Las redes se incendiaron, los ciudadanos andan indignados; no de ahorita, sino desde hace semanas, por la mala planeación de las obras; pero en particular, la semana pasada por la obra del puente de Sombrerete, y el colmo es el derrumbe de una trabe de dicha obra.

Ya dijo el mandatario que se procederá a sancionar a la empresa constructora en términos de ley y, más importante, puntualizó, garantizar a los queretanos la seguridad de todo el puente.

Caro, muy caro le va a salir a la empresa responsable de instalar las trabes del puente, pero nada que con dinero, público o privado, no puedan solucionar.

Pero el derrumbe en Sombrerete y Bernardo Quintana, caro, muy caro, le va a salir al secretario de Obras Públicas del estado, Fernando Gonzáles Salinas; caro, muy caro, le va a salir al Colegio de Ingenieros, que son “avales” –obviamente sin hacer nada– de González Salinas; a cambio de obra pública a todo le dicen que sí; a ellos les va a salir caro, muy caro, pero ante la ciudadanía, que estará temerosa ante la inseguridad que se crea a partir del incidente.

Desde la semana pasada, el puente ha dado muchas molestias a los queretanos; toda la semana la obra ha tenido colapsado el tráfico, la movilidad, la circulación vehicular no solo de los habitantes de Querétaro, sino hasta nacional, porque hay que recordar que la entidad es el enlace del norte, centro y sur del país.

Toda la semana pasada el titular de Obras Públicas del estado anduvo en “gira de medios” justificando lo injustificable: el caos vehicular.

Ahora se le cae la obra, y no sé cómo lo va a justificar, aunque ya se ve salir a los corifeos de los colegios de Ingenieros y Arquitectos, la Fecapeq, CMIQ y otras “organizaciones sociales”, cámaras, para “respaldar” la obra porque “mueve la economía de la entidad, no como el gobierno federal”.

La percepción de inseguridad sobre el puente se genera porque sin medir las consecuencias, sin medir el riesgo en que pusieron primero al gobernador, al que horas antes del colapso llevaron a “supervisar” la obra, lo hicieron tomarse “la foto” y todos contentos.

Y por supuesto la inseguridad que pesa sobre los ciudadanos, porque la percepción ya está generada, y ni modo, difícil de quitar el temor a los que diariamente transitan por esa importante vialidad.

Este Paso Superior Vehicular se construye con una inversión superior a los 118 millones de pesos, con el cual se busca dar una conectividad más eficiente al norte de Bernardo Quintana, a todo el flujo que viene desde 5 de Febrero hacia Cerro Sombrerete y colonias aledañas al nororiente de la ciudad.

Fernando González y los constructores ganadores de la obra presumieron al góber que “destaca con un avance superior a lo que se tenía programado, según los tiempos de ejecución”, así como en la semana “presumió” que el caos vial se justifica “por el progreso de Querétaro”.

Fernando González Salinas llevó a Mauricio Kuri a una zona de riesgo para que el mandatario “constatara la colocación del cuarto tramo del puente; así como el progreso físico de la obra de 60 por ciento, superior al 37 por ciento que se tenía proyectado para esta fecha”.

Se presumió un avance superior al programado, a decir de González Salinas, pero un avance de una obra mal hecha, porque horas después la trabe se derrumbó, afortunadamente el mandatario y sus acompañantes ya no se encontraban ahí, y tampoco hay vidas que lamentar de ciudadanos.

Eso sí, ahora va a salir más cara la obra, porque alguien tiene que pagar, en lo económico, ya dijo el gobernador, serán los constructores, que bien a bien no se sabe realmente quién tiene el millonario contrato.

En lo político y administrativo, el hilo se rompe por lo más delgado y aunque Mauricio Kuri no lo dijo públicamente, es claro que hay molestia con González Salinas, que tal vez tenga que sacrificar a alguno de sus achichincles, como la titular de la Comisión Estatal de Infraestructura o a el director Responsable de Obra, porque omisión, irresponsabilidad la hubo.

Y no vayan a salir con la monserga de que “son riesgos que se corren en estas grandes obras” o con la falacia de que “fue un desafortunado accidente”: nadie les va a creer.

---