El presidente López Obrador se la lleva de a “muertito”. No trabaja, siempre en campaña y en las mañaneras; y así se le ocurre enfermarse por tercera ocasión de Covid-19. Su “fuerza moral” no le ha servido como protección. Claro, carece de moral.
Ayer domingo, de campaña en el estado de Yucatán, tuvo que suspender su actividad proselitista. El contagio, dicen fuentes oficiales, no lo dejó; los médicos recomendaron descanso absoluto, así que se fue a descansar con todos los apoyos de los servicios médicos y medicamentos, como ningún otro mexicano. No va a hospitales públicos, son deprimentes. El servicio que prometió López, mejor que el de Dinamarca, no llega, no existe, no hay medicamentos: excepto para el presidente.
Las especulaciones sobre la enfermedad del presidente no se hicieron esperar. Más de alguno auguraba la inminente muerte.
Por falta de información veraz sobre la salud de AMLO, los rumores crecieron.
El inepto Jesús Ramírez, responsable de comunicación, aseguró que el presidente seguía “trabajando”, cuando el que trabaja de a “muertito” tuvo que regresar a la Ciudad de México para ser atendido con todos los recursos existentes.
El estado de salud de AMLO no es el deseable, sufre de varias enfermedades, por eso se la lleva de “muertito”; no trabaja, solo habla, habla y habla y constantemente anda de gira política.
Por un simple Covid-19 el presidente quedó “emparedado” mediáticamente. Nadie lo ve, nadie lo escucha. ¿Por qué no envía sus famosos videos en redes sociales? Por eso las enormes dudas de la verdadera enfermedad del presidente.
López Obrador sufre de varias enfermedades: hipertensión, angina de pecho, hipotiroidismo, gota y las que no dan a conocer.
AMLO tiene enfermedades como muchos mexicanos, con la enorme diferencia de que el presidente recibe la mejor atención médica que ningún otro mexicano; le prescriben y le dan medicamentos prohibidos para su venta, pero no para López.
Esa es la “fuerza moral” a la que aludía López-Gatell. No la supuesta fuerza que pretendió hacer creer el vocero del Covid-19. Había asegurado que al presidente no daba Covid-19 por su “fuerza moral”. La mentira no le duró a López-Gatell; según “datos oficiales”, es la tercera ocasión que se contagia y conste que no trabaja, se la lleva de “muertito”. Pero ha salido alegremente y reforzado por la atención médica de primera que recibe; para él no aplica la pobreza franciscana, no sabe ni conoce del IMSS-Bienestar. Sumado a la excelente alimentación gratuita que consume diariamente; su condición física es inmejorable, a pesar de sus enfermedades y de su edad.
En redes sociales hubo quienes describieron paso a paso todo lo que le sucedió a López Obrador, desde las supuestas rabietas de su esposa por infidelidades, la desatención a su menor hijo, el no festejo de cumpleaños de menor, la relación con la supuesta amante. ¡Uf! La telenovela de su vida en unas cuantas líneas. Y todo por la desinformación oficial. Ni el vocero Jesús Ramírez pudo atinar qué sucedía con la salud de López. Están tan acostumbrados a las mentiras que cuando deben decir la verdad no saben qué decir ni cómo rendir un informe real, oportuno, veraz y objetivo.
Por eso los inquietos que navegan en redes sociales lanzaron toda clase de hipótesis. El deporte de la información “fake” era incontenible. Describieron verdaderas historietas en unos cuantos minutos. ¿Y la verdad? Esa era ocultada por la gente cercana al presidente.
Lo cierto es que por un simple Covid-19, el presidente interrumpió su gira proselitista y lo regresaron a la Ciudad de México para su privilegiada atención médica. Un mexicano “fifí” de primera.
Por eso el secretario de Gobernación tuvo que desahogar la odiosa mañanera este lunes, mientras el otro López sigue tranquilamente descansando, llevándola de a “muertito”.
Y las especulaciones sobre el posible sucesor no dejaban de circular en redes, describiendo el contenido de la Constitución. Para luego especular ¿quién conviene como sucesor de López? Es mejor que regrese a que otro tome el poder. Aun en pleno descanso, el enfermizo AMLO manipula la agenda nacional. ¿No será una terapia para descansar de la golpiza política y jurídica que recibió la semana pasada?
Una razón más para que no funcione el INAI. La salud del presidente de la República es asunto de Estado y deberá quedar registro de sus enfermedades.
Sin organismo de transparencia, no se podrá saber oficialmente nada. Y luego, la señora ministra Loretta Ortiz negó al INAI la posibilidad de funcionar con 4 de 7 comisionados; claro, es amloísta de corazón y tiene que cumplir con el capricho de AMLO: que no funcione el órgano de transparencia. Habrá que esperar a que resuelva el pleno de la SCJN.
Conclusión. El presidente López Obrador se la lleva de a “muertito” y se hace el “muertito” para no trabajar.
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Abr 23
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