El 2024 no solo será un año de elecciones –entre ellas la de presidente de la República, y en Querétaro las de senadores, diputados federales, locales y 18 presidentes municipales–, será también un año de referéndum al gobierno federal y al estatal, y claro que será el año de las encuestas.
Aún falta mucha agua por correr bajo el puente de 2024. El horizonte seguramente nos guarda sorpresas, así que las historias efímeras de 2023 aún no nos dicen nada.
El 2024 será, pues, un año de encuestas; van algunas reflexiones sobre lo que se espera, sobre lo que se desea. Lo que se espera: en temporada electoral las encuestas sobre intención de voto florecen, se intensifican, ocupan una parte central de la discusión.
Ya no solamente las comentan los comentaristas –valga la redundancia–, sino que los candidatos, sus partidos, sus partidarios las incorporan a la retórica de campaña. “Voy ganando; vas atrás; la ventaja es irremontable; este arroz ya se coció; la verdadera encuesta es el día de las elecciones…”, etcétera.
Frases sin contenido, frases de desdén, frases que no aportan a la discusión de las opciones que compiten por el voto.
Pero son las encuestas, que nos dicen que en lo federal Claudia Sheinbaum aventaja con mucho a Gálvez, que nos dicen en lo local cosas contradictorias: por un lado, la encuestadora Cetespo, en un trabajo exclusivo para el estado de Querétaro en el mes de diciembre que acaba de pasar, con 800 entrevistas, 80 secciones electorales, nos dice que el posicionamiento de Andrés López Obrador está por arriba del de Mauricio Kuri, con una aprobación neta del primero cercana al 60 por ciento, y del 45, el segundo. Mientras que la de Mitofsky dice lo contrario.
Hay preocupación en el PAN porque en lo del Senado Morena lleva mínima ventaja; mínima, sí, pero la lleva, y era sin candidato; ahora como candidato Santiago Nieto hay que ver cómo pinta el panorama de las encuestas; eso sí, son cifras que otra casa encuestadora da al contrario.
Y que en las de ediles la calificación para los actuales es baja, sumamente baja.
Sobre el referéndum a la Presidencia de la República será porque la violencia dejará una marca indeleble en López Obrador, que pese a militarizar la seguridad pública, dotar de equipo y hombres a las Fuerzas Armadas como nunca, diseñar programas sociales para atacar las causas de la desintegración social y que diario preside el gabinete de seguridad para implementar su estrategia, ha tenido un fracaso.
El gobierno de López Obrador tiene una trayectoria propia que deberá defender en el camino a las urnas. Pero el presidente, su partido y su candidata pretenden otra narrativa. Con frecuencia, Claudia Sheinbaum se refiere al Frente Amplio como representante del pasado. “Son un dinosaurio de sangre azul”, dijo hace poco. “En realidad es la vieja historia de México, son el PRI y PAN de siempre”.
Al insistir en el pasado, la candidata de Morena recoge uno de los mensajes centrales del propio López Obrador y sus partidarios: la victimización frente al pasado.
El reto central de la oposición será colocar al gobierno actual en el centro del debate, con sus luces y sombras.
Tema que no logra hacer Xóchitl Gálvez, que no termina de arrancar.
En lo local, el referéndum que tanto ha venido demandando el aún senador Gilberto Herrera a Mauricio Kuri, será no en las leyes, sino en las urnas; y será sobre el tema de la movilidad: 5 de Febrero, la interminable y carísima obra estatal que no vendrá ni a modernizar Querétaro, ni resolverá el tema vial o de movilidad, como lo ha dicho una y mil veces el mismo secretario de Obras, Fernando González, que ha querido verse sincero y solo logra ser un cínico.
Igual el fracaso que se vislumbra en el transporte urbano, donde todo es un galimatías y los 2 mil millones de pesos del préstamo autorizado para resolver este tema será dinero perdido: El transporte urbano ni mejorará su servicio ni ampliará sus rutas, ni nada; solo los 400 camiones nuevos que no acaban de llegar y que vendrán a integrarse al caos vial que diario se vive en la zona metropolitana, creado casi siempre por los camiones urbanos y no como quieren hacer creer: por falta de cultura vial.
Las acciones de los diputados locales del PAN –bueno, de los 25–, que solo son empleados del Ejecutivo, tendrán su respuesta en las urnas: el reemplacamiento, el préstamo multimillonario y muchos otros temas más que aprobaron en perjuicio de los ciudadanos.
O el tema del agua, otro asunto por ahí que se trata de ocultar.
Igual que con el gobierno federal, el referéndum será sobre el tema de la inseguridad –o seguridad, como lo quiera ver–, sobre el alto costo de la vida en Querétaro, uno de los lugares más caros casi del mundo.
Mauricio Kuri tendrá que sacrificar a alguno de sus alfiles –¿o peones?–, ya sea a Gerardo Cuanalo, a Fernando González, o buscar un chivo expiatorio entre los presidentes municipales panistas y ofrendarlo antes de las elecciones.
Hay mucha tela de donde cortar tanto del gobierno federal, estatal y municipal; de este último hablaremos de El Marqués, Corregidora, San Juan del Río, Querétaro y otros más, donde la ESFE y la Fiscalía Anticorrupción afilan la guadaña para cortar más de una cabeza por asuntos de corrupción y uso de recursos de procedencia ilícita.
Finalmente, solo resta desearles un feliz y próspero año nuevo 2024.
02
Ene 24
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