[Me Lleva el Diablo] Gritos ahogados del PAN, tres años a la congeladora, Morena peca de soberbia

El 1 de septiembre en el país y el 25 de septiembre en Querétaro, si el TEPJF no dice lo contrario, inicia un nuevo mapa político en donde manda Morena y el PAN se queda sin margen de maniobra.

La oposición repite estrategias políticas fallidas, que la ha llevado al fracaso; parece que solo Morena puede detener a Morena, solo el debate o confrontación entre los grupos radicales y moderados de Morena pueden dar la batalla para detener a Morena, y parece que son los radicales los que van ganando.

No le ha caído el veinte al panismo, y no logra digerir, asimilar o no sabe qué papel va a jugar en los próximos 3 años; andan desorientados, zombis.

En lo nacional es claro que lo que diga o lo que haga el PAN en los próximos 3 años no tendrá ninguna consecuencia, resonancia o influencia; está en la lona.

El descalabro del grupo Querétaro en la Cámara de Diputados federal y en el Senado, principalmente, deja al PAN sin margen de maniobra.

Es evidente que el fracaso del grupo parlamentario del PAN en el Senado deja en claro la fragilidad del panismo, y el saldo no solo fue la aprobación de la reforma judicial, igual puso en evidencia la nula capacidad política del PAN, ya no para ser contrapeso, sino para mantener la unidad.

No solo perdieron la votación, lo más grave: perdieron un senador, traidor o como le quieran llamar. El golpe de Miguel Ángel Yunes fue mortal y deja en agonía al grupo de senadores panistas que comanda Lupita Murguía; la deserción de Yunes desaparece a los senadores panistas, que ya nada tienen que hacer, y menos con oradores como Lilly Téllez o el mismo Ricardo Anaya, que tiene la mira puesta para el 27 en Querétaro.

Mal se vieron Lupita Murguía –inicia con un tropiezo–, Anaya y Dorantes (el grupo Querétaro). No tienen una narrativa política, vaya, ni siquiera mediática, para enfrentar a Morena que, a la mejor forma de cuando el PRIAN de Peña Nieto, Calderón, mayoriteaba y avasallaba para lograr sus reformas constitucionales, doblegó en el primer round a la oposición.

En el PAN deben de saber, porque lo han aplicado aquí en Querétaro, que no siempre lo que decide la mayoría es democrático. Así sucede con la aprobación de la reforma judicial, Morena es mayoría en el Poder Legislativo, pero no por ello tomaron una decisión democrática o republicana en torno a la reforma judicial; pero sí ejercieron una mayoría, una mayoría legislativa que perjudica a la mayoría de los ciudadanos. Si no, al tiempo.

Al PAN le queda poner a sus jueces donde gobierna, donde es mayoría; al PAN le queda reformarse y en la pista legislativa solo esquivar los madrazos que vienen como la reforma de no reelección de diputados (federales, locales) y de presidentes municipales, por ejemplo.

El PAN tiene que contener que los gobernadores panistas tomen las decisiones de partido, tienen que cambiar el esquema de contender solo por conservar el negocio, por lo económico, por los puestos para unas cuantas y numerosas familias y amigos que, ya se ha visto, los han llevado a la ruina política y electoral.

El PAN, para enfrentar a Morena, tiene que exigir resultados positivos a los que gobiernan con su logotipo, que no con sus principios; debe de reconstruir la estructura partidista, fortalecer los comités estatales, los municipales, pero sin obedecer la línea de gobernadores; dejar de postular siempre a los mismos, como pasa en Querétaro.

Lo que sucede en lo nacional no es el caso de Querétaro, pero está muy cerca, porque a partir del 25 de septiembre se inaugura un nuevo mapa político en el que sí, es verdad, el PAN es el partido con más votos, pero no es la mayoría en el Congreso del Estado. Ni tiene la mayoría de los municipios, y solo la mitad de los diputados federales.

Sí tiene en su poder el gobierno del estado, los principales municipios; pero su margen de maniobra los mismos panistas locales lo limitan por dejar pasar la imposición de dirigentes, por dejar que tanto el mandatario local como los presidentes municipales pongan de funcionarios a gente que ha sido señalada como corrupta, o a familiares directos, como es el caso de Corregidora, Querétaro y El Marqués.

Si no detienen esa forma de gobernar, de hacer política, tengan por seguro que en tres años dejarán de ser el partido con más votos.

En Morena saben que pueden ser soberbios y saben que los únicos que pueden detener a Morena son los mismos morenos; pero si esa es la apuesta del PAN, si la apuesta es por la división de Morena y no por hacer gobiernos de resultados, no de negocios, con un partido fuerte, con estructura, está perdido.

Como escribió un amigo, “el PAN en Querétaro –y en el país– anda como pollo descabezado”.







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