Este lunes iniciaron “formalmente” las sucias e ilegales campañas electorales de las “corcholatas” del presidente López Obrador, con el auspicio abierto del INE. Tendrán una duración de dos largos meses de posicionamiento electoral en toda la República Mexicana. Hubo quien no respetó sus propios acuerdos, desesperados adelantaron su campaña mediática.
Campañas que las inició el mismo presidente de la República desde la cúpula del poder político, desde la tribuna oficial del Poder Ejecutivo. Desde entonces viene la ilegalidad. AMLO ha evadido cualquier irresponsabilidad cometida. Se “ampara” en su investidura presidencial.
Si bien en cierto que los expertos en materia procesal electoral pudieran especular sobre vacíos legales de la LGIPE, lo cierto es que también existe el articulado que prohíbe y sanciona los abusos que cometan los partidos políticos, dirigentes y militantes.
La “máscara” que cubre la ilegalidad es la campaña interna de los aspirantes a ocupar una coordinación y no la candidatura a la Presidencia de la República. El engaño abierto que el INE solapa, bajo la artimaña de prevenir a Morena y sus “corcholatas” para que respeten la ley.
Por doquier existe publicidad para dar a conocer rostros de desconocidos hasta hace algunos meses, la mediatización y sobreexposición que prohíben las normas legales y la misma Constitución, sobre todo tratándose de inequidad. Pero como son “campañas internas”, entre morenistas evaden la responsabilidad autorizada por el mismo INE. Campañas que, sin embargo, son abiertas a toda la población.
Los medios de comunicación se disputan la primicia de las declaraciones de las “corcholatas”, publicidad gratuita que abona al quebrantamiento de las normas. Todos los medios nacionales impresos, los digitales, la radio y la televisión difunden y mediatizan las imágenes de los contendientes a ocupar una “coordinación”, cuando a ciencia cierta se sabe, se conoce que quien logre el “triunfo” en la campaña político-electoral que ya inició bajo las reglas de Morena, previamente impuestas por el mismo presidente López, será él o la candidata a la Presidencia de la República.
Nacerá o iniciará viciado el proceso electoral en septiembre próximo.
La oposición en la alianza Va Por México comienza esta semana a trabajar para encontrar el método de operación de la alianza electoral con la obligada y necesaria participación de la sociedad civil organizada. Por primera vez la sociedad organizada será actor importante en la contienda de 2024.
AMLO y Morena, no puede uno entender el uno sin el otro, son los que han ensuciado un proceso electoral que aún no inicia.
La incertidumbre democrática, política, social y jurídica generada desde la misma Presidencia de la República. El caos hace presa del desorden presidencial, en tanto López Obrador también se dedica a seguir criticando al pasado de sus ineptitudes, incapacidades, rapacidades, habiendo convertido a su administración en una de las peores de la historia.
En un vilo la incipiente democracia mexicana. Siempre serán perfectibles las leyes. Mucho de lo que hoy contienen, fue a propuesta de las minorías, todo por la búsqueda de consensos políticos, algo que hoy no existe en el gobierno de la transformación, empeñado en destruir las instituciones y libertades ciudadanas; esta vez, Morena y el presidente han arrasado a las minorías parlamentarias, algo por lo que siempre habían luchado, característica que distingue a los regímenes de izquierda, exigen democracia, y cuando acceden al poder la cancelan para eternizarse ilegalmente en ese poder que desbordan en perjuicio de todos aquellos que gobiernan.
El mismo camino llevan Andrés López Obrador y su movimiento. Ensucian todo a su paso, destruyen las instituciones que garantizan libertades, todo en aras de los pobres que resultan un simple instrumento al servicio del poder, los más castigados; la pobreza y las necesidades aumentan hasta convertir al pueblo en “mendigos del gobierno”.
Las campañas electorales adelantadas y sucias inequívocamente van por el rumbo de la destrucción, y entre aquellos que levantan la mano para recibir migajas y los apáticos, terminan por renunciar a sus derechos humanos que después, a destiempo, reclaman por su vigencia y terminan huyendo del país que dejaron morir en manos de los tiranos. Cuba, Nicaragua y Venezuela, entre otros, son el vivo ejemplo de esa destrucción.
¡Aún estamos a tiempo! Aún podemos salvar a México de las garras del socialismo que todo destruye a su paso.
19
Jun 23
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