesto que a él no le conviene, dado que fue asesor de Ricardo Anaya Cortés, luego entonces también es responsable de la debacle electoral y de paso tendría que alejarse un poco, no dejar su partido, eso no, pero sí alejarse lo más posible para no seguirlo dañando.También sugiere que sus problemas no se ventilen públicamente, ello los debilitaría más, así que mejor en lo obscurito ¿Acaso no reciben dinero público por concepto de prerrogativas y deben rendir cuentas de ello? ¿Entonces a qué le teme este señor? Se le olvida que son entes públicos y se mantienen gracias al apoyo económico de nuestros impuestos. Creo que es necesario que los mexicanos estén enterados con eso de la transparencia, sobre qué discutirán y qué fue lo que en realidad les pasó. Todos saben que Ricardo Anaya traicionó a medio mundo para hacerse indebidamente de la candidatura por medio de la coalición electoral y que tuvieron que obsequiar candidaturas para calmar los ánimos de algunos competidores, como en su momento lo fue Rafael Moreno Valle, gobernador de Puebla, a quien le dieron la candidatura para su esposa al gobierno del Estado y a él la senaduría; así se pagaron entre ellos los favores. O el obsequio de la senaduría plurinominal a Miguel Ángel Mancera, por hacerse a un lado y dejarle el camino libre a Anaya. Como estos son muchos los ejemplos que dieron al traste con los resultados electorales. Por eso los más piden la salida de todos los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional y empezar de nuevo con otro rostro que inspire confianza.
En el PRD, las cosas andan peor, a punto de la extinción no sabe qué hacer. Morena los vapuleó por todos lados, el otrora partido de izquierda mandón, quedó hecho cenizas por las mismas razones, haberse aliado al PAN, los llevó a la ruina; Amlo los socavó hasta los cimientos y están a punto de caer si no se reorganiza esa mínima parte de la izquierda tramposa que muchos abandonaron para irse a los brazos de otra izquierda –exactamente los mismos- tal vez peor, pero al fin y al cabo, “nueva” por sus siglas; el partido que a todos engaño con discursos falaces que muchos creyeron, no es más que lo mismo de lo mismo, sus militantes que lo componen vienen de todos los partidos, ahora forman una informe amalgama, una maza de la cual no se sabe cuál es su compuesto químico; hay de todas las corrientes y sin corrientes políticas, unos meramente “chambistas”, bueno hasta ricos empresarios ahí se agazaparon para disfrutar del poder que hoy les da el haber triunfado. Otro partido que debe analizar a fondo qué les pasó y corregir el camino, si es que pueden y los dejan, no vaya siendo que, a pesar de conservar el registro a nivel nacional, todos se vayan al abordaje a Morena y se queden sin militantes. Vamos, como les sucedió en Querétaro, que perdió todo Adolfo Camacho, por lanzarse a los brazos del PAN, con candidaturas comunes, llevó a su partido a la desaparición en el Instituto Electoral del Estado de Querétaro. Muchas voces pides ya su salida y él, al parecer, por vergüenza, dejará la dirigencia estatal que tanto peleó y todo para perder.
En el PRI, ni se diga, aún no saben qué maquinaria fue la que les pasó encima que literalmente los “aplastó”. Ah, pero el dirigente interino ya se defiende y califica de “carroñeros” a quienes piden la cabeza de muchos de aquellos que, por corruptos, llevaron a la vergonzosa, dolorosa y estrepitosa derrota, jamás imaginada, al menos eso dicen. Seguramente tenían instrumentos de medición que anticipaban ese resultado, por eso llevaron como candidato a un independiente y no a un priista, con la esperanza de que pudiera rescatar algo de lo pedido con aquello de tanto gobernador priista corrupto, compasado de la impunidad. Po eso se atrevieron a modificar los Estatutos para darle cabida a un hombre excelente, de trayectoria intachable, para que cargara con todo el peso del desprestigio ganado a pulso por lo que va del sexenio; no pudo tapar la cloaca y tal vez logró salvar al PRI, de su desaparición legal, aunque no material, hay millones de priistas molestos, resentidos con esa clase priista de las cúpulas que los han desprestigiado con tanta corrupción; las bases siguen siendo honestas, priistas de convicción y no de conveniencia como aquellos que son dadores de espacios de poder, de candidaturas, que otorgan impunidad o castigan. Por eso René Juárez Cisneros, dirigente interino del PRI, heredero del poder real y fáctico, de inmediato atajó con la ofensa a priistas llamándolos “carroñeros”, a quienes quisieran pedir “la cabeza” o la salida de la misma cúpula priista, que rindan cuentas de tremendos fracasos electorales. Este señor, sin darse cuenta ¿O sí lo hizo? él mismo se autodenominó como carroña. Vaya pues con los resultados electorales. Querétaro fue un claro ejemplo de lo que a nivel nacional sucedió de forma idéntica; unos pocos se adueñaron de ese partido, lo maniataron políticamente, corrieron a la militancia y se quedaron, una vez más, con las candidaturas para los “cuates”. Los priistas queretanos también piden cuentas a Juan José Ruiz Rodríguez, exigiendo que, si tiene un poco de vergüenza, no ocupe el cargo de regidor en la capital, tampoco el suplente que ha sido su lacayo desde que, curiosamente trabajaron y cobraron juntos en el sexenio pasado, en el negocio de los programas sociales. Todo un fracaso.
El resto de los partidos están igual o peor. Morena no debe cantar victoria, como lo dije con anterioridad. Ganó desfondando a otros partidos, es cosa de ver quiénes operaron desde su interior, perredistas, priistas y panistas que lograron dar el salto a tiempo. Así formaron un “monstruo” que podría generar serios problemas si no adoptan y muestran su verdadera personalidad política. Hoy es júbilo por los triunfos mal habidos, sea porque se materializó el hartazgo en los electores, sea porque secuestraron candidatos de otros partidos para obtener los triunfos, a fin de cuentas, ganaron muchas elecciones federales y locales ¿Hasta cuándo durará ese jubilo? Por lo pronto Andrés Manuel López Obrador, candidato ganador, empezó anunciando que algunas de sus promesas de campaña podrán ser cumplidas –tal vez sí, tal vez no- hasta dentro de 3 años y que sí va el nuevo aeropuerto internacional, y que también habrá gasolinazos, pero más chiquitos y con otro nombre para que no se oiga tan feo, serán nominativos los ajustes a los precios por aquello de la inflación, para que no se rezague el precio de los energéticos. Así que, a esperar el cumplimiento de las promesas. En lo que será el nuevo gabinete hay de todos los partidos, Amlo, sin mencionarlo en su campaña, pondrá en funcionamiento un “gobierno de coalición pragmático”, en donde habrá priistas, perredistas, panistas y demás; el gobierno de Amlo será de todos para todos. Así, en caso de que exista corrupción, será la “mafia de todos” y nadie se podrá quejar.
Conclusión. Son tiempos de análisis y reflexión de todos, sí de todos, ganadores y perdedores, que deberán hacer los ajustes que sean necesarios para ser verdadera opción de cambio, siempre en beneficio de los mexicanos, para eso se conforman los partidos, para que, por medio de ellos, la ciudadanía participe en el ejercicio del poder en beneficio de la población, no en beneficio de esa casta política, como ha sucedido con mucha frecuencia.
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