La semana pasada tuvimos abundante información económica, y hoy le dedicamos un poco de espacio y atención a lo que se difundió.
En Querétaro, y en todo el país, las cifras económicas del año 2021 pueden ser muy engañosas. Pueden hacernos creer que la economía va hacia arriba, cuando en realidad anda dando traspiés.
El caso más obvio son los datos que la semana pasada informó la Sedesu, respecto a la creación de empleos.
Marco del Prete, titular de Sedesu, informó que desde el inicio de la administración estatal, en octubre de 2015, a mayo pasado, aumentó en 157 por ciento el número de personas registradas ante el IMSS.
En ese sentido, recalcó que durante estos últimos cinco años se crearon en promedio 22 mil empleos anualmente.
Con esos datos podríamos pensar en una economía local boyante, fuerte, un Querétaro donde la pobreza ya no existe, donde las familias tienen solventadas sus más apremiantes necesidades; porque si hay trabajo, hay una economía fuerte.
Mejor olvide usted este dato, porque en realidad deforma la percepción de la dinámica económica.
No se niega que esos datos que dio el secretario sean reales, pero no son el reflejo de lo que pasa en la economía local, en la economía familiar; son solo eso: estadísticas.
Porque mire, hablando de datos también creíbles y que nos muestran la realidad real de Querétaro, tenemos que la actividad económica en el estado no tuvo un crecimiento significativo durante el primer semestre de 2021, pues fue de tan solo (-) 0.2 respecto del año pasado.
Eso salió a luz el mismo día en que Marco del Parte presumía sus cifras sobre empleo, cuando el Inegi dio a conocer los resultados del Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE) para el lapso enero-marzo de 2021.
Por si fuera poco, va otro dato: el promedio del ingreso corriente trimestral por hogar en el estado de Querétaro fue de 60 mil 435 pesos en 2020, lo que representa una disminución de 8.05 por ciento con respecto a las cifras de 2018, cuando estos ingresos alcanzaron un total de 65 mil 727 pesos; eso lo informó el Inegi también la semana pasada, al presentar los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2020.
El empobrecimiento generalizado de la población también se observa en los datos que arroja la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2020 (ENIGH), que también difundió el Inegi.
La ENIGH 2020 se realizó del 21 de agosto al 28 de noviembre del pandémico año pasado.
La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, ENIGH, que es el mejor instrumento que tenemos para conocer el comportamiento de las familias en materia económica.
A pesar de presumir la creación de empleo, en un resumen de 5 años, no significa que estemos mejor que en 2015 o 2018; no significa que la gente gane más o viva mejor. Es más, podemos decir que miles sobreviven, no viven, sobreviven.
Es decir, no vamos para arriba, ni creciendo como dicen, a pesar de los 22 mil empleos generados en promedio anualmente en los últimos 5 años.
Actualmente es claro es que hay presiones sobre el poder adquisitivo de los ingresos de la gente, que eventualmente pueden repercutir en un nuevo freno del crecimiento interno.
Si le suma usted a lo anterior los efectos de la tercera ola, más allá de que no se cierre la economía, podemos encontrar un panorama económico mucho más complicado de lo que las cifras alegres de la Sedesu pueden sugerir.
Todos perdimos ingreso, pero perdieron más quienes viven en ciudades, quienes tienen más estudios y quienes tenían más ingreso en 2018.
03
Ago 21
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