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Jun 24
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“Nunquam scire possumus qui exclamavit.
Clamaverunt ergo et tacuerunt.
Sed clamoribus resonabunt in aeternum.”
Rabiosa y desproporcionada fue la reacción de algunos dirigentes de Morena contra el dirigente del Partido Verde, diputado federal electo y presumible aliado, Ricardo Astudillo Suárez, por pedir sus asignaciones pluris. ¿La causa? Les dio la chiripiorca. Créame que hablo muy en serio. Mire, amable lector, hay gente que entra a la política para no pagar un psiquiatra, pero en fin, la hipotenusa.
Vayamos por partes. Como usted seguramente lo sabe, salvo que viva bajo una piedra o en Casablanca, Morena ganó diez de los quince distritos locales, mientras que Acción Nacional obtuvo los otros cinco distritos, además de que es un hecho inédito para un gobernador no tener mayoría por primera vez en la Cámara de Diputados del estado, mientras que la asignación de las curules de representación proporcional beneficiará a los partidos con mayor número de votación. El primer criterio es la obtención del porcentaje mínimo de votación, ahí se va la mitad de las pluris, 1 Morena, 1 PAN, 1 PRI, 1 Partido Verde, 1 Movimiento Ciudadano, 1 PT; el resto entrarían a una fórmula que, si el cociente se los permite, les asignaría una o varias posiciones más.
Por lo que si no les alcanzan los números a Partido Verde, Movimiento Ciudadano, PRI y PT para otra diputación, se les asignaría a las fórmulas más votadas, en este caso Morena y PAN, así sucesivamente con algunas salvedades. Ejemplo, el diputado indígena se le asigna a quien más plurinominales obtenga.
Usted dirá, ¿y luego entonces por qué tanta agresividad si estamos tomando tranquilos? Pues por los berrinches de un par de trasnochados en Morena que bien aplican a la vieja fórmula del ladrón que grita que allá va el ratero, pues buscan madrugar a Andrea Tovar y Arturo Maximiliano de la coordinación de la fracción, pues serían los decanos los más abocados a coordinar a Morena en la LXI Legislatura, pero ese sitio lo quiere tener uno de los pluris, quien pretende robar la coordinación a quienes en la calle se ganaron su lugar en el Congreso, y así, amigos, pues francamente no se puede.
Astudillo entonces no miente al decir que ni Inzunza y el Burrito García son del Verde. Mire, este último era suplente del reconocido y siempre ponderado Tetos Gutiérrez en el cuarto número de la lista plurinominal de Morena, a Inzunza y García seguramente desde la legis en tres años los verá buscando las alcaldías en la Colombópolis y en la capital.
Esto que le voy a contar no se lo vaya a platicar a nadie, prométalo; es más, antes de leer póngale un tostón en la boca a San Ramón nonato y de penitencia vaya a la misa de Santo Tomás Moro, pues muchos panistas aún no pueden entender por qué se perdieron tantos distritos locales y, muy a pesar de ello, Felifer pudo ganar la capital.
Decir que fue por el voto cruzado es más que simplista, es una justificación simplona. Mire, en los distritos locales 1, 2 y 3, sobre Chava Martínez hubo líderes que se quejaban de obstrucción para poder acercarse a Felifer, además de que operó el tema de los medidores individuales que sustituyeron a los macromedidores pero mediante pagarés de cerca de treinta mil pesos, lo que no fue una medida muy popular que digamos, mientras que en la “Pequeña Venezuela”, Alberto Rojas tenía desde hace tiempo un liderazgo agotado en Carrillo Puerto. Secciones tan valiosas como la 754 fueron dejadas en manos de Julio Peña, quien tenía un desgaste importante con los condominios, pues las lámparas chinas que gestionó duraron menos que la campaña y tampoco ayudaron. Arturo Torres fue un buen candidato, pero puso su campaña en manos de Lutero, perdió en los condominios, que en otra circunstancia hubieran sido su fortaleza.
En el Distrito 4 fue un error estratégico de planeación electoral no firmar acuerdo de candidatura común con el PRI, mínimo buscar el voto útil. No le gana Morena a Ana Paola López Birlain, sino los votos nulos y los que el PRI le restó. Algo muy similar le ocurre a Enrique Correa, pues si bien por ahí dirían que no hubo soberbia, sí hubo exceso de confianza.
Mención sobresaliente serían Juliana Hernández y Mauricio Cárdenas. La primera tenía contacto con una buena base social, y además, como regidora síndica realizó un trabajo destacado. Aquí lo escribí cuando realizó su último informe como regidora, se notaba ya el músculo y la capacidad de aglutinar distintos liderazgos, mientras que en el caso de Cárdenas, gastó suela, sudor y saliva. No es que otros proyectos no lo hicieran, pero como decía Isidro Pastor, cuenta mucho la mano que toca la puerta, pues las bardas y las lonas no votan. Ambos tuvieron un gran refuerzo en lo federal como Roberto Sosa, pues mientras por Morena hubo una candidata virtual como Gaby Michaus, que se le vio una sola vez y con Mario Delgado en el Domun para la foto, el edil se tomó muy en serio su papel de candidato.
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Tan malo como ignorar las causas de una victoria, resulta las de ignorar lo que llevó a una derrota, por ello la importancia de una autopsia electoral, hacer retrospectiva y dar un paso adelante, porque en política las derrotas, entre más pronto se asimilen, más fácilmente permitirán dar vuelta a la página. Juan Alvarado, Jorge Lomelí y Chema Tapia se niegan a dar ese paso, con lo que se cierran la alternativa de un futuro político promisorio, porque en política nadie se muere hasta que se muere, comentaba el Zorro Luque –y aún habría que ver, decía.
La ciudadanía en las urnas ya determinó darles un rol en este periodo 2024-2027 y como tal debe acatarse; no hacerlo implicaría faltar a la confianza de cientos de sus electores, mientras que otros como Santiago Nieto deben de cambiar la narrativa, porque suena ya a disco rayado –aunque los millennials no entiendan mucho el contexto de la frase–, pues nuevamente va el cuento de que buscará un cargo “importante” para construir un proyecto y poder regresar a Querétaro en busca de una posición que incluye la gubernatura, lo cual ya sucedió cuando Obrador le dio el encargo de la UIF, ¿y sabe qué?, no pasó nada. Los treinta mil votos nulos que reclaman por la confusión de Sigamos Haciendo Historia no le alcanzaban para acercarse a Lupita Murguía y Agustín Dorantes, mientras que con la suma de PT y Verde tampoco lograba superar a los panistas.
La LXI Legislatura del Estado de Querétaro, créame, no se parecerá a ninguna otra. La mayoría de Morena será factor para definir, desde el presupuesto del año próximo, la respuesta a los informes de Gobierno del gobernador Kuri, el relevo de la Fiscalía del Estado, nombramientos de magistrados que pronto dejarán el cargo, titulares de organismos autónomos y hasta jubilaciones. También la posible coordinación de la Jucopo y la designación de organismos auxiliares de la propia Legislatura como Comunicación Social, donde más de alguno frunció el ceño ante el posible retorno de Estelita Valenzuela, bastante recordada durante la administración municipal de Marcos Aguilar.
Otros retos serán, por ejemplo, actualizar la normativa de la UAQ, la revisión de leyes que desde el partido guinda fueron muy criticadas; no es lo mismo ser cantinero que borracho. El voto popular le dio una advertencia al partido en el poder, pero tampoco le dio un cheque en blanco a los recién llegados; la ciudadanía es cada vez más exigente y menos paciente a pretextos y justificaciones, Diría el maestro Braulio Guerra Urbiola, “las circunstancias los hicieron diputados, solo sus acciones dirán si llegarán a ser auténticos legisladores”.
Poco se habla pero es un dato importante –como la humedad, de a poco y casi sin notarse– la renovación generacional que está empezando a darse. Felifer Macias –alcalde electo de la capital–, Jairo Morales –alcalde electo de Huimilpan–, Rodrigo Monsalvo –alcalde electo de El Marqués–, Chepe Guerrero –alcalde electo de Corregidora–, todos emanados de Acción Nacional, son jóvenes; lo mismo que Gaspar Trueba –alcalde electo de Movimiento Ciudadano en Colón– o Iván Reséndiz –alcalde electo por Morena en Ezequiel Montes–;el propio Héctor Magaña en Tequisquiapan, mismos que además de su juventud cuentan con trayectoria y experiencia, por lo que tienen la gran oportunidad de marcar diferencia en sus municipios si logran alejarse de la adulación y el canto de las sirenas, haciendo política, mucha política, gobernando para todos y sin jamás olvidar que las vicisitudes ayudaron a forjar su carácter. Tres años es mucho y poco tiempo a la vez.
Otros más llegan a la Legislatura. Ahí están, entre otros, Homero Barrera Mc Donald, de Morena; Andrea Tovar Saavedra, también de Morena, quien es ya una política consumada; Juliana Hernández Quintanar, del PAN, quienes escribirán muy pronto sus propios capítulos de historia.
Salmo 30:5
Porque solo un instante dura su enojo, pero toda una vida su bondad. Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría.
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