Cualquier acto de corrupción que cometen los morenistas no sorprende ni a propios ni a extraños. Pero jamás se había presentado afrenta a la impartición de justicia. Fue develado un acto de corrupción de la ministra Jazmín Esquivel Mossa, quien para obtener su título de Licenciada en Derecho, “plagió” la tesis.

La ministra fue propuesta por el mismo presidente Andrés López Obrador y aprobada por el Senado de la República. Andrés tardó más de una década para terminar una carrera de 4 años 6 meses y poder titularse. Ya nada sorprende por parte de las autoridades de la 4T. La corrupción es el estigma que los distingue.

La ministra niega haber plagiado su tesis y no podía ser de otra manera. Corre el riesgo de la anulación de la misma y el título profesional. La secuencia y consecuencia legal, que los grados de Maestría y de Doctorado corran la misma suerte.

Conociendo el cinismo que caracteriza al presidente López, en lugar de sentirse “avergonzado” por la afrenta de su recomendada, resulta que la defiende, aludiendo, según él, a otros personajes que “han causado más daño”. Confesión y reconocimiento de culpa.

AMLO no es abogado e ignora todo sobre el Derecho y lo poco que conoce, lo desdeña; por esa razó,n burdamente confiesa y prefiere culpar a otros de “faltas más graves”.

Quienes han tenido oportunidad de contrastar la tesis de la ministra con la de Édgar Ulises Báez Gutiérrez, aseguran que existen múltiples coincidencias. Un año antes, este último presentó la tesis en la UNAM, que (todo parece indicar que sí) fue plagiada por la hoy ministra que pretende presidir la SCJN.

¿Fuego amigo? Resulta que nunca antes se filtró la bochornosa información. Vamos, ni cuando aspiró a magistrada, tampoco cuando fue presidenta del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Distrito Federal (cuando gobernaba el PRD con AMLO). Nada se supo cuando participó como aspirante a ministra de la SCJN.

¿Por qué ahora que busca la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se da a conocer el plagio de tesis? Gracias al reportaje de Guillermo Sheridan, publicado en Latinus, se viene a saber del plagio. Hasta hoy, AMLO no ha podido desmentir o probar lo contrario de todo lo denunciado en Latinus.

Al parecer habrá un juicio administrativo en la UNAM para determinar el destino de la ministra. Juicio en el que las partes deberán probar la veracidad de sus dichos. Respeto a la garantía de audiencia.

Las presiones de AMLO y la ministra serán enormes para que fallen en favor de ella.

Por lo pronto, el pasado 21 de este mes, la ministra subió a su cuenta de Twitter la justificación que de ella da la maestra Martha Rodríguez Ortiz, de la brillantez profesional y académica y la negativa a reconocer como cierto lo que se dio a conocer en la plataforma de Latinus, asegurando que la tesis de su alumna (¿copartícipe?) Jazmín Esquivel “es original”. Empezó la defensa del “plagio”.

En síntesis. De prosperar la acusación de plagio, la ministra perdería sus grados académicos que dependen de la Licenciatura en Derecho.

De lo contrario, como supongo así será, la señora seguirá gozando del salario de ministra y podrá seguir aspirando a presidir la SCJN; y cómo no ser así, el capo AMLO la apadrina.

El extremo, que todo quede en otra distracción mediática y no haya juicio administrativo en la UNAM, así que la señora ministra continúe siendo, como lo dijera la diputada federal de Morena, Yeidckol Polevnsky: “somos serviles con AMLO”.

Por lo tanto, Jazmín Esquivel es la candidata del presidente de la República para encabezar el combate a la “corrupción” en el Poder Judicial. Luego, políticamente, lo más probable es que sea electa presidenta de la SCJN. Emblema de corrupción que identifica a los funcionarios de la 4T.

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