El presidente López Obrador parece aturdido, confundido, ofuscado, diríamos desorientado, porque los mexicanos se molestan por el cinismo que muestra, al denunciar la colusión de su narco-gobierno con la delincuencia organizada.

Si bien es rutinario que el presidente prefiera voltear hacia cualquier otro lado para evitar lo inevitable, que debiera ser el conversatorio sobre el apabullante descaro presidencial ante la presencia y protección del narco hacia su persona, resulta inasequible lo que sucede con el responsable de brindar seguridad pública y protección civil a la población; así que, mejor aborda asuntos triviales para desviar la atención de aquello que no puede ser disimulado.

Él y sus comparsas están en los temas electorales que les permitan ampliar más su espectro de triunfos para el domingo próximo y catapultarse para el 2024. O reinventa sandeces.

Por eso aborda temas intrascendentes como el de acudir el miércoles próximo a Coatzacoalcos, Veracruz, estado controlado por la delincuencia organizada, para conmemorar el día de La Marina y el fin de semana irá a “supervisar” las obras del Tren Maya. ¿A quién diablos le importan sus paseos cuando la situación del país empeora cada día en su administración?

Distrae a los mexicanos con anuncios como el que autoridades ya atienden el desabasto de agua en Hermosillo, Sonora. ¿De dónde obtendrá el agua si en su plan maestro no hay obras hidráulicas?

También aborda el tema que lo trae nervioso y atolondrado al ir perdiendo la batalla diplomática con Joe Biden, por la celebración de la Cumbre de las Américas. Quiere que los norteamericanos inviten a quienes no quieren ir ni con invitación. Tratarán temas de democracia y libertad, y los gobiernos de Nicaragua, Cuba y Venezuela son enemigos declarados de esos sistemas de gobierno.

Una vez más, AMLO amenazó con decidir si va o no a la cumbre. Desde la semana pasada lo haría y nada, solo “amaga”. En tanto, los EU lo ignoran. Espera una respuesta personalizada que nunca llegará. Lleva varias semanas con el tema, pretendió que muchos gobiernos respaldaran la necedad de López, hasta hoy se ha quedado con un palmo en la nariz.

El sinvergüenza de AMLO pretende dar clases de moral y de política a Joe Biden (instrumento de entretención). Su falsa retórica lo delata; en la mañanera argumentó que: “Sé que Joe Biden está sometido a fuertes presiones, pero cuando hay que decidir entre eficacia política y principios, uno siempre debe inclinarse por los principios”. El delincuente mentiroso y corrupto recomendando a Biden que aplique “principios”. ¿A qué principios se habrá referido López? El inmoral intentando dar clases de moral.

Con el circo mañanero siguió el entretenimiento. Aseguró nuevamente que está “en espera de una respuesta de Joe Biden para saber si asiste o no ante la falta de invitaciones a países como Cuba, Nicaragua o Venezuela”; “si no se invita a todos los países, va a asistir Marcelo Ebrard”; “sabemos que está ocupado por la masacre de niños en Texas”. “Aquí nos abrazamos hasta con los opositores, en EU me preocupa la polarización que existe”.

¿Qué? Vaya exacerbación y exaltación de la mentira como base del discurso de López Obrador, quien a diario ofende, calumnia, vitupera y manda al “carajo” a los mexicanos que no están con él, ahora los estigmatiza de “cretinos”. ¿Pensará que los estadounidenses se “tragan sus mentiras”?

López Obrador aseguraría que se hizo un “escándalo” por un retén de hombres armados que retuvieron a la prensa en el Triángulo Dorado. Para luego arremeter en contra de aquellos que dice abrazarlos: “Tuve que decir que yo no soy Calderón, porque él pactó con la delincuencia, tenía a García Luna, y en vez de atender las causas, declaró la guerra”. Su gobierno abraza a la delincuencia, más de 125 mil asesinatos en su gobierno y “sin guerra”. Calderón actuó con más inteligencia, al menos no se arredró. AMLO pacta directamente con la delincuencia. Al tiempo.

Los actos circenses de distracción continuaron en la mañanera: “La política neoliberal caló hondo en 36 años, más que el Porfiriato. Yo estoy muy contento porque la gente ya está despertando, muy consciente y nuestros adversarios no quieren cambiar, quieren que la realidad se ajuste a su manera de pensar. ¡Pues no!”. AMLO piensa que repitiendo sus mentiras, terminarán siendo verdad. ¡Está equivocado! La enorme mayoría de los mexicanos dejaron de creer en su enfermiza mitomanía. Más de 80 millones de mexicanos empadronados son sus “adversarios”.

Ante el vacío de ideas en su loca cabeza y la nula solución de los problemas, la pantomima tiene que seguir por parte de López Obrador, así que el historiador deforma la historia de la época independentista, aseguró que “tanto odio contra el cura Hidalgo es porque se atrevió a proclamar la abolición de la esclavitud, pero no se quitó durante todo el siglo XIX”. ¿Quién odia al Cura Hidalgo? ¿Acusó a la Iglesia católica?

¡Urge que AMLO se vaya y abdique a su “corona”!

Cual Carlota en tiempos de Maximiliano, cada vez son más sus locuras. Ahora debemos acostumbrarnos a los retenes de delincuentes “paramilitares” y no hacer un escándalo.

¿No podría irse de México y partir del puerto de Veracruz el fin de semana como lo hiciera Porfirio Díaz? ¡Terminaría la pesadilla!

---