[Me Lleva el Diablo] Van por el PAN: Morena en Querétaro con tendencia al alza

En el Partido Acción Nacional en la entidad, en el grupo en el poder hay razones de preocupación por lo que viene en la elección de 2024, por lo nacional que impacta lo local.

Vamos por partes: la semana que concluyó se logró que sea un hecho la reforma constitucional que amplía a 2028 el plazo en el que las Fuerzas Armadas pueden realizar funciones de seguridad pública.

Ahora toca el turno a la reforma electoral.

Algunos piensan que será factible que la reforma político-electoral propuesta por el presidente de la República pudiera ser aprobada, contando también con los votos del PRI y algunos del PRD, que validaron que las Fuerzas Armadas se mantengan en las calles.

Me parece que no será así, porque la reforma electoral, más allá de lo bueno o lo malo, “atenta” contra los intereses, no de los ciudadanos que debería de ser lo importante, sino de los partidos políticos, concretamente del PRI, PVEM, MC, PRD y PAN.

A pesar de que una encuesta realizada por el Instituto Nacional Electoral (INE) confirma que la mayoría de los mexicanos está de acuerdo en las principales modificaciones contenidas en la iniciativa de reforma propuesta por AMLO, esta no pasará, o pasará “rasurada”, no como la mando el Ejecutivo federal.

Con ello, AMLO le endosará a la oposición su negativa para aprobar la reforma electoral, con un costo en votos para los partidos opositores; eso es seguro.

Según el sondeo que publica el periódico español El País en su edición de México, el 93% de ciudadanos apoya la propuesta de destinar menos recursos públicos a los partidos políticos; el 87% avala disminuir el número de diputaciones y senadurías a nivel federal; el 78% apoya que los consejeros y los magistrados electorales sean electos por el voto directo de la ciudadanía; el 74% acepta reducir los recursos que se le otorgan al INE.

Los puntos donde la iniciativa presidencial no encuentra un apoyo tan arrollador –aunque siempre mayoritario– están relacionados con la refundación del aparato de control electoral.

Por ejemplo, la propuesta de sustituir al INE por un nuevo Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC) centralizado es apoyada por el 52% de encuestados contra un 40% que se expresó en contra y muy en contra. Respecto de la desaparición de los institutos y tribunales electorales estatales, el 53% manifestó su acuerdo, contra un 43% en desacuerdo.

Lo que más les duele a los partidos es la propuesta de la eliminación del financiamiento público para gastos ordinarios de los partidos políticos. La medida puede tener un gran respaldo público, pues abona en la narrativa de quitar de la carga de los contribuyentes el sostén de las burocracias partidistas.

El efecto que tiene es que debilita a los partidos minoritarios, que tienen una menor base de militantes y, con el control de las autoridades electorales, puede permitir que se diseñen mecanismos para usar recursos públicos para apoyar a Morena.

Esa disposición también apunta a darle al partido en el poder ventajas de carácter permanente en la competencia electoral.

Por esas y muchas cosas más, no pasará; ya hasta la Iglesia católica se manifestó en contra. Y muy a pesar de que los encuestados, los ciudadanos, consideran necesaria una reforma electoral, esta no pasará, no tendrá el apoyo que logró la reforma de las Fuerzas Armadas.

Eso sí, queda en claro que los encuestados que van a favor de la reforma son las mismas que expresan una fuerte aprobación a la gestión de López Obrador.

Y aquí viene lo bueno, el impacto en Querétaro, porque la encuesta del INE solo confirma el fuerte apoyo popular que tiene AMLO, y que Morena espera se traslade a su candidato o candidata a la Presidencia de la República, en principio.

Pero también se replicará, o eso espera Morena, en apoyo a los demás candidatos: senadores, diputados federales, principalmente; y en Querétaro, de rebote, en los diputados locales y en las presidencias municipales.

En estos momentos, si la votación en Querétaro fuera (repito, en estos momentos), Morena en la entidad estaría en posición de ganar gran parte del Congreso local y algunas o muchas alcaldías.

Y no precisamente porque los morenos queretanos sean mucha piocha, no, sino por un efecto nacional; y en menor medida por un descontento en estos momentos, repito, de una gran parte de la ciudadanía, principalmente con lo relacionado a obras públicas y con algunos alcaldes como los de Corregidora y El Marqués, entre otros.

La elección que viene no será sencilla. Los números de Morena continúan con una tendencia al alza en Querétaro a pesar de ser uno de los cinco estados más anti-AMLO. Aquí el presidente tiene casi 50 por ciento de aprobación, cuando hace un mes tenía el 47, según Mitofsky; una aprobación alta queramos a no, y la realidad es que la elección federal arrastra a la local.

En este caso, si la candidatura por Morena a nivel nacional por la Presidencia de la República prende, jalará hacia arriba a los candidatos morenistas en Querétaro, por eso la lucha interna en Morena es como una cena de negros, porque siendo candidatos pueden ganar hasta sin hacer campaña; porque no importa el candidato, sino el partido, y obvio, la popularidad de AMLO.







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