[Tras la Verdad] AMLO promueve crisis constitucional

Inverosímil la postura del Presidente de la República, actúa como cualquier delincuente común y amenaza con causar una crisis constitucional al cometer desacato y violar las resoluciones de jueces federales, bajo un supuesto jurídico inexistente: hacer uso de una facultad extraordinaria que tiene el Estado, dijo Andrés Manuel, para incumplir y violar las resoluciones judiciales.

En la semana, dos declaraciones fuera de todo contexto de orden, fuera del Estado de Derecho al que se obligó a cumplir y hacer cumplir. Una, que no cumplirá la recomendación de la Comisión Nacional de Derecho Humanos, relacionada con las Estancias Infantiles, en las que se le demuestra haber violado derechos humanos y su obligación de resarcir esos derechos, regresando los recursos públicos a las Estancias Infantiles, para atender a miles de menores que quedaron en total desamparo. Descabelladamente lo dice, lo advierte y lo amenaza: no voy a cumplir con la recomendación de la CNDH. Si este desacato es de por sí, grave, el peor fue el siguiente, amenazar con violar resoluciones de juicios de amparo, bajo el pretexto de hacer uso de una facultad “extraordinaria” inexistente en materia constitucional, mucho menos soportada legalmente en alguna ley secundaria. No existe norma alguna que faculte al Presidente de la República a violar o dejar de cumplir las sentencias judiciales.

Seguramente Andrés Manuel López Obrador, tiene bien presente la violación a los amparos que cometió en relación al predio El Encino, cuando fue Jefe de Gobierno en el Distrito Federal. No le pasó nada al entonces Jefe de Gobierno (López Obrador), se burló de todos. Se trató de juicios de particulares, dentro de los cuales obtuvieron la suspensión definitiva y a pesar de ello López Obrador, se pasó por el “arco del triunfo” la resolución judicial. Los políticos intentaron en “desafuero” para acusarlo y procesarlo, tampoco le hicieron nada. Se burló del sistema judicial. Su falta de respeto al Estado de Derecho, le ha traído bueno dividendos, lo que en cualquier otro caso hubiera pisado la cárcel; cualquiera que viole una sentencia de amparo termina en la cárcel.

A eso le apuesta el Presidente de la República, a romper el endeble Estado de Derecho que él ha generado, sin que le ocasione consecuencia legal alguna. Furibundo el Presidente de la República, por las suspensiones de las obras de su aeropuerto, mostró su irracional ira; una vez más, esta mañana refirió de forma por demás cínica, dirigiéndose a los empresarios que están molestos porque les canceló la obra de Texcoco, esos empresarios han cometido “sabotaje legal”, por medio de juicios de amparo, dijo, dejaron de ganar “billelles”. Ahora amenaza con represalias que rayan en franco abuso de autoridad, al pretender hacer uso de la “facultad que tiene el Estado” para casos extraordinarios ¿Cuál facultad? Facultad inexistente en el sistema jurídico mexicano. Nadie tiene derecho, ni el Presidente de la República, a violar las resoluciones de amparo, ello trae como consecuencia la comisión de un delito previsto en la misma Ley de Amparo, equiparado al abuso de autoridad. Lo mismo que hizo cuando fue Jefe de Gobierno del DF, ahora pretende repetirlo, violentar resoluciones de amparo.

El Presidente de la República, entiéndase Andrés Manuel López Obrador, está a punto de causar una crisis constitucional, acción de gravísimas consecuencias, amenaza con romper el equilibrio de Poderes y por tanto violar la Constitución. Si la autoridad judicial es la responsable de impartir justicia y el Poder Ejecutivo, entre otras cosas, debe hacer prevalecer el respeto irrestricto a las sentencias de amparo coadyuvando en la ejecución de las ejecutorias, en caso de incumplimiento, por medio de la persecución de los delitos y delincuentes promueve la procuración de la justicia ¿Qué sucede entonces si el mismísimo Poder Ejecutivo es el promotor de las violaciones de las sentencias? Algo nunca visto. El constitucionalista Ignacio Burgoa, se estará revolcando en su tumba al escuchar semejantes aberraciones. Irremediablemente estamos en presencia de una crisis constitucional. Rompimiento del equilibrio de Poderes. Preocupa mucho la conducta del Presidente, no se sabe si lo hace por ignorante, por abusivo o de plano está mal de la cabeza. Cualquiera que sea la posible causa de la falta de respeto al Estado de Derecho, su actuación es un peligro, pone en riesgo la fuerza del sistema jurídico, la credibilidad en el sistema judicial.

Delicado problema, el Presidente tiene una idea retorcida de la justicia, él es quien la interpreta y la aplica, lo ha dicho y lo ha hecho por medio de un sinfín de actos ajenos al marco jurídico que rayan en la ilegalidad. Para él, la aplicación del marco del Derecho es secundaria, lo importante es la aplicación de la justicia, su justicia; el Presidente pretende encarnar y ejercer funciones de dos Poderes Públicos, el Ejecutivo y el Judicial. López Obrador, se cree justiciero y abusando del poder que le da la Presidencia de la República, aplica “su justicia a rajatabla”. De ahí que no le preocupe violar resoluciones de amparo, según su deforme conocimiento, la razón le asiste y, entre jueces e intereses de empresarios está el “sabotaje legal”, por ello bien puede incumplir lo dispuesto judicialmente. El Presidente de la República (no quiere entender) no entiende que va perdiendo los juicios por su ineptitud y arrogancia, sumada a la incompetencia de sus funcionarios que no saben hacer bien las cosas y violan derechos, de ahí que no ganen los juicios y las autoridades jurisdiccionales concedan suspensiones definitivas a los amparistas. Nada en contra del Presidente, todo es consecuencia de sus actos atropellados y escandalosos abusos, no acostumbra respetar el Estado de Derecho.

Son preocupantes las constantes amenazas del Presidente de la República, quien se empeña, se esfuerza en violentar el estatus jurídico, una y otra vez. Y, para muchos otros supuestos en los que el Poder Ejecutivo debe imponer ese Estado de Derecho, cuando se ha roto por parte de agentes externos, López Obrador hace caso omiso y no actúa; tales han sido los supuestos como bloqueos a vías de ferrocarril, orden expresa de violar la Constitución a sus subordinados, fomentar la violencia al no actuar persiguiendo a los delincuentes, bajo la justificación de no generar más violencia (los 114 muertos de Tlahuelilpan), etcétera. 

El Presidente de la República pone en serios problemas al orden jurídico mexicano, amenaza con incumplirlo, violentarlo, por simple capricho y hacer uso de supuestas facultades (inexistentes) metacostitucionales. La paz social en un hilo de ser quebrantada por el mismo Andrés Manuel López Obrador, todo en aras de cumplir sus aberrantes caprichos. Estamos en presencia de una verdadera y peligrosa crisis constitucional, que nos puede llevar a estadios de mayor violencia; lo más delicado y peligroso, que es promovida por el titular del Poder Ejecutivo, el Estado promotor de la violencia legal. Algo nunca antes visto.

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