[Me Lleva el Diablo] Querétaro: el PRI, Morena y neoliberalismo

En Querétaro está un fuerte grupo de priistas que busca la refundación, que sabe que es el partido político con mayores negativos y no quiere que muera, como se proyecta para 2024.

Viejos y nuevos priistas que han sido ninguneados por las dirigencias local y nacional, pero que sí saben meterle el migajón al pan; y saben que el partido político con mayores negativos es el PRI, el viejo PRI que no aprende, el PRI que cree que por decreto puede dejar el neoliberalismo; el PRI, como dirían los trotskistas de viejo cuño, donde son tres y se dividen, es el resultado de su 23ª Asamblea Nacional.

Marco Antonio León Hernández, ave de tempestades, igual que Jesús Rodríguez, por mencionar a dos viejos lobos del mar tricolor, polémicos ambos ante los queretanos, pero sin lugar a dudas con una vasta experiencia política, buscan, impulsan la refundación del PRI, y aún con mayor énfasis después de la Asamblea Nacional tricolor

Saben y están en contra de lo que algunos priistas, Alejandro Moreno a la cabeza, acordaron en esa asamblea: doblarse ante el poder presidencial; esa, la nueva ideología del PRI la que adoptaron, algunos priistas en su 23 Asamblea Nacional. “Darle una patada al neoliberalismo que nos impusieron desde el poder”, como dijo Rubén Moreira, es un acto de rendición para que no les investiguen sus corruptelas.

Ese es el PRI del Siglo XXI, un PRI sin priistas.

Los refundadores priistas saben que la dirigencia nacional del partido ha solicitado al INE la baja del padrón de afiliadas y afiliados, de todos y cada uno de ellos, ignorando que Marco Antonio León Hernández ha renunciado al PRI –dijo una vez– de Querétaro, no al nacional y ha regresado, y que Chucho Rodríguez, igual.

Los que van a ser expulsados son varios y variados priístas de todo el país.

Les digo, ya no son neoliberales, ahora son trotskistas: son dos y se dividen, tienen tres militantes y expulsan a 5, o no a menos, diría Peña Nieto, a 10.

A decir verdad, sus dirigentes, Alejandro “Alito” Moreno y Rubén Moreira, tienen miedo –y con razón– de ser llamados a cuentas, aunque en la conciencia de la mayoría de los mexicanos están sentenciados: corruptos.

Digo, los priistas queretanos no cantan mal las rancheras en ese sentido, pero como están al servicio del PAN, no pasa nada. En la entidad mandan Alito y el diputado local Paul Ospítal – que igual que su mentor ya se siente candidato a gobernador–, ni siquiera Abigail Arredondo, dirigente estatal, tiene la batuta.

Alejandro Moreno Cárdenas anda sobrado, y al final, puede no ser totalmente su culpa, porque sus pocos vasallos le llenan eventos con gente que le grita ¡presidente, presidente, presidente! Y lo peor, él termina por creérsela.

El PRI que representa Alito piensa que tiene una oportunidad rumbo a 2024, cuando en realidad no tiene ni segura la elección en el Estado de México para 2023 –la más importante para todos los partidos, pero más para el PRI– que ya desde hoy se ha convertido en un infiernillo de patadas bajo la mesa entre los grupos del gobernador Alfredo del Mazo y los priistas del CEN, pasando por la intención del PAN para que sea de ellos, y no del PRI, el candidato de una posible alianza.

En el PRI, y creo que en toda la oposición esperando a ver qué hace Movimiento Ciudadano, la caballada anda tan famélica, que empieza a alucinar de hambre de atención. A este paso, el lopezobradorismo parece que podrá gobernar sin broncas de aquí a 2030.

Eso lo ven los priistas inconformes, que no son ningunos jovenazos, y eso tampoco le abona a la imagen tan arrastrada del tricolor.

Pero bueno, según los integrantes de la corriente nacional de opinión Movimiento LIDER, integrada al frente nacional que promueve la refundación del PRI, consideran que “los resolutivos aprobados son más bien acuerdos con el carácter de declaraciones políticas de naturaleza discursiva y objetivos mediáticos para aparentar cambios que no existieron”.

Zaz, y hay más, porque consideran que el PRI jamás ha sostenido un alineamiento ideológico que lo identifique con el neoliberalismo económico.

Y confrontan a Alito, al decirles que bien haría la dirigencia nacional del partido en estudiar un poco el proceso de evolución en las definiciones ideológicas del partido.

Y por si eso fuera poco, se consideran los padres de la 4T, y en un comunicado en voz de unos de los refundadores, José Encarnación Alfaro Cázares, dicen que “el concepto de “República de la Democracia” por la que se acordó que luchará el partido, es una idea acuñada por Porfirio Muñoz Ledo y que sirvió de base para el diseño del proyecto de la llamada “Cuarta transformación” del presidente Andrés Manuel López Obrador”.

Obvio, entonces, es que ahora, después de su asamblea, ya no son neoliberales, ahora son neo-morenistas; o la pregunta es ¿el PRI es Morena? o ¿Morena es el PRI?

Sin olvidar esa alianza con el PAN y el PRD: todo un galimatías ideológico resulta el PRI.

Parece que sí hace falta su refundación... o desaparecer.







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