[Tras la Verdad] La SCJN deja a AMLO sin argumentos jurídicos; permea la ignorancia y mala fe

El 27 del mes pasado escribí el análisis y reflexión del requerimiento que realizó AMLO por medio de Luisa María Alcalde, secretaria de Gobernación, para que los ministros le informaran el porqué ellos tenían un salario superior al de él, que violaban el artículo 127 constitucional.

No se necesitaba ser experto en Derecho Constitucional para saber que en la respuesta, que sí la hubo (planteé la posibilidad de que ignoraran la solicitud), sería exhibida la ignorancia y protagonismo, además de la soberbia de ambos servidores públicos.

El fondo del tema sigue siendo político, que lo jurídico está resuelto hace mucho. AMLO no quiere entender que debe someterse al imperio de la Constitución y las leyes, no a sus caprichos personales que rayan en la estupidez, pero que políticamente le reditúan, al desacreditar ilegalmente y vituperar sin razón alguna a los ministros, todo porque sus emolumentos, según el peticionario de información, son superiores a las que percibe López Obrador.

Por instrucciones del Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y en atención al oficio dirigido a la SCJN, por virtud del cual solicitaron informar las acciones que ese alto tribunal ha realizado a efecto cumplir con lo previsto en el artículo 127 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el secretario general de Acuerdos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, licenciado Rafael Coello, dio puntual respuesta, fundada y motivada a la descabellada petición de información.

Para empezar, le dijo a la secretaria de Gobernación que, en principio, se le comunicaba que los preceptos citados en dicho escrito no constituyen el fundamento jurídico de la secretaría para realizar la petición de esa naturaleza a la SCJN.

Con fundamento jurídico, Rafel Coello le dijo ignorante a Luisa Alcalde. Por supuesto que le asiste la razón legal. Así lo expuse en la columna de referencia.

En 19 párrafos, la Corte destruyó todos los falsos alegatos de López Obrador y su secretaria de Gobernación. Una vergüenza innecesaria. Pero para AMLO fueron argumentos “leguleyos”. El neófito, ignorante del Derecho Positivo Mexicano, simplemente desacredita los razonamientos y fundamentos de Derecho que le propinaron para decirle, en pocas palabras: primero informe usted, Presidente, ¿a cuánto ascienden sus emolumentos?

La cortesía política. Para fortalecer el diálogo entre poderes, con base en el artículo 134 constitucional, no obstante, le rindieron la información, por medio de la cual exhibieron la mala fe e ignorancia de los funcionarios del Poder Ejecutivo.

Luego vinieron, puntualmente y como debe ser, los argumentos y la fundamentación a la insulsa e ilegal petición de información pública.

Por ejemplo, que los diputados federales se negaron a dar información de ello, orden que recayó en una sentencia. Luego, sigue siendo un misterio la cantidad que percibe como emolumentos, no como salario, el señor López Obrador.

Mucho se ha escrito de las cantidades millonarias que se conjugan con el salario, tan solo por darse el lujo de vivir en Palacio Nacional, mantener a su familia, no pagar por su alimentación. Vamos, AMLO no gasta un solo peso de su salario, todo se paga del presupuesto federal. Presume que su esposa cobra su “salario”. ¿Y los emolumentos? Nada.

Luego, advirtieron que son poderes públicos autónomos; por lo tanto, el Ejecutivo no tiene facultad alguna para solicitar el ilegal y atrevido informe. Para rematar, le dicen a Luisa Alcalde que los montos de los salarios de todos los servidores públicos son “públicos” y están en el Decreto del Presupuesto de Egresos Federal. Nuevamente: ¡Ignorantes!

Por cortesía y colaboración entre poderes, le dieron a conocer que, como racionalidad del gasto público, desde el año de 2018, los 11 ministros se redujeron un 25% el salario. Otra vez exhibida la perversidad de AMLO y “pobreza” de conocimiento (en ignorancia legal y política), pero poderosa políticamente.

Le tuvieron que recetar minuciosamente 2 fracciones del artículo 127 Constitucional, para que entiendan la diferencia entre salario y remuneración.

Fracción I: “Se considera remuneración o retribución toda percepción en efectivo o en especie (¿sabrán que es especie?), incluyendo dietas, aguinaldos, gratificaciones, premios, recompensas, bonos, estímulos, comisiones, compensaciones y cualquier otra, con excepción de los apoyos y gastos que sean propios del desarrollo del trabajo y los gastos de viejas en actividades oficiales” (viáticos).

Fracción II: “Ningún servidor público podrá recibir remuneración, en términos de la fracción anterior por el desempeño de su función, empleo, cargo o comisión, mayor a la establecida para el Presidente de la República en el presupuesto correspondiente…”

Cual colofón, el secretario general de Acuerdos de la SCJN les recordó que fue declarada la invalidez de varios artículos de la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos. Habida cuenta, el Poder Legislativo “nunca estableció los parámetros objetivos para fijar remuneraciones que garanticen las características que exige dicho numeral constitucional, empezando por el Presidente de la República, lo que influye en todo el sistema de remuneraciones, porque su remuneración es referente máximo para la determinación del resto de salarios del servicio público, permitiendo con ello una discrecionalidad con potencial de afectación a la eficacia y calidad de la función pública”.

Conclusión. Los responsables del problema son los legisladores de Morena que no han querido determinar con meridiana claridad, con precisión presupuestal a cuánto ascienden los emolumentos del Presidente de la República; para de ahí poder tasar los emolumentos de otros servidores públicos.

Andrés López Obrador, a la respuesta fundada y motivada de la SCJN la calificó de argumentos “leguleyos”.

La verdad sigue siendo todo un misterio el “agujero negro” que representan los emolumentos reales y objetivos del Presidente de la República. Niegan revelar, en pesos, cuántos millones se embolsa mensualmente. Sus legisladores forman parte de contubernio que les sirve para ocultar los emolumentos de AMLO, para así molestar ilegal e injustamente a los ministros. Mientras, las focas le aplauden sin cesar.

Una vez más, AMLO vuelve a perder frente a la SCJN; ratificó su ignorancia, ser falsario y temerario calumniador. ¡Ah, pero cómo se entretiene y entretiene a los medios de comunicación con asuntos intrascendentes!







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