[Tras la Verdad] Propagandistas disfrazan campaña política

La idea de los propagandistas, influir en el ánimo de la gente haciéndose pasar como colaboradores, analistas o conductores de programas en distintos medios de comunicación.

Muchos de ellos son simples invitados, dado su prestigio; otros más pagan por el espacio, y quienes son contratados por las empresas, vamos, son empleados, regularmente por honorarios.

Gente proclive a Morena, o bien, abiertamente morenistas, o simplemente contratados, se han incrustado en muchos medios de comunicación de “prestigio” y cobertura nacional.

Durante sus participaciones televisivas, radiofónicas o por escrito, dejan ver claramente cuál es su misión: la publicidad política.

Lo podemos ver con mucha claridad, por ejemplo, en el programa radiofónico mañanero de Ciro Gómez Leyva. Dos de sus “colaboradores”, Epigmenio Ibarra y Arturo Zaldívar solo atinan a comentar de la Cuarta Transformación, de sus “bondades”, la defensa de la candidata oficialista y la crítica constante en contra de la candidata de la oposición. Vaya que es un descaro. Campañas de publicidad político-electoral, lo cual prohíbe la ley, pero bajo el disfraz de colaborador en el medio radiofónico, pretenden pasar inadvertidos.

No resulta casual que, por ejemplo, Epigmenio, publicista de AMLO, ahora sea colaborador de Ciro Gómez. Evidentemente que hay acuerdos inconfesables. Podría pensarse que de “buena fe” Ciro lo invitó. ¿Será? ¿Por qué nunca antes si ambos son viejos en los medios de comunicación? ¿Por qué ahora en tiempos electorales?

Epigmenio no se cansa, en cada programa, de hablar de la 4T, de las supuestas maravillas y criticar a la oposición. Y cómo no hacerlo si AMLO le consiguió un crédito por 150 millones de pesos de dinero público. Crédito que tiene serios atrasos. El publicista Epigmenio solo comenta de temas del gobierno federal y la destrucción en contra de la oposición sin disimulo alguno.

La reciente adquisición de Ciro Gómez Leyva (en Radio Fórmula) de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, exministro, declarado abiertamente afecto a las políticas de AMLO, quien traicionó a la SCJN para incorporarse a la campaña de la candidata oficialista. Le abrieron el codiciado espacio radiofónico en calidad de “colaborador”. ¿Coincidencia? Por supuesto que no, son acuerdos inconfesables.

La publicidad oficialista incrustada hasta la médula en muchos de los medios de comunicación privados.

Los tendenciosos sesgos políticos. La semana pasada, la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y Televisión dio a conocer un documento en el cual manifestó su preocupación por las tendencias de los conductores del programa oficial llamado La Hora Nacional, que se transmite todos los domingos. Programa controlado por la Secretaría de Gobernación, sí, por la inútil Luisa María Alcalde.

Ellos, los de la CIRT, detectaron que (vaya que sí) los conductores del programa, Leonora Milán y Javier Ramírez, constantemente realizan comentarios en pro de la candidata oficialista. Siempre en su defensa, por lo cual, antes de que el INE los llegue sancionar, lanzan la advertencia por la parcialidad con la que se conducen los protagonistas (publicistas) del programa. Así que propusieron suspender el programa dominical durante el tiempo que resta del proceso electoral, dada la prohibición legal.

La oposición interpuso su queja en el INE, la Comisión de Quejas y Denuncias no quiso entrar al fondo. Exhortaron a las empresas radiofónicas que reproducen el programa, solo el Grupo Radiópolis atendió el exhorto de la cámara.

AMLO, como siempre, el principal publicista de su candidata. Volvió a ser sancionado por el INE y lo obligaron a “bajar” de las redes varios de sus pronunciamientos abiertamente político-electorales, el denuesto. Volvió a quejarse de la medida. ¡Quieren censurarlo! Que el INE es como la Santa Inquisición.

El presidente retó a la Comisión de Quejas y Denuncias que, dijo, “acaba de resolver que yo no hable aquí de oligarquía corrupta”. Y pidió, en la liturgia de las mañaneras, su principal instrumento propagandístico, para que los reporteros le ayuden a encontrar un sinónimo. Así de sinvergüenza el publicista que se olvidó de gobernar.

Las encuestas, otro instrumento a su alcance. Muchas de ellas claramente manipuladas para distorsionar la realidad. Sean estas o aquellas, muchas son disparatadas. ¿La intención? Inducir a la población la idea de ser inalcanzable la “corcholata”. ¿Por qué? Nuevamente, manipular la información.

Lo cierto, si la oficialista lleva más de 5 años en campaña y con todo el respaldo del gobierno, es natural que en las encuestas salga con algunos puntos a favor; totalmente natural. Aquí no cuentan las propuestas, nada, simplemente a quién conocen más; y la “corcholata”, colgada de las mismas propuestas del presidente. Mientras que Xóchitl tiene que navegar a contracorriente, más los críticos oficialistas incrustados en los medios. No falta quienes tendenciosamente comentan que en el equipo de la “corcholata” todo son acuerdos, mientras que con la oposición hay muchos desacuerdos. No aclaran que en la campaña oficial todo es vertical, nada se aprueba sin el consentimiento del presidente, contrario con el equipo de Xóchitl, se privilegian los consensos entre distintas fuerzas políticas y el respaldo ciudadano. Vaya disparidad, eso lo dan conocer.

Conclusión. Los oficialistas del gobierno de la transformación se han incrustado en muchos medios de comunicación para ayudar a la candidata del gobierno.

¿A qué le temen si, según ellos, lleva una ventaja inalcanzable? Las cosas no son como las pintan.







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