[Me Lleva el Diablo] Elección judicial, una elección política

En la “elección” de funcionarios del Poder Judicial, ¿cuál es el parámetro para valorar? ¿Que tenga posgrados? ¿Que tenga experiencia? ¿Es mejor que venga de litigar? ¿Es mejor que ya conozca el servicio público? ¿O es mejor que venga de Poder Judicial local? ¿O es mejor alguien con experiencia ya federal? ¿O la presencia física, como se han estado exhibiendo en redes algunas candidatas?

Complicada es la elección que se avecina para elegir a los integrantes del Poder Judicial. Las campañas de los candidatos a todos los puestos parecen más campañas políticas, con dedicatoria a un partido. Los miles de candidatos han arrancado una carrera de 60 días de campaña, sin experiencia en ello, y la mayoría quieren invertir, pagar por conseguir un trabajo.

A su favor tienen el abanico de posibilidades que les dan las redes; ahí tienen recursos ilimitados y manga ancha para hacer prácticamente lo que quieran, siempre y cuando no paguen por el contenido ni por las pautas. Las redes son su arma electoral más poderosa de los más de 3 mil postulantes que llevan apenas unos 10 días de campaña.

El proceso se encuentra limitado a quienes tienen posibilidades de contender si tienen mínimo para gastar 250 mil pesos. El tope de campaña diferenciado es el verdadero obstáculo de los aspirantes, se trata de gastos de campaña distintos para los diferentes cargos que se disputarán.

Los topes de recursos propios van de un millón 468 mil pesos para quienes aspiran a ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 881 mil para magistrados, 413 mil para magistrados de circuito y 220 mil para jueces.

Pagar de 220 mil a un millón 400 mil de pesos para conseguir trabajo: ¿en cuántos meses quiere que ganen, recuperen, con un salario de 50 o 100 mil pesos mensuales, lo invertido? Y si pierden, ¿quién, cómo, van a recuperar lo invertido?, ¿se quedarán sin su lana y sin trabajo? ¿Por qué se tiene que pagar por trabajar?

Entonces, el juez va a ser ahora un político más; es decir, no eliminamos los vicios de los anteriores jueces, ahora los empeoramos; ahora, además de eso vicios, está el que tienen que recuperar su inversión. Eso ya pone en duda la integridad de quienes van a llegar, porque saben que hay forma de ganar eso y más, y no precisamente del salario y prestaciones.

Campañas donde el currículum, la experiencia, la capacidad, la preparación no son cartas de presentación. Por ejemplo, para ser juez, hoy con que tengas los recursos para pagar una campaña vas de gane.

Hay excepciones, los que han tenido toda su vida ganando del erario judicial; por ejemplo en Querétaro, Celia Maya, u otras y otros emanados del Poder Judicial del estado —y de la federación—, que ya en retiro y con una jugosa jubilación, pueden gastar en la aventura que plantea la Reforma Judicial.

Ahora, el que tengan recursos económicos y tal vez un buen currículo no implica que sean o hayan sido buenos funcionarios judiciales.

En Querétaro votaremos por 9 ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 5 integrantes de un nuevo organismo denominado Tribunal de Disciplina Judicial, 2 magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, 3 magistrados de la Sala Regional Toluca, 8 magistraturas de Circuito en Querétaro; 8 jueces de Distrito. Todo un galimatías la boleta, por eso esta elección tiene todo de político, nada de ciudadano.

Si estás a favor del golpe político porque crees que es lo mejor para el país y que el proyecto de nación de Morena siga, adelante; pero jurídicamente no tiene pies ni cabeza esto. Es decir, no es una reforma jurídica, es una jugada política, por lo que desde lo jurídico es aberrante.

Un juzgador no puede elegirse porque es popular. Claro, dirán que van a vigilar que cumpla, y si no, lo quitan. Entonces realmente lo que quieres es el poder y el dinero, no la responsabilidad y el profesionalismo; porque si fuera por eso, lo serían desde antes de participar.

La mayoría de los inscritos hoy no son excelentes profesionistas ni tienen dinero ni poder; y cuando lleguen, seguirán sin ser excelentes profesionistas, pero ahora sí tendrán dinero y poder. Van a llegar muchos jueces con una capacidad muy limitada, con experiencia muy limitada. Claro que habrá sus excepciones.

Pero muchos que se inscribieron causan duda sobre si han dimensionado a lo que se van a meter; van a llegar a un juzgado con 3 mil asuntos y con 10 personas para sacarlos. Si ahorita no salen los casos es porque no da. Sí, el Poder Judicial es el menos flojo de los poderes —a pesar de que lo han estigmatizado desde la 4T—, eso es real; y aun así tiene esa cantidad de trabajo.

El Poder Judicial se va a convertir en una UAQ donde vive una burocracia dorada, grupos políticos controlando el presupuesto y los puestos administrativos; en un gobierno del estado que, como dice el dicho, es amplio y ajeno.

No digo que ahorita no haya gente colocada por favores políticos y demás, sin embargo no es la mayoría. Pero así los cambiáramos y entraran nuevos que no fueran flojos, el Poder Judicial se va a paralizar, es simple matemática.

Con pésimas fiscalías, con pésimos abogados litigantes, ahora con menos presupuesto y con funcionarios de elección popular, lo único que harán es asfixia a la justicia, que ya de por sí está mal.







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