Cual más festeja el “regreso” de Marcelo a Morena. Lo cierto es que nunca se fue; por lo tanto, no puede regresar el que no se ha ido. Incluso López Obrador festejó el regreso.
Todo es felicidad entre morenistas porque Ebrard decidió no abandonar el partido de su jefe político y generar más divisiones.
Lo adelanté. Hubiera sido el suicidio político. En cambio, una vez doblado hasta casi quebrarse, anunció que volverá intentar ser candidato de Morena en 2030.
También comenté que Marcelo Ebrard tiene su grupo político, aunque la candidata de AMLO lo niegue. Una razón de peso político para no abandonar el vientre morenista; requieren seguirse amamantando. Ahora a la negociación de los demás cargos en juego para las elecciones de 2024.
Desafortunada la declaración de la señora candidata de López y de Morena a la Presidencia, al negar la realidad de la existencia de los grupos al interior de Morena; recordemos que todas las tribus del PRD migraron a Morena, nunca han dejado de existir. Por eso López creó su propio partido, dado que el PRD ya no le daría la tercera oportunidad para volver a ser candidato a la Presidencia. Lo mismo sucede en todos los partidos políticos, nada nuevo. Lo malo es no reconocer la realidad. Solo le faltó asegurar que ella tiene “otros datos”.
Que el proceso “interno” de Morena para designar a la candidata fue sucio y desaseado, más que cierto. Una verdad inocultable.
El gobierno de AMLO operó en favor de la designada por el mismo que organizó la “contienda”, proceso que solo sirvió para exhibir las debilidades al interior de ese partido (fraude maquinado, delitos electorales, acarreos, intervención abusiva del gobierno, uso de recursos y funcionarios públicos) y volver a descubrir la farsa “democrática” a la que tanto alude el dueño de ese partido.
Marcelo quedó “conforme” con que su partido le diera la razón y aceptara la existencia del “cochinero”, en la resolución que emitió la comisión de “Honestidad y Justicia”. Resolvieron que iban a investigar para castigar. ¡Falso! La orden vino desde la misma Presidencia; luego, no habrá sanciones. La obra de teatro concluyó.
Eso fue suficiente para que Marcelo volviera, eso sí, al activismo político. Ahora vienen las negociaciones para los integrantes de su “grupo político”. Haberlos dejado huérfanos también era desampararlos y dejarlos en estado inanición política. Marcelo perdió de todas, todas. Solo le queda rescatar, como dice el dicho, “de lo perdido a lo hallado”.
Pero, con quién negociará las posiciones políticas. Vamos, la repartición del “pastel”.
Después de lo sucedido con la repartición de las 9 candidaturas a los gobiernos de los estados (Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán) y la Ciudad de México, es claro que AMLO continúa ejerciendo el poder de decisión en la repartición de las candidaturas. Vergonzosamente, López no le dejó nada a su candidata.
El supuesto “bastón de mando” sigue bajo el dominio del presidente y no de la aspirante, la cual bien puede perder la elección de 2024 (está en riesgo), dado que no levanta ni con la campaña que hace López desde la tribuna de las mañaneras, aunque otros afirmen lo contrario. Cinco años en campaña no le fueron suficientes.
Si AMLO deja sola a su candidata, irremediablemente se cae y eso le puede suceder en el proceso de campaña; así que todos aquellos que logren el triunfo en las urnas no tendrían “madrina, sino padrino”; por ello el presidente no ha soltado el mando y su candidata seguirá igual de gris que siempre, dependiendo de lo que decida su creador.
López Obrador intentará el “Maximato” con la designación de las candidaturas. A él deberán agradecer el día de mañana y no a su candidata, que bien puede perderse en las elecciones. Claro que el presidente le apuesta a seguir mandando aun después de dejar el cargo en septiembre de 2024, por eso puso a su fiel y leal candidata e inventó el truco de las encuestas.
Así que Marcelo Ebrard volverá al regazo de López para pedir candidaturas (no negociar) para su grupo, ese grupo cuya existencia desconoce la candidata de Morena y que ni en la CdMx que gobernó le respetó a su candidato Omar García, a quien dejaron fuera de la jugada. Los grupos o “tribus” decidieron por una mujer. Contundente la derrota de la señora que lleva 5 años en campaña.
AMLO se dijo feliz porque Marcelo no dejó las filas de Morena y este no podía desperdiciar su capital político, más cuando amenazó en conferencia de prensa con regresar en 2024 a buscar la misma candidatura que no le quiso dar su “carnal”. El presidente quiere sumisión y obediencia después de dejar el cargo, solo su candidata le puede ofrecen esa garantía.
Conclusión. Los morenistas aceptaron que su proceso interno fue un “cochinero”, que ya no lo podían limpiar, eso fue suficiente para doblegar a Marcelo Ebrard. Ahora en espera de candidaturas para él e integrantes del grupo de damnificados políticos cuya existencia desconoce la candidata de Morena.
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Nov 23
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